Lujo, corrupción y estrategia geopolítica: el caso del vicepresidente de Guinea Ecuatorial que incomoda a EE. UU.

Teodoro Nguema Obiang: entre yates, Ferraris y sanciones, Washington le abre la puerta en nombre del petróleo y el temor a China

El lujo de un líder acusado de saquear su país

Teodoro “Teddy” Nguema Obiang, vicepresidente de Guinea Ecuatorial e hijo del presidente Teodoro Obiang Nguema Mbasogo, es una figura conocida no solo por su papel político, sino por su escandaloso estilo de vida. Lujos ostentosos como mansiones en Hollywood, colecciones de autos exóticos y memorabilia de Michael Jackson contrastan fuertemente con la pobreza extrema que afecta a más del 70% de los 1.5 millones de ciudadanos del pequeño país africano.

En 2017, una corte francesa condenó a Obiang por malversación de fondos públicos, imponiéndole una sentencia suspendida de tres años, una multa de 30 millones de euros, y confiscó propiedades de lujo en París. En 2014, el Departamento de Justicia de EE. UU. llegó a un acuerdo con él que resultó en la entrega voluntaria de activos por más de 30 millones de dólares, incluyendo una mansión en Malibu y un Ferrari.

Una visa que revela prioridades contradictorias

Pese a estar bajo sanciones estadounidenses por corrupción, el Departamento de Estado está procesando una exención temporal de visa para que Obiang viaje a Nueva York con motivo de una cumbre de la ONU. Lo más polémico: la visa le permitiría moverse también por Miami y Los Ángeles, ciudades donde posee propiedades embargadas en procesos legales por corrupción.

Mientras tanto, la misma administración que concede este permiso ha restringido el ingreso a numerosos ciudadanos extranjeros, incluyendo líderes de Palestina, Irán y otros países con representación diplomática en la ONU. Esta contradicción en la política migratoria estadounidense levanta serias dudas sobre la coherencia entre los valores democráticos que proclama y la realpolitik que ejecuta.

¿Por qué EE. UU. flexibiliza las sanciones?

¿Qué motivaría a Washington a suavizar su postura respecto a uno de los políticos más impugnados del continente africano? La respuesta es doble: geopolítica y petróleo.

Funcionarios del gobierno estadounidense, citados bajo anonimato, argumentan que permitir el viaje de Obiang responde a una estrategia para contrarrestar la creciente influencia china y rusa en Guinea Ecuatorial, país rico en petróleo.

China ha mostrado ambiciones claras de construir una base naval en la costa atlántica de Guinea Ecuatorial, lo que supondría un cambio radical en la arquitectura de seguridad del continente. Esta sería su segunda base militar en África y la primera frente al océano Atlántico. Washington teme un punto de partida estratégico para operaciones chinas en el hemisferio occidental.

Guinea Ecuatorial: opulencia para pocos, hambre para muchos

El contraste entre la riqueza personal del clan Obiang y la situación socioeconómica de su población es tan dramático como trágico. Guinea Ecuatorial tiene uno de los PIB per cápita más altos de África (más de 8.000 USD anuales según el FMI), pero la mayoría de la población vive sin acceso a servicios básicos como salud y educación de calidad.

Transparencia Internacional ha clasificado repetidamente al país como uno de los más corruptos del mundo. Amnistía Internacional y Human Rights Watch han documentado sistemáticamente violaciones de derechos humanos, censura, detenciones arbitrarias, torturas e injusticia sistemática para los opositores al régimen.

¿Un futuro presidente en preparación?

El padre de Teddy, Teodoro Obiang Nguema, ostenta el dudoso honor de ser el presidente más longevo del continente africano, con más de 40 años en el poder desde el golpe de Estado en 1979. Con 81 años, se presume que está preparando la transición dinástica hacia su hijo, consolidando una monarquía de facto en el África subsahariana.

Que EE. UU. otorgue este tipo de “pases diplomáticos” a figuras que flirtean con el poder absoluto perpetuo cuestiona nuevamente su legitimidad al criticar a otras dictaduras.

Presión internacional e impunidad aparente

Sudáfrica confiscó en 2023 dos villas y un superyate a Teodoro Nguema Obiang como parte de una demanda legal ganada por un ciudadano sudafricano que fue ilegalmente arrestado y torturado por autoridades ecuatoguineanas. Francia, Estados Unidos y Suiza también han confiscado activos. Pero el impacto real de estas acciones ha sido limitado.

Como lo expresó la entonces Fiscal General Adjunta de EE. UU., Leslie Caldwell, “Nguema Obiang saqueó sin remordimientos el erario de su nación, extorsionó a empresas y se embarcó en una gira de gastos basada en sobornos en EE. UU.”.

China y Rusia: las nuevas potencias en África

El continente africano ha sido el escenario de una nueva Guerra Fría con actores distintos: ya no es la URSS contra Occidente, sino China y Rusia contra los países occidentales. China ha invertido miles de millones en infraestructura, préstamos y proyectos en África, comúnmente sin exigir condiciones políticas en temas de democracia o derechos humanos.

Rusia, por su parte, ha estrechado lazos con regímenes sancionados por Occidente, proporciona entrenamiento militar y busca acceso estratégico a recursos naturales. En este contexto, Guinea Ecuatorial, con sus reservas de gas y petróleo en el Golfo de Guinea, se convierte en un tablero clave para estas potencias.

¿Hay contradicciones en la política exterior de EE. UU.?

La estrategia de doble rasero de los EE. UU. en nombre del interés nacional pone en entredicho la ética de su política exterior. ¿Puede un país que sostiene que lucha contra la corrupción entregar una visa a alguien condenado por corrupción para fomentar negocios petroleros?

Esto se vuelve aún más polémico cuando se sabe que la administración ha endurecido regulaciones de visados para estudiantes extranjeros y activistas por consideraciones políticas.

Además, mientras se abre camino a Obiang, líderes de otras naciones enfrentan bloqueos diplomáticos por motivos políticos. Líderes palestinos no han recibido visado para asistir a la misma cumbre de la ONU. Las relaciones con Irán, Nicaragua y Venezuela continúan congeladas por sanciones y medidas unilaterales de Washington.

¿Debilidad o pragmatismo?

Esta política hacia Obiang, más que una señal de tolerancia, es vista por algunos como un símbolo de pragmatismo desesperado: mantener el acceso al petróleo africano y frustrar las ambiciones internacionales de fenómenos como el expansionismo chino.

Puede que la decisión de conceder esta visa se vea en Washington como una necesidad táctica. Pero no deja de sacrificar coherencia moral y liderazgo ético a cambio de beneficios dudosos en el largo plazo.

¿Lujo a prueba de ética?

Los yates de 100 millones de dólares, los Lamborghinis dorados y las fiestas privadas no son simples aspectos anecdóticos del carácter excéntrico de un líder africano. Son el reflejo de un sistema en que la riqueza del Estado se convierte en patrimonio personal mientras se desprecia la salud, educación y bienestar del pueblo.

Washington, al abrirle de nuevo la puerta con una exención diplomática, envía una señal clara: cuando el petróleo está en juego… la ética es negociable.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press