Maine se lanza al espacio: ¿puede convertirse en la próxima meca aeroespacial de EE. UU.?

La Maine Space Corporation apuesta por lanzamientos desde el mar, satélites polares y una economía espacial sostenible en Nueva Inglaterra

Una nueva frontera para el estado más septentrional del este

Históricamente conocida por sus paisajes costeros, sus pescaderías y su industria maderera, Maine está dando pasos decididos hacia una transformación radical: convertirse en un referente nacional de la industria espacial. El motor detrás de este impulso es la Maine Space Corporation (MSC), una agencia cuasi-gubernamental creada en 2022 con una misión ambiciosa: establecer al estado como un núcleo para el lanzamiento de vehículos ligeros y pequeños satélites hacia la órbita polar.

¿Por qué Maine?

Puede parecer una elección poco intuitiva, pero en realidad Maine tiene ventajas geográficas únicas para lanzar cohetes hacia la órbita polar. Según explica el profesor David Batuski, físico de la Universidad de Maine, la forma curvada de la costa y la localización septentrional del estado permiten lanzar cohetes directamente hacia el sur sin sobrevolar zonas pobladas, lo que reduce riesgos logísticos y la necesidad de combustible. Esto convierte a Maine en una especie de puerta de entrada ártica hacia el espacio.

La órbita polar, clave en misiones de vigilancia climática, reconocimiento satelital y observación global, está adquiriendo cada vez más relevancia en una industria espacial cada vez más descentralizada y comercial.

El lanzamiento desde el mar: ingeniería, logística y diplomacia comunitaria

Uno de los aspectos más innovadores de la estrategia de MSC es su apuesta por los lanzamientos marítimos. Junto con su socia, la startup The Spaceport Company, planean usar plataformas móviles flotantes que evitan los conflictos de uso del suelo que surgieron en comunidades costeras como Steuben y Jonesport, donde los habitantes prohibieron los lanzamientos tras múltiples preocupaciones medioambientales y pesqueras.

Según Tom Marotta, CEO de The Spaceport Company, un sistema marino evita la «congestión» de los pocos puertos espaciales terrestres certificados por la FAA (Administración Federal de Aviación) en suelo estadounidense. Estos puertos flotantes permiten transportar cohetes de bajo peso—unos 30 metros de altura— y lanzarlos a entre 30 y 160 kilómetros mar adentro, entrando así en aguas federales y evitando, en muchos casos, estrictas normativas locales.

Una industria en expansión: cifras en órbita

En 2023, EE. UU. lanzó más de 2.200 objetos al espacio, entre satélites, sondas, cápsulas y módulos, una cifra que contrasta con las menos de 100 misiones espaciales que se realizaban hace tan solo una década (Our World in Data).

La tendencia muestra que los vehículos pequeños, de bajo costo y lanzamientos frecuentes están sustituyendo a las grandes misiones del siglo XX. Empresas como bluShift Aerospace, con sede en Brunswick, Maine, promueven cohetes que usan biocombustibles no tóxicos en lugar de las tradicionales mezclas de queroseno y oxígeno líquido.

MSC: innovación, desarrollo y presupuesto

MSC fue fundada con miras a crear más de 5,500 empleos en dos décadas y más de 500 solo para 2030. La agencia ya ha recibido una subvención de $426,000 del Instituto de Tecnología de Maine y $29,000 del Maine Space Grant Consortium, entre otros ingresos. Actualmente, MSC avanza en la construcción de un centro de pruebas multidisciplinar en Brunswick Landing y está evaluando el uso compartido de plataformas marítimas bajo un modelo de suscripción.

La clave de su éxito reside también en cómo articula relaciones con empresas locales como Valt Enterprizes y socios internacionales como Promin Aerospace (Ucrania). Además, MSC ha mostrado disposición de colaborar con el recién fundado Parque Aeroespacial John F. Kennedy de Presque Isle, financiado por la Administración de Desarrollo Económico de EE. UU.

Una economía espacial regional para Nueva Inglaterra

Además del impulso técnico y logístico, la Maine Space Corporation quiere consolidar una cadena de valor aeroespacial. Esto incluye centros de análisis de datos, investigación atmosférica, desarrollo de hardware satelital y clústeres industriales. MSC también trabaja en atraer talento y establecer centros de pruebas donde se puedan simular condiciones espaciales, desde vibraciones intensas hasta temperaturas extremas.

Parte del enfoque de MSC es también convertir a Maine en un polo de innovación regional que puede integrar a otros estados como Vermont, New Hampshire y Massachusetts.

¿Qué pasa con la regulación?

A pesar del entusiasmo, vivimos en una era de ambigüedad regulatoria. Ni el Departamento de Recursos Marinos de Maine ni el Departamento de Protección Ambiental tienen autoridad clara sobre actividades espaciales. De hecho, el gobierno de Trump firmó en 2024 una orden ejecutiva para reducir restricciones federales al crecimiento de esta industria. Esto ha generado preocupaciones sobre el impacto medioambiental y el equilibrio entre innovar y proteger ecosistemas locales.

MSC asegura estar redactando un conjunto propio de principios medioambientales, con un enfoque preventivo. Su misión estratégica estipula públicamente que cualquier análisis de impacto ambiental debe presentarse antes del desarrollo de infraestructura.

La Senadora demócrata de Cumberland, Mattie Daughtry, declaró que MSC tiene «las normativas medioambientales más estrictas del país en cuanto a puertos espaciales». Una afirmación ambiciosa, pero que resuena con la reputación ambientalista de Maine.

El Futuro Espacial: entre el potencial y la polémica

El despliegue de MSC y sus socios no ha estado exento de fricciones. La resistencia en áreas donde la pesca es una fuente de vida demuestra que aún existe una brecha entre la innovación tecnológica y la aceptación comunitaria. Científicamente viable o no, el éxito del proyecto dependerá tanto de cohetes y satélites como del diálogo con las comunidades.

Mientras que otros estados (como Texas o California) han liderado históricamente la exploración del espacio, Maine podría convertirse en el laboratorio del futuro para misiones polares, lanzamientos seguros y sostenibles, y una industria espacial descentralizada.

En palabras del director ejecutivo de MSC, Terry Shehata: "La nueva economía espacial es otra revolución industrial; la pregunta es si Maine se sube a ese tren o ve cómo pasa de largo".

Por ahora, todo indica que Maine no está dispuesto a quedarse en la estación.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press