Propinas sin impuestos: ¿Justicia para los trabajadores o maniobra política?

La polémica medida que exime de impuestos a trabajadores con propinas genera debate sobre su impacto económico, social y fiscal

Una nueva era fiscal para trabajadores de propinas

En julio de 2025, el expresidente Donald Trump firmó una controvertida ley que elimina el impuesto federal sobre la renta para trabajadores que reciben propinas, vigente de 2025 a 2028. Esta medida, impulsada por el Partido Republicano, exime del pago de impuestos a millones de empleados cuyo trabajo, históricamente, depende de la generosidad del cliente.

La decisión ha generado tanto celebraciones como preocupaciones, con expertos analizando sus repercusiones fiscales, económicas y sociales, especialmente en un mercado laboral cambiante y una economía post-pandemia.

¿Quiénes se benefician de esta exención?

Según la lista oficial del Departamento del Tesoro, los trabajadores exentos abarcan rubros diversos en ocho categorías:

  • Servicios de alimentos y bebidas: camareros, bartenders, sommeliers, baristas.
  • Entretenimiento y eventos: DJs, payasos, crupieres, bailarines de club.
  • Hotelería y atención al huésped: conserjes, recepcionistas, botones.
  • Servicios del hogar: pintores, jardineros, limpiadores, electricistas.
  • Servicios personales: niñeras, asistentes personales, cuidadores.
  • Apariencia y bienestar: masajistas, peluqueros, maquillistas, instructores de yoga.
  • Recreación e instrucción: instructores de esquí, buzos, entrenadores personales.
  • Transporte y entrega: choferes, motociclistas de delivery, conductores de grúas.

Curiosamente, el listado también incluye influencers, streamers, podcasters y creadores de contenido en línea. Según expertos del Yale Budget Lab, más de 4 millones de personas trabajaban en ocupaciones con propinas en 2023, el equivalente al 2.5% de los empleos en EE.UU.

¿Cuánto cuesta esto al presupuesto federal?

El impacto fiscal de esta medida no es menor. La Oficina de Presupuesto del Congreso estima que la provisión incrementará el déficit nacional en $40 mil millones hasta 2028. Por su parte, el Comité Conjunto sobre Tributación calcula un costo de $32 mil millones en una década.

Aunque parezca un alivio para quienes reciben propinas, muchos de ellos ya quedan fuera de la obligación fiscal. Un reporte del Yale Budget Lab revela que el 37% de estos trabajadores ganan tan poco que no pagan impuestos federales sobre la renta actualmente.

“El mayor efecto, aunque incierto, podría venir del cambio de comportamiento laboral que incentiva el trabajo con propinas para evitar impuestos”, apunta un análisis del director del Budget Lab, Ernie Tedeschi.

¿Justicia tributaria o privilegio disfrazado?

Mientras sectores sindicales y empresariales aplauden la medida por aliviar la carga tributaria de trabajadores muchas veces olvidados, los críticos lo ven como un movimiento populista con poco impacto real.

Una encuesta del Centro NORC de Investigación de Asuntos Públicos muestra que el 60% de los estadounidenses cree que esta ley ayuda más a los ricos que a los pobres, mientras un 50% desconfía de los beneficios del paquete general republicano de recortes fiscales.

Estos puntos de vista resaltan las tensiones en torno a la fiscalidad estadounidense: ¿debe priorizarse el alivio inmediato o la sostenibilidad a largo plazo?

¿Está bien diseñada la política?

El mayor reto técnico de esta exención es que solo serán aceptadas las propinas reportadas voluntariamente al empleador y reflejadas en los formularios W-2. Es decir, sigue dependiendo de la honestidad del empleado y la supervisión del empleador.

Además, la medida no elimina otros impuestos: se conservará el pago a la Seguridad Social (FICA) y a Medicare, además de los impuestos estatales y locales que correspondan.

A ello se suma otra complejidad: ¿cómo controlará el Servicio de Impuestos Internos (IRS) las actividades de influencers, DJs o masajistas independientes que dependen del pago en efectivo?

Dimensión política y electoral

Detrás de esta regulación se esconde un claro objetivo: ganar puntos de popularidad con la clase trabajadora de cara a las elecciones de 2026. Al igual que medidas anteriores del trumpismo, esta apunta a sectores que se sienten marginados del sistema tradicional.

Entregar alivio inmediato a camareros, conductores de Uber o barberos es un mensaje poderoso, aunque el trasfondo económico sea más limitado.

“Se busca emocionar con alivios parciales sin tocar otros problemas estructurales del sistema impositivo”, opinó Vanessa Castrolli, analista laboral de Brookings Institution.

¿Qué pasará después de 2028?

Una de las críticas principales de expertos es la naturaleza temporal de la norma. Su vencimiento en 2028 abre una incógnita importante: ¿se renovará?, ¿se ampliará?, ¿o será simplemente una táctica electoral fugaz?

Si se renueva mediante otro gobierno, podría sentar precedente para redibujar las políticas fiscales alrededor de sectores precarios. Sin embargo, si no se renueva, podría generar confusión y resentimiento entre quienes se adaptaron a un régimen sin impuestos y ahora verían cómo vuelve la obligación tributaria.

Impacto en igualdad de condiciones

Este trato especial también genera tensiones con otros trabajadores de bajos ingresos que no reciben propinas, como empleados de tiendas minoristas, secretarias o trabajadores de almacén. ¿Por qué ellos no acceden al mismo alivio?

Desde el punto de vista de la equidad fiscal, la medida podría crear “ciudadanos de primera y segunda clase” dentro de los estratos más vulnerables del mercado laboral, profundizando desigualdades ya existentes.

¿Medida progresista o política de escaparate?

Los defensores del plan de Trump argumentan que esto representa una modernización del sistema tributario, considerando la transformación de la economía: desde gig economy hasta ingresos por streaming. Sin embargo, los críticos lo ven como una concesión cosmética sin efecto profundo.

El verdadero dilema parece ser si este tipo de políticas deben verse como “justicia económica de micrófono abierto” o como atajos peligrosos que desfinancian el Estado sin garantizar soluciones estructurales. Al final, el debate fiscal en EE.UU. ha dejado de ser técnico para volverse cultural.

¿Qué sigue para los trabajadores de propinas?

Por ahora, hosteleros, DJs, baristas, y creadores de contenido celebran un alivio fiscal en sus bolsillos. Pero la incertidumbre persiste. Depender de las decisiones políticas para mantener estos beneficios genera inseguridad estructural.

Más allá de ahorrar impuestos por tres años, Estados Unidos debe decidir si busca una reforma fiscal equitativa para todos o si seguirá gobernando al ritmo de excepciones estratégicas. Esta ley, sin duda, ha puesto sobre la mesa un debate necesario.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press