África entre generaciones: la juventud vibrante de Uganda y el desafío silencioso del envejecimiento
En un país donde la mitad de la población tiene menos de 18 años, los abuelos —a menudo olvidados— se convierten en padres por segunda vez.
Demografía contrastante en Uganda: la nación más joven del mundo
Uganda, con una población aproximada de 43 millones de personas, es uno de los países con mayor porcentaje de jóvenes del mundo. Según UNICEF, el 75% de la población tiene menos de 35 años y casi el 50% son niños. Este fenómeno no solo refleja una explosión demográfica sostenida, sino también el resultado de programas sociales exitosos que han disminuido las tasas de mortalidad infantil de manera significativa en las últimas décadas.
Vacunaciones masivas, distribución de mosquiteros para el control de la malaria y campañas de concienciación sobre salud pública han sido fundamentales en este cambio. Según datos del Ministerio de Salud de Uganda, la mortalidad infantil ha caído de 122 por cada 1,000 nacidos vivos en 1990 a 43 por cada 1,000 en 2022.
Los abuelos de Uganda: sobrevivientes y cuidadores silenciosos
Mientras las cámaras enfocan con entusiasmo a la juventud, la otra cara de Uganda resuena en el silencio de los ancianos. Muchos de ellos, especialmente en zonas rurales como Magogo o Mukono, viven en condiciones de pobreza extrema, sin acceso estable a salud o pensiones.
Las cifras muestran una realidad impactante: 1 de cada 6 hogares con adultos mayores en Uganda es un "hogar de generación omitida", donde los abuelos crían a sus nietos sin la presencia intermedia de los padres. Esta responsabilidad recae en personas que ya enfrentan limitaciones físicas y económicas, y se convierte tanto en una bendición como en una carga.
Las causas del abandono generacional
Los factores detrás de este fenómeno son múltiples:
- Muertes relacionadas con el SIDA: Aunque Uganda ha logrado avances en la lucha contra el VIH, 1.4 millones de personas siguen viviendo con el virus y miles de padres han fallecido dejando huérfanos a sus hijos.
- Migración laboral: Muchos adultos jóvenes dejan las aldeas en búsqueda de empleo en zonas urbanas, o incluso al exterior, dejando atrás a sus hijos con los abuelos.
- Desempleo juvenil y pobreza estructural: Aunque el país es joven, no todos los jóvenes disponen de trabajo o recursos para criar a una familia.
“No tengo elección más que ser una mujer fuerte”, declara Rose Kasozi, una abuela de 68 años en Magogo que cuida de tres nietos mientras ella misma sufre de artritis avanzada.
NGOs al rescate: Reach One Touch One Ministries y Health Nest Uganda
Frente a la apatía del Estado, iniciativas privadas han asumido el rol de salvavidas. Reach One Touch One Ministries opera escuelas especiales para niños criados por sus abuelos, subvencionando la matrícula, uniformes y alimentos, mientras ofrece atención médica a los adultos mayores.
Por otro lado, Health Nest Uganda ha desarrollado un innovador programa intergeneracional en Entebbe. Aquí, jóvenes y mayores interactúan en talleres donde comparten habilidades: los ancianos enseñan costura, cocina o fabricación de briquetas de carbón, mientras aprenden de los jóvenes sobre tecnología y cuidados básicos de salud.
“Estos talleres no solo forman habilidades, también curan el alma”, dice Christine Nalumu (64), voluntaria en el proyecto. “Por primera vez en años, siento que alguien me escucha”.
Educación y salud: pilares fundamentalmente frágiles
Los abuelos que asumen la crianza enfrentan dos retos mayores:
- Educación: La escolaridad no es gratuita en Uganda, y pagar matrículas, uniformes y alimentos puede ser inalcanzable para un adulto mayor sin empleo.
- Salud: El sistema de salud pública es insuficiente, especialmente en zonas rurales. Muchos dependen de visitas esporádicas de enfermeros comunitarios o ONGs.
En Rutarabana, una remota aldea en el oeste del país, Winnie Katwesigye visita casa por casa revisando la presión arterial de los ancianos: “Algunos de ellos no han visto a un médico en más de tres años”.
El poder transformador de la infancia y la vejez: entre esperanza y agotamiento
En Uganda, la interacción entre niños y abuelos se teje en una compleja red de amor, dependencia y supervivencia. Los niños aportan energía, compañía, significado. Los mayores ofrecen sabiduría, hogar y valores. Sin embargo, sin apoyo estructural, esta relación puede convertirse en una trampa intergeneracional de pobreza.
“Mi abuela me enseñó a coser, pero no puede pagarme los libros para la escuela”, cuenta Lillian, una niña de 11 años en Mukono. A pesar de sus sonrisas y juegos, muchos niños como Lillian saben que sus abuelos no pueden soportar la carga eternamente.
¿Cuál es la respuesta del Estado?
Actualmente, Uganda carece de una política estructurada para los adultos mayores. Existen planes dispersos para incorporar pensiones sociales o crear centros geriátricos, pero la ejecución ha sido limitada. Los pocos programas operativos dependen de financiamiento internacional, y la cobertura apenas alcanza a 15% de los adultos mayores del país, según el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU.
Quizás el paso más importante es reconocer que la juventud y la vejez no compiten, sino que se necesitan.
Un legado en manos pequeñas
En eventos escolares, uno puede ver niños desfilar orgullosos, sus vestimentas colgando levemente de hombros que aún están en crecimiento. Al fondo, sentados bajo la sombra de un árbol, sus abuelos les aplauden sin reservas. Son imágenes que resumen la paradoja de Uganda: un país joven, vibrante, prometedor, pero con raíces que envejecen sin ser regadas.
La economista social Sylvia Kiggundu resume esta tensión así: “La fuerza de Uganda son sus niños, pero su sabiduría vive en sus ancianos. Si perdemos a uno, perdemos al otro”.
Un futuro intergeneracional
Uganda está en una encrucijada. Tiene la oportunidad de convertirse en un modelo de desarrollo sostenible con equidad generacional. Pero para lograrlo necesita:
- Políticas de protección social más sólidas para la vejez.
- Programas de escolarización universal gratuita.
- Inversiones en salud preventiva comunitaria.
- Fortalecimiento del vínculo intergeneracional.
Mientras tanto, el país sigue dependiendo de la solidaridad, la resiliencia y la sonrisa de millones de niños que, desde los brazos de sus abuelos, comienzan a construir la nación que soñamos.
¿Y tú? ¿Qué estarías dispuesto a hacer hoy por los que te cuidaron ayer?