El escándalo CBD que sacudió Japón: ¿Fraude, ignorancia o ley estricta?

La renuncia del CEO de Suntory por una investigación de drogas reabre el debate sobre el CBD y cómo Japón enfrenta los cambios en la regulación global del cannabis

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Un gigante empresarial tambaleante

En un país como Japón, donde la reputación y el honor pesan más que los titulares, la noticia de que Takeshi Niinami, exdirector ejecutivo de la multinacional Suntory Holdings, se encuentra envuelto en una investigación por presunta posesión de drogas ilegales ha sacudido no sólo al mundo empresarial nipón, sino también a los medios internacionales.

El 3 de septiembre de 2025, el directivo de 66 años anunció su renuncia después de que la policía de Fukuoka confirmara que estaba siendo investigado por el envío de un suplemento desde Estados Unidos que presuntamente contenía CBD (cannabidiol), un compuesto derivado del cannabis. Aunque Niinami afirma que asumió erróneamente que el producto era "100% legal", su dimisión inmediata responde, sin lugar a dudas, a la estricta cultura corporativa y social del archipiélago japonés.

¿Qué es el CBD y por qué genera polémica?

El Cannabidiol (CBD) es uno de los más de 100 compuestos extraídos de la planta del cannabis. A diferencia del tetrahidrocannabinol (THC), el CBD no posee efectos psicoactivos y ha aumentado su popularidad en los últimos cinco años por sus presuntos beneficios para el insomnio, el estrés, los dolores crónicos e incluso la epilepsia. En países como Estados Unidos, Reino Unido o Alemania, la venta de CBD es legal con limitaciones, siempre que no supere ciertos niveles de THC.

En Japón, sin embargo, la historia es distinta. Aunque existen productos con CBD aislado que están permitidos, la Ley de Control de Cannabis prohíbe la importación, venta o posesión de cualquier derivado de la planta de cannabis que contenga incluso trazas de THC. Esta normativa, que se remonta a 1948, sigue siendo una de las más estrictas del mundo.

El efecto dominó: Reputación y consecuencia

Takeshi Niinami fue mucho más que un CEO. Estuvo al frente de Suntory Holdings desde 2014, y jugó un papel clave en su internacionalización con la adquisición de la estadounidense Beam Inc., por 16.000 millones de dólares. Bajo su administración, se consolidaron marcas como Jim Beam, Maker’s Mark y Sauza Tequila, llevando el whisky japonés a un estatus global.

Pero en Japón, basta con la sospecha para destruir décadas de trabajo. Niinami ofreció una conferencia de prensa en la sede de Keizai Doyukai donde se disculpó públicamente, inclinando la cabeza en señal de arrepentimiento. "Quiero pedir disculpas a la sociedad", afirmó. Su destitución no solo afecta a Suntory, sino también al influyente grupo empresarial donde era presidente: la Asociación Japonesa de Ejecutivos Corporativos.

El peso del honor en la cultura japonesa

En Japón, la conexión entre honor personal y éxito profesional es profunda. Casos como el de Niinami evocan otras renuncias famosas como la del director de la Agencia de Transporte en 2005 tras un accidente ferroviario, o el del presidente de Toshiba en 2015 tras un escándalo contable. "Incluso si no violas la ley, avergonzar al grupo es motivo de renuncia" comenta Takashi Inoue, analista en la Universidad Internacional de Japón.

Según un estudio de la Universidad de Tokio (2023), más del 78% de los ejecutivos japoneses creen que cualquier vínculo, aunque sea indirecto, con actividades ilegales deteriora la percepción del público en niveles "difíciles de reparar".

Una ley que envejece mal

El caso Niinami ha reavivado un debate dormido: ¿debería Japón revisar sus políticas sobre el cannabis y el CBD? Mientras otras naciones están flexibilizando sus leyes para fomentar investigaciones médicas e innovaciones en bienestar, Japón sigue criminalizando incluso su posesión accidental.

"Es hora de tener conversaciones basadas en ciencia, no en estigmas", argumenta Dr. Hiroshi Mori, farmacólogo e investigador del Instituto Nacional de Ciencias de la Salud de Japón. Agrega que "el CBD no representa un peligro para la salud pública y la falta de diferenciación con el THC nos está haciendo perder oportunidades competitivas internacionales".

En contraste, Japón ha invertido millones en campañas contra el uso de drogas. En 2022, el Ministerio de Salud destinó 3.500 millones de yenes en campañas educativas y publicitarias para prevenir cualquier uso de cannabis, incluso medicinal. Este posicionamiento sigue vigente incluso mientras estudios internacionales como los del Journal of Cannabis Research sugieren efectos terapéuticos del CBD en ansiedad y dolor crónico.

¿Ignorancia, negligencia o excusa?

Niinami afirmó que el suplemento fue recomendado por un amigo y enviado por correo desde EE.UU. Alegó además que nunca llegó a abrir el paquete al estar viajando. "Pensé que era legal, era más barato que los productos en Japón y lo pedí para combatir el jet lag", dijo.

La pregunta inevitable es si una figura de su nivel realmente desconocía las leyes estrictas japonesas. Algunos creen que su ignorancia fue sincera, otros lo ven como un intento de minimizar la gravedad de la transgresión.

Shoichi Endo, especialista en ética empresarial, lo resume así: "En Japón no basta con decir que no se recibió el paquete; hay responsabilidad inherente al nombre en el paquete. La ley no distingue intenciones, sólo hechos".

¿Qué impacto tiene para Suntory?

Suntory, fundada en 1899, ha sido uno de los rostros amables del consumo japonés: desde su whisky Yamazaki premiado en múltiples catas internacionales hasta ser líder en bebidas no alcohólicas y suplementos. La empresa opera hoy en más de 120 países y cuenta con más de 38.000 empleados a nivel global.

Con la partida de Niinami, la empresa pierde a su principal arquitecto de expansión internacional. Aún no se conoce el nombre del sucesor, pero analistas financieros indican que el escándalo podría tener un impacto moderado debido a la transparencia con la que se gestionó la crisis y la solidez de la marca. Las acciones de Suntory ni siquiera cayeron significativamente en la bolsa de Tokio tras el anuncio, un indicio de que los inversores siguen confiando en la marca a largo plazo.

El CBD en Japón: ¿el próximo tabú en caer?

Actualmente, la discusión sobre el CBD se encuentra en un punto de inflexión. El gobierno ha comenzado a permitir algunos ensayos clínicos con CBD puro, y hay presión desde sectores académicos y económicos para diferenciar claramente entre cannabis psicoactivo y cannabidiol legal.

Según un informe de Statista de 2024, el mercado global de productos de CBD alcanzó los 7.800 millones de dólares y se proyecta que llegue a los 53.000 millones en 2032. Si Japón no reforma su legislación, podría quedar fuera de un jugoso mercado global que involucra aplicaciones en medicina, cosméticos, alimentos y suplementos.

Muchas startups japonesas están en el limbo legal, esperando reformas que les permitan innovar sin miedo a represalias. Hikari Labs, una empresa de Tokio especializada en suplementos de bienestar, suspendió operaciones tras una advertencia del Ministerio en 2024 por usar componentes de cáñamo importado pese a estar libre de THC.

¿Cambio inevitable?

El caso Niinami podría funcionar como catalizador para un cambio más amplio. Mientras él se convierte en el símbolo involuntario de un choque entre una ley añeja y una modernidad imparable, las autoridades deben decidir si seguir penalizando el progreso o abrirse a regular inteligentemente lo que ya el mundo ha comenzado a aceptar.

El debate queda abierto. Pero una cosa es clara: la historia de Takeshi Niinami no terminará con su renuncia. En una sociedad como la japonesa, donde cada acción resuena en la colectividad, este incidente marcará al menos un nuevo capítulo en la conversación nacional sobre droga, salud, ética y globalización.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press