Nacionalismo conservador en ascenso: la nueva cara del poder en Washington

Del margen político al corazón del Partido Republicano: cómo una ideología que parecía radical se ha convertido en la brújula de la derecha estadounidense

Un giro ideológico que redefine los pilares del Partido Republicano

En el corazón de Washington, a escasos pasos de la Casa Blanca, se celebró recientemente la National Conservatism Conference de 2025. Aunque hace apenas un lustro esta cumbre era considerada un esfuerzo marginal dentro del espectro político estadounidense, hoy representa el nuevo epicentro ideológico del conservadurismo en Estados Unidos.

La victoria de Donald Trump no solo fue un triunfo personal, sino ideológico”, declaró el senador Eric Schmitt de Missouri ante una sala llena de congresistas, exfuncionarios de la administración Trump, donantes influyentes y expertos mediáticos de derecha. “El nacionalismo conservador es una idea cuyo momento ha llegado”.

¿Qué es el nacionalismo conservador?

Para entender este fenómeno, hay que remontarse a 2019, cuando tuvo lugar la primera edición estadounidense de esta conferencia. El movimiento es promovido por la Edmund Burke Foundation, un think tank fundado por el teórico político israelí Yoram Hazony, quien lo define como una filosofía política centrada en la restauración de las tradiciones nacionales y religiosas como ancla de unidad coherente y duradera de la sociedad.

Hazony cree que el multiculturalismo, el globalismo y el liberalismo moral han erosionado las bases que dieron cohesión a Estados Unidos en el pasado. Su propuesta: volver a un modelo que priorice la identidad nacional basada en principios cristianos, cultura común e inmigración limitada.

Del discurso intelectual a la política práctica

La consagración del nacionalismo conservador como fuerza política no es teórica. Con la reelección de Trump y el ascenso de senadores como J.D. Vance —ahora vicepresidente estadounidense— el ideario ha llegado directamente al corazón del poder. Vance, quien en 2021 pidió atacar "honestamente y agresivamente" a las universidades, hoy ha logrado convertir esas palabras en acción, impulsando recortes presupuestarios a centros de educación superior desde la administración.

En sus propias palabras durante la convención republicana de 2024: "América no es solo una idea. Es un pueblo con una historia compartida y un destino común".

Una agenda radical sin tapujos

Los paneles de esta última conferencia reflejan con claridad hacia dónde se dirige el movimiento:

  • "La amenaza del islamismo en Estados Unidos"
  • "La Biblia y la renovación de Estados Unidos"
  • "Revocar Obergefell" (referente al caso que legalizó el matrimonio igualitario en 2015)

Las opiniones expresadas por los oradores fueron contundentes. La autora Katy Faust afirmó que la legalización del matrimonio igualitario ha socavado los derechos de los padres biológicos: “Cuando el Estado puede asignar la paternidad a extraños, también puede quitártela a ti”.

Y uno de los más influyentes donantes republicanos, Thomas Klingenstein, no dudó en centrarse en la idea de que el mayor problema de Estados Unidos es la “culpabilidad blanca”: "Estados Unidos ya no es culpable de racismo sistémico".

El mensaje de Schmitt: un renacimiento de nacionalismo cristiano

El senador Eric Schmitt pronunció un encendido discurso de media hora que fue replicado miles de veces en redes sociales. Declaró que “la vieja guardia conservadora se aferraba a lo legal; nosotros luchamos por lo que es bueno para el país”.

En uno de los pasajes más polémicos, dijo que Estados Unidos “le pertenece a nosotros, no a ellos”, refiriéndose a los inmigrantes legales, y añadió: “Somos los hijos y las hijas de los peregrinos que domesticaron el continente, no debemos disculparnos por quienes somos”.

¿Qué quiere conservar el nacionalismo conservador?

El nacionalismo conservador busca preservar:

  • Una identidad cristiana y “occidental” como columna vertebral del país.
  • Una inmigración drásticamente limitada.
  • La sobriedad fiscal y la priorización de familias “tradicionales”.
  • El rechazo a construcciones posmodernas de género, raza u orientación sexual.

Y con funcionarios simpatizantes en el aparato federal, han comenzado a aplicar esa visión: una ofensiva contra universidades que promueven “ideología woke”, rescisión de fondos para ONG proinmigrantes, e incluso intentos de reinterpretar el fallo Obergefell.

En el ojo del huracán: Eric Adams y el dilema demócrata

En paralelo a este giro de la derecha, el alcalde de Nueva York, Eric Adams, ha sido objeto de rumores sobre posibles ofertas para unirse a la administración Trump. Aunque él ha afirmado que “aún no hay propuestas formales” y que quiere seguir como candidato a la reelección, algunos contactos cercanos, como el exgobernador David Paterson, afirman que Adams “recibió muchas ofertas”.

Estos intercambios muestran cómo el poder del trumpismo alcanza incluso a figuras demócratas con ambiciones federales. En el marco actual, y considerando las investigaciones legales que Adams enfrentó —posteriormente desestimadas—, aceptar una oferta federal podría significar tanto una salida política elegante como una validación del discurso conservador sobre seguridad pública y orden.

Lo que dicen las encuestas

Según una encuesta de Reuters/Ipsos de abril de 2025, un 61% de los votantes republicanos se identifican ahora con el nacionalismo conservador. Además, un 45% apoya limitar incluso la inmigración legal, y un 57% cree que Estados Unidos debe basarse explícitamente en valores cristianos.

La candidata demócrata presidencial, Tammy Duckworth, ha calificado esto como "un retorno peligroso a los nacionalismos del siglo XX". Pero, hasta ahora, le ha costado articular un contranarrativo suficientemente potente.

¿Una revolución cultural?

Los ponentes no ocultan su intención: “Esto no es solo una administración conservadora más. Es una revolución cultural en proceso”, dijo el ex director del presupuesto de la Casa Blanca, Russell Vought. En su intervención, afirmó que están dispuestos a usar cualquier resquicio legal para revertir medidas del Congreso y fortalecer al Ejecutivo: “Si el Congreso nos dio autoridad amplia, la usaremos agresivamente”.

Esto refuerza la idea de que no se trata solo de rescatar un legado político, sino de reconfigurar completamente las instituciones estadounidenses.

La disidencia en la sombra … ¿y por cuánto tiempo?

Mientras tanto, tanto medios liberales como legisladores moderados intentan poner freno a esta ola, denunciando peligros autoritarios en gestos como la propuesta de renombrar el Departamento de Defensa como “Departamento de Guerra” o el plan de suspender poderes judiciales locales en base a “emergencias de seguridad”.

Pero su capacidad de respuesta es limitada, especialmente cuando gran parte del electorado republicano siente que el nacionalismo conservador les devuelve el orgullo nacional perdido.

¿Y ahora qué?

Yoram Hazony, en el discurso inaugural de la conferencia, resumió la estrategia: “Esto es lo que significa ganar”. Schmitt, cerrando su discurso, lo reafirmó con una frase que recordaba a Reagan pero sonaba puramente trumpista: “América es la herencia más magnífica que ha conocido la humanidad. No, no estamos arrepentidos, ni lo estaremos jamás”.

La pregunta urgente que queda es: ¿podrá sobrevivir el pluralismo estadounidense al auge del nacionalismo conservador?

Este artículo fue redactado con información de Associated Press