Un helado en la cima del mundo: la leyenda del 'hombre cono' que conquistó Huron Peak
Una inesperada experiencia en las alturas de Colorado recuerda la importancia de disfrutar el momento... con una sonrisa (y un postre congelado)
Una caminata, una montaña y un misterio helado
En el mundo del senderismo, pocas cosas pueden compararse con la satisfacción de alcanzar la cima de una montaña de más de 4,000 metros. Sin embargo, un grupo de excursionistas en Colorado vivió una experiencia aún más singular cuando llegó a la cima del Huron Peak, un "catorcemil" (14er, como se le dice localmente por su altitud en pies, más de 14,000), y fue recibido por una figura surrealista: un hombre vestido de cono de helado, repartiendo sándwiches de helado a todos los que lograban completar la subida.
El héroe inesperado del Día del Trabajo
La escena ocurrió durante el fin de semana del Día del Trabajo, y aunque nadie sabía quién era este personaje, su historia y presencia se propagaron rápidamente entre los senderistas que aún estaban en ruta hacia la cima. Con una mochila que pesaba cerca de 27 kilos, llena de hielo seco y helados, el enigmático visitante desafió no solo la altitud, sino también la lógica.
Blaine y Katie Griffin, que estaban a tres cuartos del camino hacia la cima, fueron advertidos por otros excursionistas sobre el "hombre del helado". Su temor: que se quedaran sin postres helados para cuando llegaran. Sus temores, afortunadamente, no se materializaron.
“Cansados, acalorados, sedientos y sin saberlo, el helado era exactamente lo que queríamos”, dijo Blaine Griffin.
La parejita disfrutó sus sándwiches de helado—todavía fríos a pesar del esfuerzo logístico—junto con un poco de pizza que llevaban consigo. Para ellos, no fue simplemente un refrigerio, sino una experiencia revitalizante que coronó su travesía.
Una experiencia que marcará a toda una generación
Christopher Whitestone, otro excursionista, dijo que sus hijos, Olivia (11) y Owen (8), corrieron directamente hacia el generoso personaje al llegar a la cumbre.
"Definitivamente deja una impresión duradera para mis hijos como una experiencia muy positiva", comentó Whitestone, aunque prontamente les advirtió que no esperaran eso en cada montaña que escalen.
Fotografías en redes sociales muestran al hombre en cuestión sentado en una silla plegable, con una cerveza en el apoyabrazos, usando gafas de sol adornadas con un bigote falso. En grupos de Facebook dedicados a los fanáticos de los 14ers, fue declarado "héroe”, y algunos incluso lo llamaron “legend-dairy”, un juego de palabras entre "legendario" y "dairy" (lácteo en inglés).
Más que un postre, una respuesta a la presión de rendimiento
Ric Rosenkranz, un excursionista de Las Vegas, llegó un poco tarde y el helado ya se había agotado. Aun así, expresó su gratitud por haber presenciado tal acto de originalidad.
“Fue un recordatorio bonito de simplemente disfrutar del momento. De hacer que las cosas sean divertidas y no tomarse la vida más en serio de lo necesario”.
En una era en la que el senderismo se ha transformado casi en una competencia —aumentada por apps y redes sociales que rastrean kilómetros, altitud y calorías—, este gesto fue una llamada de atención. Como dijo Rosenkranz, “nos olvidamos a veces de convivir con los demás excursionistas y de disfrutar el trayecto, no solo el destino”.
Una tradición en ciernes
¿Estamos ante una nueva tradición del senderismo en Colorado? Si bien nadie ha identificado al hombre del helado, se rumorea que es un habitual del Huron Peak. Según testigos, bajó velozmente por el sendero después de repartir los postres, esta vez sin su disfraz, y sin duda con una agilidad que solo tienen aquellos familiarizados con la montaña.
Los comentarios en redes y foros no paran de elogiar su sentido del humor, resiliencia física y el toque humano que aportó. Muchos ya están apostando por esperarlo el año próximo, y otros incluso consideran replicar la experiencia en otras cumbres del estado.
El peso físico (y emocional) del acto
Llevar 27 kilos montaña arriba no es cualquier proeza. El uso de hielo seco no solo fue ingenioso, sino indispensable para preservar los helados. La elección del disfraz sugiere premeditación, pero también un deseo genuino de generar impacto. El hecho de que lo haya hecho de forma anónima y gratuita lo enmarca más como una performance altruista que como una acción de autopromoción.
Este acto, más que excéntrico, carga consigo una relevancia emocional: en tiempos donde el individualismo reina incluso en los espacios naturales, gestos de generosidad y humor colectivo como este son esenciales para devolverle el alma a la experiencia humana.
Una lección para todos
La historia del “hombre cono de helado” en Huron Peak no sólo quedará grabada en la memoria de quienes la vivieron, sino que se multiplica como símbolo de comunidad, alegría casual y la inesperada magia de lo simple.
En una época donde la tecnología y las cifras dominan nuestra vida —metros escalados, calorías quemadas, posts compartidos— un sándwich de helado entregado con una sonrisa en la cima de una montaña recuerda que, al final, vivimos para momentos como estos.
Y si bien no todos los días un hombre disfrazado te ofrecerá un dulce al final de un sendero extenuante, quizás todos podamos aprender algo de su gesto:
- Comparta algo inesperado.
- No tema hacer el ridículo.
- Recuerde que en el viaje, lo importante no es solo llegar, sino cómo lo haces —y con quién lo compartes.
“Just enjoy the moment”, dijo Ric Rosenkranz. Y nunca sonó más sabio.