Ucrania en el tablero global: el pulso de la diplomacia y las garantías de seguridad
La cumbre en París marca un nuevo capítulo en la política internacional hacia Ucrania, mientras los ataques con drones y las promesas de defensa remodelan la geopolítica europea
Una nueva era de compromiso occidental con Ucrania
El conflicto en Ucrania, que comenzó en febrero de 2022 con la invasión rusa, ha pasado por múltiples momentos críticos. Sin embargo, la reciente cumbre celebrada en París presagia una evolución significativa: por primera vez, Estados Unidos ha dejado entrever un cambio de política que podría acercar a Ucrania a una protección equiparable a la cláusula de defensa colectiva contemplada por la OTAN.
El enviado especial del presidente Donald Trump, Steve Witkoff, viajó a París para reunirse con los principales líderes europeos en el marco de lo que se ha denominado la “coalición de los dispuestos”. El objetivo: coordinar apoyo militar y garantías de seguridad para Ucrania, una vez que se alcance un eventual alto al fuego con Rusia.
¿Quién es Steve Witkoff y qué papel juega?
Steve Witkoff no es un diplomático convencional. Conocido anteriormente en el mundo inmobiliario, su nombramiento como mediador en las conversaciones de paz generó escepticismo entre los analistas. Sin embargo, su rol ha cobrado protagonismo al ser incluido en esta reunión clave entre Francia, Reino Unido y otros actores europeos.
Witkoff planea reunirse con el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy para transmitir los avances de este encuentro, aunque el contenido detallado de las propuestas aún no se ha hecho público.
Garantías de seguridad: una promesa en construcción
Desde hace meses, Ucrania ha pedido que las potencias occidentales le otorguen algún tipo de garantía de defensa que disuada a Rusia de continuar su agresión. Y aunque la inclusión formal de Ucrania en la OTAN aún enfrenta grandes obstáculos —entre ellos, la reticencia de algunos miembros del pacto a provocar a Moscú—, los comentarios recientes de líderes europeos y estadounidenses apuntan a un compromiso real con este objetivo.
La política exterior de Trump hacia el conflicto ruso-ucraniano ha tenido altibajos, pero este movimiento, coordinado con Emmanuel Macron y Keir Starmer, sugiere que existe un consenso moderado para consolidar una presencia occidental en Ucrania.
La fuerza de “tranquilidad” europea: ¿es viable?
Macron ha abogado abiertamente por desplegar una fuerza europea de seguridad o de “tranquilidad” que permanezca en Ucrania tras un potencial alto al fuego. No se trataría de tropas de combate en el sentido tradicional, sino de una presencia militar operativa capaz de disuadir a Rusia de romper los términos de una eventual tregua.
Sin embargo, tanto Macron como Starmer han dejado claro que esta fuerza, por simbólica que sea, debe contar con el respaldo logístico y estratégico de Estados Unidos. Sin el apoyo de Washington, cualquier iniciativa europea podría quedarse sin el peso necesario para influir en la región.
La amenaza continua: drones rusos vuelven a sembrar el terror
Mientras se celebraban las conversaciones diplomáticas en París, Rusia volvió a lanzar un ataque aéreo sobre territorio ucraniano. Según la Fuerza Aérea de Ucrania, fueron lanzados 112 drones kamikazes y señuelo durante la madrugada del jueves. De ellos, las defensas aéreas ucranianas lograron interceptar o desactivar 84.
Estos ataques multitudinarios, además de poner a prueba los sistemas de defensa antiaérea ucranianos, tienen una función psicológica: desgastar a la población y mostrar que, pese a la diplomacia, el Kremlin sigue marcando presencia con fuego.
¿Una política como la de la OTAN sin ser parte de la OTAN?
El presidente Zelenskyy expresó hace poco que Estados Unidos había mostrado señales positivas respecto a brindar garantías de seguridad similares a las del artículo 5 del tratado de la OTAN, el cual establece que un ataque contra un miembro será considerado un ataque contra todos.
No obstante, existe gran ambigüedad sobre cómo se materializaría esta garantía en caso de no ser un compromiso formal. ¿Una alianza ad-hoc? ¿Apoyo aéreo y de inteligencia constante como recomiendan algunos asesores militares? ¿Presencia de tropas entrenadoras como disuasión?
La respuesta aún está por definirse, pero lo que está claro es que el futuro político de Ucrania pende del éxito de estos esfuerzos multilaterales y del equilibrio entre diplomacia y presión militar.
El papel de Europa: liderazgo a medias
Francia y Reino Unido han tomado la iniciativa dentro del bloque europeo, pero otros países, como Alemania o los del flanco oriental (Polonia, Balticos), se mantienen escépticos respecto a una implicación directa sin garantías sólidas de parte de Washington. La unidad europea en torno a Ucrania es frágil, y cualquier fisura puede ser explotada por Moscú.
El desafío para Europa no es solo militar, sino también político: mostrar que puede actuar de manera cohesionada en un momento donde la geopolítica mundial se redefine entre democracias liberales y regímenes autoritarios.
Zelenskyy entre dos fuegos
En este contexto, Zelenskyy no solo debe resistir militarmente. También debe garantizar un equilibrio geopolítico delicado para asegurar la supervivencia de su país como Estado democrático soberano. Apostar por Estados Unidos y Europa significa también dejar claro que Ucrania seguirá marcando un camino propio dentro del sistema internacional.
Sus continuos pedidos de ayuda aérea, defensa antiaérea moderna e intercambio de inteligencia han sido constantes. A pesar de los miles de millones de dólares enviados en ayuda, muchos analistas creen que Ucrania necesita más que dinero: necesita un compromiso incuestionable de protección.
Un modelo post-conflicto: ¿otro Afganistán o un nuevo Israel?
Una de las grandes preguntas que se plantea en las discusiones estratégicas es qué modelo podría emplear Ucrania para garantizar su defensa futura. Algunos proponen imitar el modelo israelí de defensa nacional, apoyado por Washington con tecnologías avanzadas y colaboración táctica sin una membresía en organismos multilaterales como la OTAN.
Otros temen que, de no resolverse firmemente la cuestión de las garantías, Ucrania podría acabar como otro Afganistán: un país abandonado progresivamente por sus aliados tras años de promesas incumplidas.
La diferencia estará en la continuidad y claridad del compromiso estadounidense y europeo.
Perspectivas futuras: más que diplomacia, acción concreta
La reunión en París no es solo una señal política; es el paso inicial hacia la creación de un marco de defensa que puede influir profundamente en la arquitectura de seguridad europea en las próximas décadas.
El camino es incierto, pero por primera vez desde el inicio del conflicto, hay señales de una estrategia más duradera, más allá del mero envío de armas o sanciones a Rusia. La pregunta ahora es si el ritmo de la diplomacia puede sobreponerse a la velocidad de los misiles rusos.
Mientras tanto, el reloj sigue corriendo para la defensa de una nación que representa hoy la línea de frente entre democracia y autoritarismo en Europa.