Ratas Heroicas: Los Insólitos Salvavidas que Está Entrenando Tanzania

Desde detectar minas terrestres hasta salvar vidas en terremotos y combatir la tuberculosis — así están transformando el rescate y la salud pública los roedores más subestimados del mundo

Una revolución silenciosa con bigotes y mochila

En medio de los verdes paisajes de Morogoro, en las montañas Uluguru de Tanzania, una pequeña criatura de nariz húmeda y bigotes inquietos se convierte en la esperanza de vida para muchos. El ratón pouched gigante africano, una especie con un sentido del olfato excepcionalmente desarrollado, ha pasado de ser un habitante subestimado de la sabana africana a un verdadero héroe de labor humanitaria.

De la mano de APOPO, una ONG con base en Tanzania, estos roedores han sido entrenados por más de 20 años para tareas de vida o muerte: desde detectar minas antipersonales en campos minados de Angola y Camboya hasta olfatear la tuberculosis en clínicas donde el diagnóstico humano falla constantemente.

Una hazaña de entrenamiento conductual

Su sentido del olfato es increíble”, afirma Fabrizio Dell’Anna, experto en comportamiento animal que encabeza el programa de rescate en desastres de APOPO. El entrenamiento comienza poco después del nacimiento de la rata, con métodos de condicionamiento clásico y refuerzo positivo. Una rata completamente entrenada puede durar hasta una década desempeñando misiones críticas.

Cada una representa una inversión de alrededor de 6.000 euros, pero los resultados han sido sobresalientes. Los primeros roedores capacitados para operaciones de rescate urbano ya están en Turquía, respondiendo ante emergencias junto a equipos de búsqueda y rescate.

Minas terrestres: el desafío que cambió su historia

Desde que APOPO inició su labor en el año 2000 en Angola, las ratas han ayudado a limpiar más de 50.000 minas en países como Mozambique, Camboya y Colombia. Estas ratas, a diferencia de otros sistemas, no detonan las minas debido a su bajo peso corporal y señalan la presencia de explosivos haciendo una pausa precisa.

Mucho más rápidas que los detectores humanos, son ideales para rastrear áreas extensas. Incluso pueden cubrir en 30 minutos lo que a un humano le tomaría 4 días. APOPO estima haber limpiado más de 25 millones de metros cuadrados de terreno gracias a sus pequeños agentes.

Los héroes contra una pandemia invisible: la tuberculosis

Aunque el trabajo en campos minados es espectacular, APOPO reconoce que la labor más impactante a nivel social es el de las ratas que detectan tuberculosis (TB).

En su informe de 2023, la OMS reafirmó que la tuberculosis es la enfermedad infecciosa más mortífera del mundo, con 1,25 millones de muertes y 8,2 millones de infecciones al año. En África subsahariana, sólo el 50% de los infectados es diagnosticado a tiempo.

Las consecuencias son devastadoras. Una sola persona no tratada puede contagiar la TB a 10 o 15 personas en un año. Las ratas de APOPO olfatean muestras de esputo ya descartadas por métodos tradicionales y han logrado descubrir más de 30.000 pacientes erróneamente catalogados como negativos.

¿Cómo detectan la TB?

Los estudios indican que las ratas detectan seis compuestos orgánicos volátiles específicos en las muestras con TB positiva. Son capaces de revisar 100 muestras en solo 20 minutos.

Cada vez que detectan una posible muestra positiva, activan una palanca con su hocico. Esta detección inicia un nuevo análisis técnico que permite confirmar el diagnóstico antes de comenzar tratamiento.

Felista Stanesloaus, médico en una clínica de Morogoro, lo explica así: “Nos ayudan a detectar casos que de otro modo pasarían desapercibidos, lo cual evita contagios sin control”.

La ratificación ausente de la OMS

Uno de los mayores retos que enfrenta APOPO no tiene que ver con la efectividad, sino con la validación institucional. La OMS no reconoce a las ratas como método primario para el diagnóstico de TB.

Esto significa que, a pesar de su eficacia validada internamente, su hallazgo debe ser corroborado con análisis clínicos humanos antes de comenzar tratamientos. Christophe Cox, director de APOPO, comenta con resignación: “No ser reconocidos por la OMS significa que el financiamiento tradicional para TB nunca llega a nosotros”.

Este reconocimiento institucional es clave para que la iniciativa pueda escalar globalmente, ya que la falta de apoyo limita la expansión a nuevos países pese a las pruebas contundentes de que el método funciona.

Rompiendo paradigmas con patas diminutas

El modelo de trabajo con ratas plantea interrogantes éticos, técnicos e institucionales. Sin embargo, a nivel operativo, ha revolucionado la forma en la que entendemos el papel de los animales en labores humanitarias.

En una clínica promedio, una sola máquina de diagnóstico molecular como GeneXpert puede tardar 2 horas por muestra. No todas las comunidades pueden acceder a una. En cambio, una rata bien entrenada puede cambiar la historia clínica de decenas de personas al día y por una fracción del costo.

Usar ratas es una iniciativa muy efectiva”, reafirma Stanesloaus.

Un futuro prometedor pero incierto

Como cualquier tecnología alternativa, el futuro de las “hero rats” depende de romper prejuicios. APOPO se ha propuesto alcanzar nuevas fronteras, no sólo en África, sino también hacia Asia y América Latina.

  • Hasta la fecha, más de 60 ratas han sido entrenadas para búsqueda y rescate humano.
  • Más de 80 hospitales en Tanzania colaboran diariamente con APOPO.
  • Más de 30 países han mostrado interés en replicar el modelo.

Los retos logísticos son grandes. Las muestras deben ser llevadas físicamente a laboratorios con colonias de ratas entrenadas. La estandarización a nivel global parecería lejana. Pero si en el pasado se dudó de los perros como detectores de droga o de la inteligencia de los delfines en tareas militares, estas ratas quizás solo necesiten tiempo… y respaldo.

Ratas que huelen esperanza

Las ratas entrenadas de APOPO no sólo están salvando vidas, están transformando paradigmas. Están enseñándonos que la innovación no siempre llega en forma de microchip o software, sino también en la silueta de un roedor valiente con una mochila.

Tal vez el uso de estas ratas no domine aún los laboratorios del mundo. Tal vez nunca serán reconocidas por la OMS como diagnóstico primario. Pero en los pasillos silenciosos de las clínicas africanas o en medio de un terreno minado en Camboya, para muchos, estas ratas ya lo han cambiado todo.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press