Ser millonario de la noche a la mañana: El lado oculto de ganar la lotería en EE.UU.
La historia de los ganadores y los desafíos de la fama repentina en una era donde el anonimato es un lujo legal
El día que cambió su vida para siempre
En 1999, Timothy Schultz, un joven de 21 años que trabajaba en una gasolinera de Iowa, se convirtió en noticia nacional al ganar un premio de 29 millones de dólares en la lotería Powerball. En aquel entonces, la ley estatal obligaba a revelar su identidad, por lo que accedió a ofrecer una conferencia de prensa, animado por los oficiales de la lotería que le aseguraron que así evitaría ser acosado por los medios.
La realidad fue muy distinta. Schultz pronto descubrió que su vida privada había terminado. Desconocidos lo abordaban para pedirle autógrafos o, insólitamente, para "frotarlo" con la esperanza de que les contagiara algo de su buena suerte. "Ya no era solo Tim, era Tim el ganador de la lotería", recuerda décadas después.
La nueva lotería: anonimato y seguridad
Hoy en día, casos como el de Schultz serían menos comunes. Gracias a reformas legales impulsadas en las últimas décadas, la mayoría de los estados en EE.UU. permiten a los ganadores de grandes premios mantener el anonimato parcial o total. Actualmente, nueve estados permiten anonimato completo y diez más permiten ocultar la identidad si el premio supera ciertos montos, que van desde los $10,000 en Minnesota hasta los $10 millones en Virginia.
Kurt Panouses, abogado especializado en loterías, ha representado a decenas de ganadores de premios multimillonarios. Según él, el anonimato es clave. "Recibimos contactos constantes de inversores, estafadores y gente desesperada intentando alcanzar a mis clientes”, comenta. Por eso recomienda usar intermediarios como fideicomisos privados y si es posible, reclamar el premio en días altamente noticiosos, como el día de las elecciones, para desviar la cobertura mediática.
¿Por qué se hacía público antes?
Históricamente, la transparencia era vista como una herramienta vital de legitimidad. Jonathan D. Cohen, autor de "For a Dollar and a Dream: State Lotteries in Modern America", explica que las loterías surgieron en Estados Unidos como una forma de financiar servicios gubernamentales sin incrementar los impuestos. En los siglos XVIII y XIX, los ganadores eran anunciados en ferias y eventos públicos. En los años 80, muchos sorteos eran presenciales y los ganadores daban entrevistas emotivas que incluso se transmitían por televisión.
"Aquí está esta ama de casa, aquí este huérfano", recuerda Cohen. "Los ganadores solían hacer llorar al público con sus historias."
Pero con los multi-estatales como Powerball o Mega Millions, que acumulan premios enormes mientras esperan a un ganador legítimo, las historias humanas se diluyeron, permitiendo una mayor distancia entre las cifras y los rostros. Aun así, los premios alcanzan niveles récord: el sorteo actual del Powerball supera los $1.800 millones, el segundo premio más grande de la historia en EE.UU.
El anonimato como protección
El crecimiento de los premios impulsó también mayores riesgos. Una persona que despierta siendo multimillonaria puede no estar preparada para el asedio mediático, emocional y financiero.
Mark K. Harder, abogado de una pareja de Míchigan que ganó $842.4 millones en 2024, explicó que la pareja no solo deseaba evitar amenazas, sino también mantener su imagen previa. Contrataron un equipo de relaciones públicas para revisar sus redes sociales y eliminar cualquier detalle inadvertido que pudiera ponerlos en peligro.
Entre las razones más frecuentes para solicitar el anonimato figuran:
- Miedo a estafas y extorsiones.
- Evitar disputas familiares o peticiones de dinero.
- Deseo de continuar con una vida normal.
Historias que advierten... y otras que inspiran
Uno de los casos más tristemente célebres de la historia de la lotería es el de Andrew "Jack" Whittaker Jr. de Virginia Occidental. Ganó $113.4 millones netos en 2002. El premio lo lanzó a una fama inmediata y turbulenta: sufrió demandas, adicciones, tragedias familiares y terminó diciendo que habría preferido "romper el boleto" antes de cobrarlo. Murió en 2020 sin haber disfrutado realmente su fortuna.
Sin embargo, Cohen recuerda que estos casos son minoría. “La gran mayoría de los ganadores viven más saludablemente y con más recursos que los no ganadores”, afirma. Y aunque varios estados permiten el anonimato, insisten en que los nombres sean revelados, al menos a las autoridades estatales, para evitar fraudes internos o amaños.
Premios históricos y posturas públicas
El mayor ganador individual hasta ahora, Edwin Castro, obtuvo $2.04 mil millones en 2023 comprando un boleto en California, donde la ley exige divulgar su identidad. Castro publicó un comunicado, pero declinó dar entrevistas.
En contraste, un inmigrante laosiano y sobreviviente de cáncer que ganó $1.3 mil millones en 2023 se presentó orgullosamente en una conferencia de prensa, afirmando que quería compartir su historia para inspirar a otros.
Incluso Timothy Schultz, quien tuvo una experiencia complicada con la fama, admite hoy que las historias pueden tener un impacto positivo. "Si alguien quiere contar su historia para inspirar a otros, puede ser algo muy valioso", afirma.
¿Qué harías tú si ganaras la lotería?
Ganar la lotería puede parecer el sueño dorado de millones de personas, pero cada vez más ganadores advierten que se trata de un arma de doble filo. La clave, según expertos y exganadores, está en la preparación, el asesoramiento legal y financiero inmediato, y sobre todo, en decidir con cuidado cuánta visibilidad estás dispuesto a tener.
Como afirma Cohen, "uno no quiere que el sobrino del director de la lotería gane todos los premios en secreto". La transparencia institucional debe equilibrarse con el derecho individual al anonimato.
El dinero puede comprar tranquilidad, pero también puede generar caos si no se maneja con discreción y prudencia. Lo importante es saber que, más allá de las cifras astronómicas, lo que se vuelve realmente valioso es conservar la propia identidad y estabilidad emocional en medio de un cambio radical.