¿Debería EE. UU. imponer un tope del 10% a las tasas de interés de tarjetas de crédito?
Una propuesta respaldada por economistas, Trump, Sanders y AOC promete ahorro de 100 mil millones de dólares para los consumidores
El debate resurge: ¿Es viable un tope nacional a las tasas de interés?
Una propuesta inusual ha generado consenso entre figuras políticas ideológicamente opuestas como Donald Trump, Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez. Se trata de un tema que, a pesar de su impacto directo en millones de estadounidenses, rara vez ocupa los titulares de forma prolongada: la tasa de interés en las tarjetas de crédito.
En un país donde la deuda de tarjetas de crédito alcanzó los 1.21 billones de dólares en 2024 (promediando unos $6,400 por persona), una propuesta de tope del 10% a las tasas de interés podría significar un alivio para los bolsillos de muchas familias. Pero, ¿es factible? ¿Y a quién afectaría realmente? La respuesta, según un reciente estudio universitario, es compleja, pero alentadora.
El estudio de Vanderbilt: datos que cambian la conversación
Un informe publicado recientemente por el Policy Accelerator de la Universidad de Vanderbilt exploró esta propuesta desde un ángulo técnico y económico, con resultados sorprendentes. El autor del estudio, Brian Shearer, antiguo asesor en la Oficina para la Protección Financiera del Consumidor (CFPB), asegura que la industria puede adaptarse sin colapsar.
Los hallazgos más destacables del estudio fueron los siguientes:
- Un tope de 15% generaría un ahorro anual para los consumidores de $48 mil millones.
- Un tope de 10% aumentaría el ahorro a $100 mil millones anuales.
- Los bancos aún podrían ser rentables con cualquiera de estos topes, especialmente si ajustan parcialmente sus programas de recompensas.
- Alrededor del 70% del ingreso de tarjetas de crédito proviene de una combinación de interchange fees (lo que cobran a los comerciantes) e intereses, por lo cual el impacto no sería del todo devastador.
"No es el escenario apocalíptico que las voces más conservadoras dentro de la banca nos han planteado durante años", asegura Shearer.
¿Qué es el ‘interchange’ y por qué importa en este debate?
Los bancos obtienen ingresos con las tarjetas de crédito de dos formas:
- Por los intereses que cobran a los consumidores morosos o que llevan saldos mensuales.
- Por el interchange: una tarifa que los comerciantes pagan por cada transacción realizada con tarjeta.
Por ejemplo, American Express reportó ingresos por $35.2 mil millones solo en tarifas de ‘interchange’. Esto significa que incluso si los bancos vieran reducidos sus márgenes por intereses, aún conservarían una fuente robusta de ingresos.
Lo que piensan los bancos (y por qué quieren que tengas miedo)
Durante décadas, portavoces de la industria bancaria han insistido en que cualquier intento de limitar las tasas supondría un ataque directo al modelo de las tarjetas de crédito. La narrativa dominante: si bajan las tasas, morirá el sistema de recompensas.
Pero Shearer desmiente esta hipótesis con cifras: si bien habría ajustes, sobre todo en usuarios de alto riesgo o con mal historial crediticio, la mayoría podría seguir recibiendo recompensas —aunque quizás con menos millas o menos acceso a lounges VIP.
"Hay espacio para moverse. Las tarjetas seguirían existiendo, y millones de consumidores seguirían disfrutando de sus beneficios, aunque los bancos sean un poco menos rentables", concluye Shearer.
La historia: límites a los intereses no son algo nuevo
La idea de limitar los intereses tiene raíces profundas, incluso bíblicas. Las llamadas leyes de usura han sido parte del sistema financiero de diversas culturas durante siglos. En Estados Unidos, han tenido altibajos según la interpretación del Tribunal Supremo y políticas estatales.
Actualmente, existen algunos topes aplicables:
- El Military Lending Act impide que se cobren más de 36% a militares en servicio activo.
- La National Credit Union Administration limita las tasas para las cooperativas de crédito a 18%.
Esta nueva propuesta traería un control más severo a bancos grandes y emisores particulares de tarjetas, algo que la industria bancaria seguramente combatirá con fuerza.
Los actores políticos detrás del tope: ¿quién lo apoya?
Lo interesante es que la idea no solo cuenta con el respaldo del expresidente republicano Donald Trump, sino también de senadores como Josh Hawley (R-Missouri), Bernie Sanders (I-Vermont) y Alexandria Ocasio-Cortez (D-New York).
La legislación propuesta en ambas cámaras del Congreso apunta a imponer el límite del 10% como medida temporal para aliviar el endeudamiento familiar, una prioridad cada vez más señalada tanto por votantes republicanos como demócratas.
La resistencia institucional y sus argumentos
La American Bankers Association ha dicho que una posible aprobación provocaría un éxodo de crédito, donde los bancos serían más selectivos, excluyendo a los consumidores considerados "riesgosos". Además, han sugerido que los topes empujarían a los clientes hacia prestamistas alternativos, muchos de los cuales operan en la ilegalidad o en zonas grises del sistema financiero.
Este argumento no está del todo alejado de la realidad, pero según el análisis de Vanderbilt, los efectos serían mucho más moderados si se diseñan mecanismos de amortiguación.
La realidad para el consumidor promedio
Actualmente, la tasa promedio de interés en tarjetas de crédito ronda el 21%, según la Reserva Federal de EE. UU. Hace apenas una década, esa cifra estaba en torno al 12%.
Ese aumento ha sido impulsado por políticas de la Reserva Federal para combatir la inflación, pero también por la estrategia de los bancos para maximizar beneficios. Si bien muchos usuarios son denominados transactors (pagan su total cada mes), una parte significativa —especialmente los hogares de bajos ingresos— son revolvers, que llevan saldo y pagan intereses.
Para estos últimos, reducir el interés del 21% al 10% podría representar un ahorro de más de $1,000 por año dependiendo del nivel de deuda.
El momento político: ¿tendrá fuerza la propuesta?
El éxito de esta medida dependerá del respaldo bipartidista. Aunque existe un bloque progresista dispuesto a negociar, la Cámara de Representantes y el Senado están divididos, y las relaciones entre partidos son cada vez más tensas.
No obstante, el componente populista de la propuesta podría romper barreras ideológicas. En tiempos electorales, los políticos están más dispuestos a respaldar ideas impopulares entre los lobbies pero populares entre los votantes.
"Si esta es una idea que puede ahorrar $100 mil millones al pueblo estadounidense, sin hacer colapsar el sistema financiero, ¿por qué no intentarlo?", se pregunta Shearer en el informe.
¿Qué sigue?
La publicación del informe pone presión tanto sobre el Congreso como sobre las candidaturas presidenciales para definir su postura ante una reforma importante del sistema crediticio.
Mientras tanto, organizaciones como Student Demand Action y Everytown for Gun Safety están entrelazándose con otros sectores reformistas para incluir el costo del crédito entre sus principales demandas sociales, al considerar que el sistema actual perpetúa la desigualdad económica.
Ciertamente, el debate apenas está comenzando, pero el estudio de Vanderbilt puede convertirse en la evidencia clave que incline la balanza legislativa a favor del cambio.
¿Y tú qué opinas? ¿Crees que un tope al interés del 10% arruinaría tus millas o aliviaría tu bolsillo? Comparte este artículo con alguien que pague más de 20% en su tarjeta y pregúntale si está de acuerdo.