Elon Musk y su apuesta de un billón de dólares: ¿futurismo realista o delirio corporativo?

Tesla plantea un plan de compensación sin precedentes para su CEO mientras se enfrenta a ambiciosos retos tecnológicos y de producción

Un plan de compensación de ciencia ficción

Tesla ha vuelto a sacudir el mundo empresarial con una propuesta que parece más sacada de un guion de ciencia ficción que de un acta corporativa. La compañía dirigida por Elon Musk ha anunciado que el magnate podría recibir hasta un billón de dólares en compensación —sí, un millón de millones— si se cumplen una serie de metas extremadamente ambiciosas en los próximos diez años.

Según los documentos regulatorios presentados por la empresa, el paquete de pago está dividido en doce tramos de acciones. Cada tramo está condicionado al logro de objetivos que van desde la producción masiva de vehículos eléctricos hasta la expansión de la empresa hacia la inteligencia artificial y la robótica a gran escala.

¿Cuáles son los objetivos?

El plan está construido alrededor de metas desafiantes y en varios sentidos revolucionarias:

  • Alcanzar una valoración de mercado de al menos 2 billones de dólares (actualmente, Tesla ronda los 600 mil millones).
  • Lograr la entrega de 20 millones de vehículos eléctricos anualmente (algo que implicaría multiplicar por 10 su capacidad actual: Tesla entregó menos de 2 millones en 2024).
  • Poner en operación comercial a un millón de robotaxis autónomos.
  • Entregar un millón de robots de inteligencia artificial, también conocidos como Tesla Bots o Optimus.

Además, Elon Musk tendría que permanecer en Tesla al menos 7 años y medio para cobrar parte del paquete, y 10 años para recibir el pago completo. También debe presentar un plan concreto de sucesión para los últimos dos tramos del plan.

¿Tecnológica o mitológica?

Elon Musk ha construido su legado alrededor de la idea de que nada es imposible. Desde cohetes reutilizables con SpaceX hasta implantes cerebrales con Neuralink, su visión desafía lo «posible» de forma constante. No sorprende, entonces, que este paquete esté alineado con esa visión de futuro audaz, por no decir arriesgada.

Sin embargo, la magnitud de lo que exige para acceder a esta megacompensación ha hecho que muchos analistas se cuestionen si se trata de un objetivo realista o de una maniobra mítica para motivar a los mercados.

El reputado analista de inversiones Gene Munster señaló en una entrevista: “Para que Tesla alcance esas cifras, tendría que ser más grande que Apple, Microsoft y Google juntas. Es un Everest corporativo sin precedentes.”

Más que dinero: el poder corporativo de Musk también crecería

El plan también contempla otorgar a Musk mayor poder de decisión sobre la empresa. Musk ya posee un gran número de acciones de Tesla, por lo que aumentar ese control suscita debates éticos y de gobernanza. Esto se convierte en un tema aún más relevante considerando que, en 2023, un tribunal de Delaware anuló su anterior paquete de pago récord de 44.9 mil millones de dólares por razones de conflicto de interés y falta de evaluación independiente.

Durante la asamblea anual de accionistas pautada para el 6 de noviembre, se discutirá el plan. El año pasado, los inversores votaron a favor de restituir el antiguo paquete salarial de Musk, un indicador de su aún presente popularidad entre los accionistas a pesar de sus controversias.

Tesla en el contexto del mercado automotriz global

El mundo del automóvil está en plena transformación. La transición hacia los vehículos eléctricos (EVs) se ha acelerado con apoyos estatales, conciencia medioambiental y avances tecnológicos. Sin embargo, la competencia es feroz. Marcas como BYD (China), Ford, Volkswagen y Rivian están apostando fuerte por su participación.

Las cifras anuales de 2024 muestran que Tesla entregó 1.8 millones de vehículos. Para llegar al objetivo de 20 millones, tendría que crecer a una tasa acumulada de más del 30% anual durante toda la década. La pregunta es: ¿puede sostenerse una escalada así en volumen, infraestructura, logística y demanda?

Además, el objetivo de un millón de robotaxis autónomos sería un salto cuántico en lo que a regulación, tecnología, infraestructura y aceptación ciudadana se refiere. Hoy, Tesla aún no ha lanzado un sistema Full Self-Driving que sea aprobado para operación comercial masiva en ningún país.

Optimus: ¿el Asimov corporativo de Musk?

Uno de los puntos más llamativos del plan es la entrega de un millón de Tesla Bots (Optimus), los robots humanoides que prometen redefinir la fuerza laboral industrial. El robot fue presentado con bombo y platillo, aunque todavía está en etapas prototípicas y ha sido objeto de escepticismo.

Expertos como Rodney Brooks, cofundador de iRobot y pionero de la robótica moderna, han indicado que este tipo de promesas están “a décadas de hacerse realmente viables” y que los desafíos de locomoción, manipulación, aprendizaje e interacción aún no están resueltos.

¿Está Musk vendiendo el futuro o empujando sus fronteras? Quizás ambas cosas sean ciertas.

Lo que opinan los inversores

Tras el anuncio del plan, las acciones de Tesla subieron un 2% en el mercado previo. Aunque puede parecer poco si se compara con la magnitud del anuncio, denota que los inversores aún confían en la capacidad de Musk para mejorar el valor de la empresa. Sin embargo, quedan dudas éticas y de gobernabilidad que podrían influir en la decisión final de los accionistas en noviembre.

Algunos críticos, como Kristin Hull, CEO de Nia Impact Capital, señalaron que la estructura del plan “incentiva una concentración de poder peligrosa y establece precedentes insalubres en el terreno de la equidad corporativa.”

La obsesión de Silicon Valley por el superpago

Elon Musk no es el único CEO que ha lanzado un plan de pago basado en desempeño. Satya Nadella (Microsoft), Tim Cook (Apple) e incluso Sundar Pichai (Google) han recibido paquetes multimillonarios. Sin embargo, ninguno se acerca ni remotamente al umbral de los 1,000,000,000,000 de dólares. ¿Es este paquete la culminación de la cultura del héroe-CEO?

Un análisis del Center for American Progress indica que, en 2023, los directores ejecutivos de las empresas del S&P 500 ganaron, en promedio, 344 veces más que sus empleados. Este nuevo paquete empujaría aún más esa brecha, en un momento en que miles de trabajadores tech han sufrido despidos masivos.

Musk, Tesla y el espejo de la historia

Comparar a Musk con empresarios históricos como Henry Ford, Thomas Edison o Andrew Carnegie es tentador. Pocos nombres han influido tanto en múltiples industrias al mismo tiempo: coches, energía, espacio, inteligencia artificial, neurociencia. Cada uno de esos nombres fue disruptivo... pero también construyeron estructuras empresariales sostenibles.

La gran diferencia es que Musk se mueve en una realidad donde las redes sociales y el culto a la personalidad amplifican todo: lo bueno, lo malo y lo improbable.

¿Un plan brillante o una jugada de egocentrismo corporativo?

En términos financieros, el plan podría verse como una apuesta simbólica que galvaniza a seguidores, inversores y empleados. Una promesa de que lo imposible podrá ser logrado si todos apuestan por la visión Muskiana. Pero también suscita interrogantes sobre desigualdad, gobernabilidad y viabilidad.

¿Veremos un Tesla de 20 millones de coches al año, millones de robotaxis y una legión de Tesla Bots trabajando en fábricas? ¿O será esa meta un símbolo de la era del CEO visionario que juega en la delgada línea entre la innovación y la megalomanía?

Por ahora, la respuesta depende de los votos de los accionistas... y probablemente, de nuestra capacidad colectiva de seguir creyendo en Musk como profeta tecnológico.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press