El regreso del mahjong: cómo un juego ancestral lidera el movimiento social de la Generación Z

De las salas de abuelos a los bares hipster de San Francisco, descubre por qué el mahjong ha vuelto como una forma de conexión cultural, comunidad y diversión sin pantallas

Una nueva fiebre por un juego clásico

En un rincón vibrante del barrio Mission de San Francisco, entre luces de neón, cócteles artesanales y música de DJs locales, se escuchan los sutiles clics de fichas de mahjong deslizándose sobre mesas llenas de energía. Lo que hace apenas una década estaba reservado para las sobremesas de ancianos en comunidades chinas, ahora es una gran tendencia entre los jóvenes estadounidenses de la Generación Z.

Ryan Lee, un joven de 25 años de raíces chinas, es el principal dinamizador de este renacer cultural. Lo que comenzó como reuniones improvisadas en su pequeño apartamento se ha transformado en el YLL Mahjong Club, un movimiento social que reúne a cientos de jóvenes en fiestas bimensuales con hasta 30 mesas de mahjong en restaurantes, clubes nocturnos y bares de San Francisco.

Mahjong: historia milenaria, auge moderno

Originado en la China del siglo XIX, el mahjong ha sido durante años una actividad profundamente enraizada en la tradición y la familia. Un juego para cuatro jugadores con 144 fichas que combina estrategia, matemáticas, memoria y, por supuesto, una buena dosis de superstición. Su mecánica es tan compleja como adictiva: cada jugador debe formar una mano ganadora compuesta por cuatro juegos de tres fichas (ya sean tríos o escaleras) y una pareja.

En muchas familias asiáticas, aprender mahjong era casi un rito de paso. Sin embargo, con el paso a las generaciones nacidas y criadas en América del Norte, el juego quedó rezagado frente a nuevas formas de entretenimiento. Hasta que algo cambió.

Un fenómeno generacional: nostalgia, comunidad y desconexión

Eventbrite, la reconocida plataforma de eventos, reportó un aumento del 179% en eventos relacionados con mahjong en Estados Unidos desde 2023 a 2024. La mayoría de estos eventos son organizados por y para jóvenes de entre 20 y 30 años. ¿La razón detrás de este boom? Una combinación poderosa:

  • Desconexión digital: los jóvenes buscan espacios para interactuar fuera de sus teléfonos.
  • Herencia cultural: muchos descendientes de inmigrantes asiáticos desean reconectar con su identidad.
  • Comunidad: el mahjong, al ser un juego social y táctil, facilita nuevas amistades.

Como lo expresa Nicole Wong, escritora y productora radicada en Oakland: “Es una forma de construir comunidad. No es solo un juego, es una experiencia colectiva.” Wong, cuya pasión por el mahjong la llevó a publicar el libro “Mahjong: House Rules from Across the Asian Diaspora”, destaca además la importancia del juego como puente generacional.

Del salón al club nocturno: evolución del YLL Mahjong Club

Con más de 20 eventos organizados en apenas un año, el YLL Mahjong Club (abreviatura de Youth Luck Leisure) se ha convertido en una de las plataformas emergentes de socialización más atractivas de San Francisco. Inspirado por su propia nostalgia y la búsqueda de un sentido de comunidad, Ryan Lee explica: “La gente no solo quiere aprender a jugar, buscan otro espacio donde puedan hacer algo diferente, algo auténtico.”

El club no solo promueve el juego, sino que colabora con negocios locales —bares, restaurantes, cafeterías— dándoles una nueva clientela y vitalidad. Las fiestas incluyen enseñanza para novatos, bebidas temáticas, decoración inspirada en Asia Oriental y, por supuesto, buena música.

La hermana de Ryan ha comenzado eventos similares en Los Ángeles, y planean expandirse a otras ciudades estadounidenses como Nueva York, Chicago y Atlanta.

Grannycore: cuando lo 'vintage' se vuelve cool

El mahjong no es el único pasatiempo “de abuelita” que está siendo reivindicado por la juventud. También están en auge iniciativas como:

  • Talleres de tejido y crochet
  • Clubes de lectura presenciales
  • Clases de repostería casera
  • Juegos de mesa clásicos como el bridge o el Go

Eventbrite atribuye este fenómeno a un creciente deseo de los jóvenes por reconectar con la realidad física, con lo tangible, escapándose del ruido digital. Se le conoce como grannycore, una tendencia que toma prestada la estética, las prácticas y los valores de las generaciones mayores para remezclarlos en nuevas expresiones culturalmente relevantes.

Es una mezcla entre nostalgia e innovación. Las nuevas generaciones toman lo viejo, lo hacen propio y lo transforman”, apunta Joyce Yam, manager de patrocinios del club de mahjong y una de las organizadoras clave en San Francisco.

Una forma de identidad y resistencia cultural

Para muchos jugadores, en especial aquellos de la diáspora asiática, el mahjong no es solo entretenimiento. Es una forma de reconectar con historias familiares, con abuelos que jugaban durante horas, con idiomas que alguna vez se hablaron en casa. En ese sentido, representa una afirmación de identidad cultural en una sociedad que históricamente ha relegado lo no occidental a los márgenes.

El testimonio de Ethan Vuong es ilustrativo. Nacido en Florida y residente de San Francisco, Vuong aprendió mahjong recientemente como una manera de “conectar con sus raíces chinas”. Hoy, además de competir regularmente, se ha convertido en voluntario para enseñar el juego a los recién llegados. “No es solo un juego de lógica. Es una forma de expresión personal. Yo seguiré jugando hasta el día que le gane a mi abuela”, bromea.

Un movimiento en expansión

No cabe duda de que el fenómeno del mahjong entre los jóvenes estadounidenses recién está comenzando. Existen cuentas en TikTok e Instagram dedicadas exclusivamente a estrategias, jugadas complejas y memes relacionados con el juego. El hashtag #MahjongNight acumula millones de visualizaciones, mientras diseñadores están creando sets personalizados que combinan estética millennial con iconografía tradicional china.

Además, universidades están empezando a incluir clubes de mahjong entre sus actividades extracurriculares. Lo que toda esta efervescencia indica es una autenticidad generacional que, en medio de tanto ruido digital, busca silencio, pertenencia y conexión.

Como explicó Ryan Lee: “Las fichas son solo una parte. Lo que importa es la gente. Y el mahjong, mágicamente, logra reunirla.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press