Trump, los rumores de salud y el nuevo villano favorito: la Inteligencia Artificial
Entre ventanas selladas, videos virales y teorías digitales, el expresidente de EE.UU. vuelve a dominar titulares con una mezcla explosiva de política, tecnología y espectáculo
Un presidente, muchos rumores
En el mundo hiperconectado de hoy, el silencio de un expresidente como Donald Trump por más de 48 horas es prácticamente una anomalía. Y eso fue exactamente lo que desató rumores en redes sociales: su ausencia de eventos públicos durante varios días a principios de septiembre de 2025.
Las redes sociales ardieron con teorías conspirativas alrededor de su salud y su paradero. Fue tal la viralidad que incluso se llegó a especular sobre su posible muerte. ¿Y qué hizo Trump ante los rumores? Los enfrentó como solo él sabe: con una dosis de show, negación estratégica y, esta vez, echándole la culpa a un enemigo moderno: la inteligencia artificial (IA).
El video: ¿evidencia o ficción?
Todo comenzó con un video aparentemente captado desde el exterior de la Casa Blanca, donde se ve cómo se arrojan una bolsa negra y un objeto blanco desde una ventana en el ala este. La escena generó una avalancha de teorías, desde limpieza profunda hasta encubrimientos de escándalos.
Lo más impactante no fue el contenido del video, sino la respuesta de la propia Casa Blanca, que inicialmente confirmó a varios medios que se trataba de un contratista haciendo mantenimiento. Pero más tarde, Trump contradijo esa versión asegurando que el video era falso y generado por IA:
“Tiene que ser falso. Esas ventanas no se abren. Son a prueba de balas y cada una pesa más de 250 kilos.” — Donald Trump
La contradicción entre la Casa Blanca y el propio Trump no hizo más que intensificar el revuelo. ¿Quién dice la verdad?
IA: excusa o nueva cortina de humo
En un giro fascinante, Trump utilizó el concepto de “deepfakes” y videos manipulados como argumento para desestimar el video viral. “Si pasa algo malo, ¡solo culpen a la inteligencia artificial!”, dijo.
No es una afirmación sin base real. Según el experto en desinformación digital, Hany Farid, de la Universidad de California en Berkeley, el video no muestra señales evidentes de haber sido generado por IA. Las sombras, el movimiento y la estructura de fondo parecen auténticos:
“Las sombras en la escena, incluido el bolso arrojado, son físicamente consistentes. El movimiento de las banderas no tiene los signos típicos de los videos manipulados por IA.” — Hany Farid
Pero, ¿a quién le importa la verdad cuando lo que se instala en la opinión pública es la narrativa viral?
Una salud rodeada de dudas
La preocupación por la salud de Trump tampoco es nueva. Desde que ocupó la presidencia entre 2016 y 2020, ha sido hermético con respecto a sus informes médicos. En 2015, lanzó una carta de su doctor, exageradamente elogiosa, que decía que sería “el individuo más saludable jamás elegido para la presidencia”.
En septiembre de 2025, lo que generó aún más sospechas fue que en sus pocas recientes apariciones públicas, se le vio con moretones en la mano derecha y algo de hinchazón en los tobillos. Gente cercana a Trump y su vocera explicaron que se debía a una condición llamada insuficiencia venosa crónica, que afecta a millones de adultos mayores al dificultar el retorno de la sangre al corazón.
Además, atribuyeron los moretones al “uso frecuente de aspirinas” y “dar muchas apretones de mano”. Una explicación razonable, pero otra vez fue opacada por especulaciones virales, en parte alimentadas por su propio silencio prolongado.
“Truth Social”: medio oficial de desmentida
Aunque Trump haya permanecido fuera del ojo público durante algunos días, no estuvo en silencio digital. Hizo varias publicaciones en su red social Truth Social, donde escribió textos que llamó “Truths” (Verdades), algunos de ellos largos y otros “profundos”, según sus propias palabras.
En uno de estos mensajes, publicó en mayúsculas: “NUNCA ME HABÍA SENTIDO MEJOR EN MI VIDA”. No obstante, para muchos, estas expresiones solo aumentan la percepción de que intenta tapar algo.
Historias pasadas que no ayudan
Trump ya ha enfrentado otros episodios de salud con poca transparencia. En 2020, cuando fue internado por COVID-19 en el hospital militar Walter Reed, la Casa Blanca ocultó la caída en sus niveles de oxígeno y su verdadero estado de gravedad. Fue solo tiempo después cuando reportes periodísticos revelaron que estuvo mucho más enfermo de lo que se informó originalmente.
Ese patrón de secretismo alimenta las dudas y explica por qué basta una pequeña anomalía, como tres días sin verlo, para que estallen las redes sociales con preguntas como: “¿Está vivo Trump?”
La primera dama y las ventanas selladas
Lo curioso es que ya se había hablado antes sobre las ventanas selladas en la Casa Blanca desde la era Obama. En 2015, Michelle Obama dijo en el programa de Ellen DeGeneres que esperaba con ansias poder viajar en coche con la ventana bajada porque “las ventanas de nuestra casa no se abren”.
Eso respaldaría el argumento de Trump de que esas ventanas no se pueden abrir fácilmente. Pero, si no se pueden abrir, ¿cómo se lanzó esa bolsa por la ventana? ¿Por qué primero se dijo que era un contratista?
IA y política: un cóctel explosivo
La idea de que Trump aprovechara la existencia de tecnologías de inteligencia artificial para negar hechos visuales tiene más implicancias de lo que parece. Muestra un nuevo paradigma en la era política moderna, en la que los datos, las imágenes y los videos pueden ser cuestionados incluso si son reales.
Como dice el filósofo contemporáneo de la tecnología Neil Postman, vivimos en una “cultura del espectáculo”, donde la percepción a menudo importa más que la verdad. Y Trump lo ha entendido y manejado como nadie.
La obsesión por el control cultural
Donald Trump ha manifestado a lo largo de su carrera una necesidad continua de controlar cada narrativa, cada historia. Desde manejos mediáticos hasta acusaciones infundadas de fraude electoral, su forma de actuar se configura como un intento de moldear la realidad desde su punto de vista. Ahora, con la existencia de profundas herramientas digitales como los deepfakes, tiene una salida cómoda: acusar a la IA.
Cualquier vídeo incómodo puede ser etiquetado como falso. Cualquier aparición ausente puede ser justificada con publicaciones en redes. Y cualquier inquietud sobre su salud puede ser desestimada por “fake news”.
¿Qué tan reales son los límites entre verdad y ficción?
Este episodio deja abierta una pregunta crítica: ¿cómo distinguimos lo real de lo falso en la era de la información digital? La inteligencia artificial permite desinformar con una precisión escalofriante, y en manos de figuras públicas capaces de torcer la narrativa, puede convertirse en un arma política extremadamente poderosa.
La desinformación se mueve más rápido que la verdad. Según un estudio del MIT, las noticias falsas se propagan un 70% más rápido en Twitter que las verdaderas, y tienen un 35% más de probabilidades de ser compartidas.
Trump, IA y 2024: un vistazo al presente con aroma a futuro
Estos acontecimientos sientan un precedente de alto riesgo para el clima político estadounidense rumbo a las elecciones de 2024. En vez de negar lo evidente de manera frontal, ahora los líderes pueden hacerlo recurriendo a una narrativa tecnológica.
Y con Trump como figura principal, el clima de confusión, desinformación y espectáculo seguirá latente. Porque, como él bien lo dijo en tono jocoso: “Si pasa algo malo... solo culpa a la IA”.