Europa entre el fuego de Putin y la duda de Trump: ¿quién protegerá a Ucrania?
El dilema de las potencias europeas ante una guerra sin fin, la incertidumbre del liderazgo estadounidense y los riesgos de una promesa de seguridad vacía para Kyiv
Un compromiso en entredicho
Europa afronta un momento decisivo ante la guerra en Ucrania. Con una coalición de más de 30 países discutiendo en París posibles garantías de seguridad para un futuro postconflicto, la pregunta clave persiste: ¿puede Europa proteger a Ucrania sin Estados Unidos?
Desde el inicio del conflicto, el apoyo occidental ha sido vital para que Ucrania resista la invasión rusa. Sin embargo, con una guerra que sigue sin tregua y una ausencia total de perspectivas de alto el fuego, los líderes europeos intentan construir un andamiaje de seguridad para el "día después"... mientras ese día parece lejano e incierto.
Trump, Putin y la cuerda floja geopolítica
Líderes como el presidente francés Emmanuel Macron y el primer ministro británico Keir Starmer ven obstáculo tras obstáculo en su intento por crear una “fuerza de disuasión” en Ucrania. Ambos insisten en que no se puede hacer sin el respaldo activo de Estados Unidos. Pero el expresidente y actual candidato Donald Trump, quien mantiene influencia en la política exterior estadounidense, ha dado señales contradictorias.
En una reunión con líderes europeos en la Casa Blanca tras su visita fallida a Putin en Alaska —donde no logró convencer al ruso de frenar los bombardeos—, Trump expresó que prefiere un acuerdo de paz, no un alto el fuego. Esta frase, aparentemente benigna, representa un giro radical hacia las posturas del Kremlin. Como expresó el ministro de Exteriores ruso, Sergey Lavrov: “Rusia no aceptará la firma de Zelensky en ningún acuerdo”, pues consideran al mandatario ucraniano ilegítimo.
“Si Putin no quiere una tregua, y Trump no la exige... ¿qué posibilidades hay de que ocurra?”, se preguntó François Heisbourg, experto en seguridad estratégica y asesor en la Fundación para la Investigación Estratégica de París.
¿Qué tan viable es una fuerza de seguridad europea en Ucrania?
Incluso en caso de cesar el fuego, la difícil tarea de implementar una fuerza de garantía de seguridad en Ucrania sigue siendo problemática. Ed Arnold, analista del Royal United Services Institute en Londres, apuntó que montar una operación sin claridad sobre la misión es “francamente imposible”.
Keir Starmer propuso una fuerza de 10.000 tropas como mínimo. Pero Arnold y otros expertos creen que esa cifra debería triplicarse considerando rotaciones, descansos, y zonas logísticas. Sólo el Reino Unido, que podría proporcionar una brigada de 5.000 soldados, comprometería el 30% de la capacidad desplegable del Ejército británico, lo cual tendría implicaciones delicadas para sus compromisos con aliados NATO como Estonia.
Además, la idea de colocar tropas occidentales en territorio ucraniano, incluso lejos del frente, con el riesgo de ataques con drones o misiles rusos —como ya sucede— sin un mandato claro puede ser contraproducente.
“No habría credibilidad si se despliegan tropas sin propósito definido”, advirtió Ben Hodges, excomandante del Ejército de EE.UU. en Europa. “Eso no impresionará a los rusos en absoluto”.
Macron, Starmer y la urgencia de una postura europea común
Ante la falta de claridad por parte de Washington, las potencias europeas lidian con divisiones internas. Francia, Reino Unido y Estonia mostraron disposición para intervenir. Pero países como Polonia optaron por reforzar el flanco oriental de la OTAN en lugar de arriesgar efectivos en Ucrania.
Entre los miembros de la llamada “coalición de los dispuestos”, varios sugieren apoyar a Ucrania exclusivamente con armamento, inteligencia y entrenamiento, sin desplegar tropas. En palabras de Heisbourg, “es probable que Europa termine invirtiendo enormemente en armas para Kyiv, en lugar de soldados”.
Sin Estados Unidos, un castillo de arena
Donald Trump ha demostrado que no siempre cumple con compromisos previos. Abandonó el acuerdo climático de París y el pacto nuclear con Irán. ¿Puede Europa confiar en que cumpliría un posible convenio de protección a Ucrania?
“No hay garantía absoluta de que Trump cumpla lo pactado con Europa”, sentenció Arnold.
Esto preocupa especialmente en un contexto donde los partidos populistas aumentan su influencia en Francia, Alemania y el Reino Unido. Y si los gobiernos cambian, también podrían hacerlo sus políticas hacia Ucrania. El frágil consenso podría quebrarse.
¿Vale la pena seguir insistiendo?
Pese al desaliento evidente, Macron y Starmer siguen apostando por una arquitectura europea de seguridad sin precedentes.
Sin embargo, cualquier esfuerzo de protección sin el músculo aéreo ni la inteligencia estadounidense puede convertirse en un riesgo más que una ventaja. Heisbourg lo resume con claridad:
“La disposición occidental a derribar misiles rusos o atacar lanzaderas dentro de Rusia es cercana a cero”.
Así, los escenarios ante un posible ataque ruso durante un hipotético alto el fuego parecen depender más de la cantidad de soldados occidentales que mueran, que de una estrategia clara. En pocas palabras: actuar sólo cuando sea demasiado tarde.
La solución que nadie quiere, pero que puede ser la única
Arnold y otros estrategas pusieron sobre la mesa una propuesta controversial: si no se puede garantizar seguridad a través de despliegues militares occidentales, la alternativa es clara pero cruda: darle a Ucrania una “enorme cantidad de armas y munición”.
Esto transformaría a Ucrania en un Estado ultramilitarizado capaz de defenderse solo, pero tendría consecuencias geopolíticas importantes. Además, pone en duda los valores que Europa intenta representar: paz, diplomacia y unidad.
El camino a la solución está minado de dilemas. Europa se enfrenta al desafío de liderar sin Estados Unidos o ceder espacio a Vladimir Putin. Mientras tanto, el pueblo ucraniano paga el precio diario de las palabras no cumplidas y de los compromisos sin sustancia.
Sea cual sea el camino elegido, lo cierto es que, como dijo Arnold: “No hay salida fácil. Ninguna de las opciones, especialmente para Europa, es buena”.