Trump y el regreso del 'Departamento de Guerra': ¿romanticismo histórico o estrategia política?

El expresidente de EE.UU. insiste en revivir el nombre del 'Departamento de Guerra', evocando una era pasada como símbolo de poder. ¿Qué hay detrás de este cambio simbólico?

Un cambio de nombre con ecos de historia

Donald Trump, nunca ajeno a la polémica, sorprendió nuevamente al anunciar que emitirá una orden ejecutiva para renombrar el Departamento de Defensa como el 'Departamento de Guerra'. Esta decisión, presentada como una forma de homenajear la 'historia victoriosa' del país, apunta también a enviar una señal de fuerza al resto del mundo. Pero, ¿es solo simbolismo o hay una estrategia más profunda detrás?

"Desde 1789 hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, las Fuerzas Armadas de Estados Unidos operaron bajo el nombre de Departamento de Guerra", afirmó el congresista Greg Steube (Republicano por Florida), veterano del Ejército. "Es apropiado rendir tributo a su legado letal restaurando ese nombre."

¿Por qué cambió el nombre en 1947?

La denominación original, Departamento de Guerra, fue reemplazada por Departamento de Defensa en 1947 mediante la creación del Acta de Seguridad Nacional. La transformación no fue simplemente estética. Venía acompañada de una reorganización que buscaba coordinar mejor las ramas militares durante la Guerra Fría y proyectar una imagen menos agresiva tras los horrores de la Segunda Guerra Mundial.

"Llamarlo 'Defensa' era útil desde el punto de vista diplomático y estratégico", explica Stephen Wertheim, historiador del Carnegie Endowment for International Peace. "Se alineaba mejor con el papel de EE.UU. como garante del orden liberal internacional."

Trump y su cruzada simbólica

La ambición de Trump por revertir este cambio no es nueva. Desde principios de 2023, junto con el actual secretario de Defensa, Pete Hegseth, viene insinuando la iniciativa en diversos foros. Incluso Hegseth organizó una encuesta en redes sociales en marzo de ese año para sondear el sentir popular.

En agosto de 2025, Trump afirmó: "A todos les gusta. Tuvimos una historia increíble de victorias cuando era Departamento de Guerra. Luego lo cambiamos a Defensa”. Cuando fue advertido de que el Congreso debía aprobar el cambio legalmente, respondió: "Lo vamos a hacer de todas formas. Estoy seguro de que el Congreso se sumará si hace falta".

¿Solo se trata de un nombre?

La elección de palabras no es inocente. En política, los gestos simbólicos muchas veces abren la puerta a realidades sustantivas. Cambiar de 'Defensa' a 'Guerra' podría:

  • Reforzar una narrativa nacionalista de poder militar ofensivo.
  • Preparar el terreno para políticas exteriores más agresivas.
  • Seduce al electorado más conservador, nostálgico de un EE.UU. más contundente y sin tapujos frente al enemigo.

La senadora Joni Ernst (R-Iowa), también veterana de guerra, advirtió que “el nombre podría enviar la señal equivocada a aliados y adversarios. Lo que necesita EE.UU. hoy es disuasión, no bravuconería.”

Los republicanos apoyan, pero con condiciones

Los senadores Rick Scott (Florida) y Mike Lee (Utah) ya han propuesto legislación para formalizar el cambio. ¿Por qué no basta con la orden ejecutiva? Porque el establecimiento, cierre o modificación de agencias federales es prerrogativa del Congreso, según la Constitución.

No obstante, al igual que en muchas otras ocasiones, Trump podría optar por usar la orden ejecutiva para simplemente autorizar el uso de títulos secundarios como "Departamento de Guerra" en papelería oficial y relaciones públicas.

Precedentes históricos de simbolismo militar

Este intento de rebranding es parte de un patrón más amplio. En otras épocas, presidentes han recurrido a símbolos militares para movilizar opinión pública:

  • Franklin D. Roosevelt utilizó la retórica bélica durante el New Deal para galvanizar apoyo a sus reformas económicas.
  • John F. Kennedy promovió el concepto de “nueva frontera”, con una estética claramente marcial, apelando al sacrificio nacional.
  • Durante la administración Reagan, términos como "Eje del Mal” y programas como la 'Iniciativa de Defensa Estratégica' tejieron la imagen de una nación en pie de guerra tecnológica.

Trump, hábil comunicador con raíces en el espectáculo, sabe que las palabras importan, y mucho.

Implicaciones para la política exterior

En medio de tensiones crecientes con China, Rusia e Irán, este cambio de nombre podría ser interpretado por potencias extranjeras como un giro belicoso. El embajador chino en Washington señaló en junio: “La diplomacia se enfoca en la paz. Si el país con mayor gasto militar del mundo empieza a llamarse 'Departamento de Guerra', eso manda un mensaje peligroso”.

Recordemos: el presupuesto del Pentágono en 2025 alcanzó los $858 mil millones, más que la suma de los siguientes nueve países en defensa (según datos del SIPRI).

El contexto político

Esta medida no puede entenderse sin mirar el tablero electoral. Con los comicios de 2026 en el horizonte, Trump busca consolidar su apoyo en zonas clave, especialmente del sur y medio oeste. En esos territorios, los mensajes de fuerza y orden público aún resuenan con profundidad.

La narrativa del "glorioso pasado militar" ha sido instrumental para construir el personaje político de Trump: un líder fuerte, antiestablishment, que no teme ser políticamente incorrecto cuando se trata de preservar la supremacía estadounidense.

¿Una vuelta al militarismo?

Analistas preocupados sugieren que renombrar el Departamento de Defensa podría ser apenas una fase de una transformación más profunda en la lógica del poder ejecutivo, una que:

  • Normaliza el lenguaje bélico y lo acerca a la política doméstica.
  • Reduce la línea divisoria entre gobierno civil y fuerza armada.
  • Empodera aún más al Ejecutivo en detrimento del Congreso.

"El peligro no es semántico, es institucional", indicó Carolyn D. Evans, profesora de derecho constitucional. "Este tipo de gestos, si se normalizan, pueden debilitar la arquitectura democrática."

Voces de las Fuerzas Armadas

El cambio tiene, sin embargo, algunos seguidores dentro de los cuerpos militares. Algunos soldados y veteranos sostienen que 'Guerra' describe con mayor sinceridad el rol real del ejército, el cual rara vez ha 'defendido' en sentido literal, y ha operado con lógica ofensiva en la mayoría de los casos (Irak, Afganistán, Libia).

Un teniente retirado del Cuerpo de Marines comentó a CBS News: "Una vez que pisas tierra extranjera armado, estás en guerra. No estamos ahí solo para defender, estamos para derrotar enemigos. ¿Para qué ocultarlo?"

En el Congreso: ¿hay apoyo real?

Si bien algunos legisladores han cofirmado iniciativas, hay resistencia tanto entre demócratas como republicanos moderados. Para muchos, la prioridad sigue siendo operativa: reformar gastos, mejorar atención a veteranos, modernizar equipamiento. Cambiar un nombre no aparece entre esas prioridades.

"Si vamos a invertir energía política, que sea en reconstruir nuestras capacidades estratégicas, no en nostalgias románticas del siglo XX", expresó el senador independiente Angus King de Maine.

El ruido que hace un gesto

En última instancia, aunque el cambio legal imponga desafíos, la orden ejecutiva de Trump marcará tendencia. Las agencias podrían de hecho empezar a usar el nombre 'Departamento de Guerra' en comunicados, redes sociales y marketing institucional, sin modificar legalmente su titularidad. Similar a cómo algunos estados permiten el uso de pronombres en documentos oficiales sin necesidad de cambios jurídicos en el nombre legal completo.

Será, como tantas veces ocurre con Trump, una jugada política de efecto inmediato más que de consecuencia estructural. Pero en un mundo globalizado y aún tenso, los nombres también hacen política.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press