Shamm Qudeih: La niña símbolo de la lucha por la vida en Gaza

Entre la guerra, la malnutrición y la esperanza: el viaje de una pequeña palestina desde el borde de la muerte hasta una nueva oportunidad en Italia

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Shamm Qudeih, una niña palestina de tan solo dos años, se ha convertido en un símbolo inesperado de esperanza en medio de uno de los conflictos humanitarios más angustiosos del siglo XXI. Su historia —de desnutrición severa en un hospital en Gaza a una recuperación prometedora en Nápoles— pone rostro humano al sufrimiento infantil generado por la guerra y las políticas de bloqueo.

Una infancia atravesada por la guerra

Shamm nació semanas antes del ataque del 7 de octubre de 2023, cuando militantes liderados por Hamás mataron a unas 1.200 personas, en su mayoría civiles, y tomaron a otras 251 como rehenes. En represalia, Israel lanzó una ofensiva militar a gran escala sobre Gaza que, según cifras del Ministerio de Salud gazatí, ha dejado más de 64.000 muertos palestinos, con al menos la mitad siendo mujeres y niños.

En medio de esta devastación, Shamm luchaba no solo contra el entorno violento, sino también contra un enemigo silencioso: una enfermedad genética metabólica denominada enfermedad de almacenamiento de glucógeno. Esta rara condición impide que su cuerpo procese eficientemente los carbohidratos, afectando su crecimiento muscular y desarrollo físico.

De piel y huesos a una nueva vida en Nápoles

En agosto de 2025, una imagen captada por la periodista Mariam Dagga mostraba a Shamm en el Hospital Nasser de Khan Younis, extremadamente delgada, con el cabello enmarañado, los ojos hundidos y las costillas sobresaliendo de su pequeño cuerpo. Pesaba apenas 4 kilos, la mitad del mínimo necesario para un niño de su edad.

Gracias a un esfuerzo coordinado entre grupos médicos y diplomáticos, Shamm, junto con otros seis niños palestinos gravemente enfermos, fue evacuada a Italia en busca del tratamiento que su condición requería con urgencia, algo imposible de conseguir en Gaza debido al bloqueo israelí que limitaba el acceso incluso a medicinas básicas.

Tratamiento especializado en Nápoles

En el Hospital Pediátrico Santobono Pausilipon de Nápoles, dirigido por el especialista en enfermedades genéticas pediátricas Dr. Daniele de Brasi, comenzó el proceso de recuperación. Allí, Shamm recibió una dieta especializada con alto contenido en carbohidratos, en forma de papilla especial, diseñada para tratar su enfermedad de base.

“Estaba en una condición clínica seria y desafiante,” afirma de Brasi. Desde su llegada, Shamm ha aumentado su peso a 5,5 kilogramos. Aunque sigue lejos de un peso normal para su edad, su estado ha mejorado considerablemente.

Ahora, con una sonrisa tímida y los ojos brillando, Shamm se sienta en su cuna con su camiseta que dice “Cute” mientras su madre y hermana mayor le llaman desde el otro lado de la habitación. Una imagen muy distinta de la tomada hace apenas semanas en Gaza.

El costo emocional y físico del desplazamiento

La madre de Shamm, Islam Qudeih, ha vivido el horror indescriptible que implica el desplazamiento forzado. Ha sido desplazada al menos 15 veces, mudándose de un campamento de tiendas improvisado a otro en un intento desesperado por encontrar refugio y atención médica para su hija.

“Caminábamos largas distancias bajo el sol extremo, sin comida, sin agua y sin medicinas,” recuerda Islam. En Gaza, los médicos sospechaban el origen genético de la enfermedad de Shamm, pero no había forma de confirmar el diagnóstico, mucho menos de tratarlo adecuadamente.

La ayuda humanitaria era escasa. En ocasiones, recibía leche especial, pero Shamm ya había perdido el hábito de tomarla, tras largos periodos sin acceso a leche debido al bloqueo. Naciones Unidas alertó en julio que más de 12.000 niños menores de cinco años presentaban desnutrición aguda en Gaza, y unos 2.500 sufrían desnutrición severa.

En memoria de una periodista que documentó la verdad

La historia de Shamm está irrevocablemente ligada a la periodista Mariam Dagga, quien documentó las duras imágenes de su estado crítico. Dagga fue una de las 22 personas muertas en un ataque israelí al Hospital Nasser el 25 de agosto de 2025, días después de tomar la que sería una de sus últimas fotografías.

“Fue a la escuela conmigo y venía constantemente a vernos al hospital,” contó Islam. “Se quedó hasta el último peldaño de la escalera para despedirse de nosotras.” Su muerte representa otra tragedia en esta crisis olvidada.

Una de muchas: la situación médica de los niños de Gaza

Shamm forma parte de un grupo de 181 niños palestinos que están siendo tratados en Italia, según el Ministerio de Relaciones Exteriores italiano. Un tercio de ellos llegó después de la intensificación del bloqueo en marzo de 2025.

Este esfuerzo humanitario es vital, dado que Gaza City ya se encuentra en estado de hambruna, según los últimos reportes del Marco Integrado de Clasificación de la Seguridad Alimentaria (IPC). Más de medio millón de personas en Gaza —una cuarta parte de la población— viven en condiciones de hambre catastrófica.

Mientras tanto, Israel niega que exista hambruna, alegando que ha permitido el ingreso de suficiente ayuda humanitaria. No obstante, agencias de la ONU, organizaciones médicas y testigos afirman lo contrario.

Un futuro en duda, pero lleno de esperanza

Actualmente, Shamm recibe alimentación a través de una sonda nasogástrica, la cual podría retirarse en un mes. Durante el día, consume alimentos sólidos como carne y pescado, siendo supervisada minuciosamente por su equipo médico. Recibe aproximadamente 500 calorías diarias, cifra que va aumentando progresivamente para evitar el síndrome de realimentación, un riesgo en este tipo de casos.

Su hermana Judi, de 10 años, también mostró signos de desnutrición al llegar a Italia. Ha ganado casi dos kilogramos y se encuentra ahora en buen estado. Su madre, aunque agradecida por verlas mejorar, no se plantea volver pronto a Gaza.

“No hay ninguna posibilidad de regresar mientras haya guerra. No puedo dejar que mis hijas vivan eso otra vez,” lamenta Islam.

La historia de Shamm no solo refleja los horrores de una guerra sin fin, sino también la resistencia del espíritu humano, la importancia de la solidaridad internacional y la necesidad urgente de soluciones políticas y humanitarias permanentes para Gaza.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press