El calor extremo mata más que el frío: ¿Por qué Estados Unidos necesita reglas de verano para proteger a sus ciudadanos?

Mientras los veranos son cada vez más letales y caros, millones de personas en EE.UU. están desprotegidas por reglas energéticas que no se han adaptado al cambio climático

La cara oculta del calor en Estados Unidos

Durante muchos años, el invierno ha sido percibido como la estación más peligrosa en Estados Unidos: tormentas de nieve, apagones, y temperaturas bajo cero que pueden ser mortales. Como reflejo de ello, 41 estados cuentan con lo que se conoce como "reglas de clima frío", que prohíben a las compañías de servicios públicos cortar el suministro de energía durante días con frío extremo.

Pero el verano de 2023 fue un parteaguas. Según datos de Centers for Disease Control and Prevention (CDC) y analizados por diversos medios, al menos 2,300 personas murieron por calor extremo en EE.UU., la cifra más alta en 45 años de registros. Y eso es solo la punta del iceberg: expertos creen que la cifra real es mucho más alta, ya que muchas muertes por calor no se registran como tales en los certificados de defunción.

¿El problema? La mayoría de los estados no tienen protecciones energéticas para los meses de calor. Más aún, la ayuda financiera disponible para las familias durante el verano es mínima comparada con el invierno.

LIHEAP, un parche insuficiente para el calor

El Programa de Asistencia Energética para Hogares de Bajos Ingresos —Low Income Home Energy Assistance Program o LIHEAP— fue creado en 1981 como una herramienta para ayudar a las familias más vulnerables a pagar sus facturas de energía, principalmente en invierno.

Y ha sido efectivo. Durante su tiempo trabajando como gestora de casos en Kansas, Shylee Johnson relató cómo este programa fue decisivo para incluir a familias con niños, personas embarazadas y ciudadanos con condiciones médicas que requerían electricidad constante. “La gente ya no tenía que elegir entre pagar la electricidad o medicamentos”, explicó.

Pero el diseño del programa aún responde al contexto de hace cuatro décadas. Hoy, cerca del 85% del presupuesto de LIHEAP se destina a ayudar durante el invierno, dejando al verano con escasos recursos. De acuerdo con Mark Wolfe, director ejecutivo de la National Energy Assistance Directors Association (NEADA), casi 1 de cada 5 hogares de ingresos muy bajos carece de acceso regular a sistemas de aire acondicionado.

Sube la temperatura, sube la factura

El impacto del cambio climático ha roto paradigmas. Según la Environmental Protection Agency, el calor extremo ya supera al frío como la primera causa de muertes relacionadas con el clima en EE.UU. Durante las últimas décadas han aumentado la frecuencia, duración e intensidad de las olas de calor.

Y como si fuera poco, el coste de la electricidad ha crecido al doble del ritmo de la inflación en los últimos años, según datos federales. Esto hace que el acceso a un ventilador, aire acondicionado o al simple hecho de mantener la electricidad encendida sea un lujo inalcanzable para muchos. Algunas familias enfrentan el dilema cruel de decidir entre alimentar a sus hijos o protegerlos del calor.

La paradoja de la desconexión eléctrica en verano

Solo 21 estados, además de Washington D.C., prohíben explícitamente el corte del servicio eléctrico durante olas de calor. Esto significa que hay al menos 29 estados donde en pleno julio con 42 grados, una familia puede quedarse sin aire acondicionado por deudas acumuladas.

Como narró Shylee Johnson, el impacto es aún más devastador para quienes dependen de equipos médicos que requieren electricidad, como ventiladores portátiles, refrigeradores para insulina o máquinas de oxígeno. En esos casos, la interrupción del servicio puede ser literalmente una sentencia de muerte.

Un sistema desactualizado ante una emergencia moderna

Para Wolfe, el caos actual en materia de ayuda energética tiene su raíz en algo muy sencillo: "Las reglas que se escribieron hace treinta años para el invierno no se han ajustado al verano". Y esto tiene implicaciones legislativas. Los fondos federales destinados a programas como LIHEAP siguen siendo aprobados desde premisas invernales, sin considerar el cambio climático y sus implicaciones en la salud pública.

Karen Lusson, abogada especializada en equidad energética del National Consumer Law Center, fue tajante: “La idea de que el clima más mortífero es el frío ya no aplica. Tristemente, muchas de las muertes por calor son prevenibles”.

¿Qué se puede hacer? Acciones urgentes

  • Informarse sobre los derechos estatales en relación con los cortes de energía. Algunos estados regulan por calendario y otros por temperatura del día.
  • Consultar con el comisionado estatal de servicios públicos para entender qué protecciones existen localmente.
  • Investigar si la compañía eléctrica ofrece programas de asistencia, tarifas sociales o facilidades de pago.
  • Visitar portales como LIHEAP Clearinghouse, donde se explican los recursos disponibles en cada estado.

Un llamado a la equidad energética

La desigualdad en el acceso a servicios básicos como la electricidad revela una grieta moral en el sistema estadounidense. Desde leyes estatales inconsistentes hasta una brecha legislativa en la financiación de programas de ayuda, la ciudadanía más vulnerable queda a merced de una suerte que no debería depender del termómetro.

En palabras de Lusson: “Estamos aún atados a una lógica antigua, donde el frío mata y el verano es solo incómodo. Esa narrativa debe cambiar antes de que más vidas se pierdan innecesariamente”.

En un mundo donde el cambio climático se manifiesta sin piedad, repensar nuestras políticas de protección energética no es una opción: es una obligación.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press