Borgo Laudato Si’: Un paraíso verde en el corazón del Vaticano
El Papa Leo XIV impulsa la visión ecológica de Francisco con un centro pionero que une espiritualidad, sustentabilidad y justicia social
Un respiro verde en Castel Gandolfo
En un mundo cada vez más alarmado por la crisis climática, el Vaticano ha decidido ir más allá de la prédica y poner manos a la tierra. El Papa Leo XIV, heredero espiritual del legado progresista de Francisco, ha inaugurado Borgo Laudato Si’, un ambicioso centro de formación sostenible que busca ser una luz ecoteológica dentro y fuera de la Iglesia.
Situado en los terrenos de la residencia papal de Castel Gandolfo, a poco más de 20 kilómetros al sureste de Roma, Borgo Laudato Si’ se presenta como algo más que un proyecto ecológico. Es la materialización de una idea lanzada por el Papa Francisco en su encíclica Laudato Si’ (2015), un manifiesto verde en el que se alzaba la voz por la "casa común" y los más vulnerables que la habitan.
Ecología integral: del papel a la práctica
En palabras de Leo XIV durante la inauguración: “Cuidar de la creación es una vocación de todo ser humano. No somos creadores, sino criaturas entre otras criaturas, y tenemos la responsabilidad de proteger la maravilla que se nos ha confiado.”
Lejos de quedarse en la teoría, este centro de 55 hectáreas ofrece un abanico de iniciativas orientadas a interiorizar este mensaje desde el hacer. Desde visitas escolares sobre agricultura ecológica hasta formaciones de semanas para empresarios, Borgo Laudato Si’ se perfila como una experiencia inmersiva en sostenibilidad, educación y espiritualidad.
Un campus verde inspirado en San Pedro
En el corazón del proyecto se encuentra un invernadero colosal cuya arquitectura reproduce la forma curva de la columnata de la Plaza de San Pedro, evocando la acogida maternal de la Iglesia. Enfrente, una instalación educativa con diez salas y un comedor espera recibir a estudiantes, líderes corporativos, refugiados y devotos del planeta.
Este campus opera con energía solar, sin uso de plásticos y con un estricto sistema de cero residuos. Se han implementado sistemas de compostaje y reciclaje avanzados y, mediante inteligencia artificial, se optimiza el riego gota a gota, combinando machine learning y sensibilidad ecológica.
Sustentabilidad y oportunidad social
Además del sesgo claramente ecológico, el proyecto integra un foco social todavía más revolucionario: una escuela vocacional para grupos vulnerables, incluyendo mujeres víctimas de violencia de género, refugiados, exconvictos y personas en procesos de rehabilitación por adicciones.
Allí, los participantes se formarán en agricultura regenerativa, vitivinicultura ecológica y producción de aceite de oliva. Los productos —vino “Laudato Si”, aceite de oliva orgánico, quesos de leche de vacas criadas en la finca, infusiones de hierbas— se venderán in situ, permitiendo un modelo autosustentable cuyos excedentes serán reinvertidos en el programa educativo.
¿Un mensaje para CEOs?
Más allá del apoyo eclesiástico, el Vaticano busca que Borgo Laudato Si’ dialogue con el mundo empresarial. Una parte del campus estará destinada a seminarios ejecutivos, con el fin de plantear los desafíos ecológicos como también oportunidades económicas responsables.
Se espera que CEO's, directivos y emprendedores participen en jornadas de reflexión vinculada al impacto ambiental de sus industrias. Según organizadores, uno de los lemas que atraviesa la propuesta es: “No puede haber economía sin ecología”.
Volver al origen: la tradición agrícola del Vaticano
Lejos de ser una idea inédita, este giro productivo se enmarca en la tradición de autosustento agrícola que ha caracterizado durante siglos a muchos monasterios y conventos de Europa. Desde los viñedos benedictinos hasta las huertas cartujanas, la Iglesia ha cultivado alimento espiritual y literal en sus dominios.
La diferencia hoy es el enfoque tecnológico y ecológico, respaldado por una visión renovada que plantea la ecología integral como un acto de fe, justicia y modernidad.
¿Utopía realizable o modelo exportable?
El Vaticano no ha revelado públicamente la estructura financiera del proyecto ni su coste estimado, aunque ha confirmado que varios socios estratégicos invirtieron en él. Tampoco se descarta que el modelo se replique en otras regiones del mundo —especialmente dentro de diócesis con alto potencial agrícola— si se demuestra exitoso.
En este punto, Borgo Laudato Si’ funciona como una parábola viviente: un esfuerzo por demostrar que se puede vivir, educar y producir de manera armónica con la naturaleza, siendo fieles a la doctrina cristiana pero también al llamado urgente del cambio climático.
Una misa verde para un nuevo paradigma
El Papa Leo celebró recientemente la primera “misa verde” de la Iglesia, en medio de los jardines de Castel Gandolfo. Con oraciones específicas inspiradas en Laudato Si’ y una liturgia que invocaba la intercesión por “la creación amenazada”, este acto simbólico representa más que un gesto litúrgico: es la sanción de un nuevo paradigma teológico que bosqueja un cristianismo ecocéntrico y responsable.
Más de una década después de la publicación de Laudato Si’, la Iglesia Católica da un mensaje claro al mundo secular y multirreligioso: no se puede ser creyente y destruir la creación.
El futuro comienza en la tierra
En tiempos donde la fe y la ciencia parecen ir por caminos paralelos, el Vaticano apuesta a converger voluntades: ambientalistas y teólogos, campesinos y empresarios, científicos y religiosos. Todos unidos por una causa común que, según entendió muy bien Francisco, es profundamente espiritual: cuidar la casa de todos.
El Papa Leo XIV ha dado el siguiente paso, y Borgo Laudato Si’ podría convertirse no solo en un modelo de educación y producción sostenible, sino en una señal profética de lo que las religiones pueden hacer cuando toman en serio al planeta.