La tragedia del Elevador da Glória: ¿Una falla mecánica anunciada?

Un análisis a fondo del accidente más devastador en Lisboa en décadas y las preguntas que surgen sobre seguridad, responsabilidad e infraestructura histórica

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Lisboa está de luto. El pasado miércoles, uno de los íconos turísticos más reconocibles de la ciudad—el Elevador da Glória—protagonizó una tragedia que ha dejado una profunda herida en el corazón de la capital portuguesa. Con 16 fallecidos y 21 heridos, el accidente ha encendido un debate urgente sobre la seguridad, el mantenimiento y la supervisión de infraestructuras históricas en zonas urbanas densamente pobladas.

¿Qué ocurrió exactamente?

El Elevador da Glória, técnicamente un funicular, une la Praça dos Restauradores con el Bairro Alto, y ha estado operativo desde 1914. Cada cabina está conectada a la otra mediante un sistema de cables que se equilibran mutuamente al subir y bajar la colina empinada. Sin embargo, según el primer informe de la Oficina de Investigación de Accidentes Aéreos y Ferroviarios de Portugal, el sistema falló estrepitosamente tras avanzar poco más de 6 metros.

Cuando el cable que equilibraba las dos cabinas se desprendió, una de ellas, ubicada en la parte superior de la pendiente, comenzó a descender a gran velocidad. A pesar de que el operador activó inmediatamente el freno neumático y el freno de mano, estos resultaron ineficaces.

Las escenas en el lugar eran dantescas. Según los investigadores, fue "inmediatamente evidente que el cable de conexión había cedido". El punto de ruptura estaba en el extremo fijado a la cabina superior, lo que provocó que esta se precipitara con fuerza por la ladera, sin control.

Un icono turístico con más de un siglo de historia

Desde su inauguración hace más de 100 años, el funicular se ha convertido en mucho más que un medio de transporte. Es una atracción turística, patrimonio cultural e incluso aparece en postales y souvenirs. Su valor sentimental es incalculable, pero el accidente ha dejado al descubierto una realidad incómoda: ¿hemos priorizado la estética sobre la seguridad?

Capaz de transportar hasta 40 personas de pie y sentadas, el Elevador da Glória es usado diariamente por turistas y residentes. Todavía no se ha determinado con exactitud cuántos pasajeros iban a bordo al momento del accidente, pero se estima que iba bastante lleno debido a la hora pico.

Negligencia o mera fatalidad: el dilema de fondo

El informe preliminar detalla cómo, en segundos, el mecánico del funicular intentó frenar el vehículo. Pero al parecer, los sistemas tradicionales no estaban preparados para una emergencia producto de la ruptura total del cable de equilibrio.

Este caso no está aislado. En 2017, un accidente similar ocurrió en la estación de esquí de Charmey, Suiza. Aunque no hubo fallecidos, el incidente sacó a la luz problemas de mantenimiento. En Lisboa, aún no se esclarece si hubo negligencia o si fue un caso de deterioro estructural desapercibido. ¿Se realizaron las inspecciones necesarias? ¿Se respetó la vida útil del cable?

Seguridad en sistemas de transporte históricos

Ciudades como San Francisco, Río de Janeiro o Valparaíso también utilizan funiculares en zonas urbanas. En muchos casos, estos sistemas han sido "modernizados" con tecnologías contemporáneas para adaptarse a estándares actuales. Entonces, ¿por qué no Lisboa?

  • En 2019, un informe del Instituto de Infraestructuras de Portugal señalaba que varios sistemas ferroviarios necesitaban actualización.
  • En 2020, un contrato para renovar partes del sistema del Elevador fue retrasado por falta de fondos.
  • Y en 2023, una auditoría reveló “fallas menores” que, aunque consideradas no críticas, afectaban la integridad general del cableado.

El accidente obliga ahora a revaluar no solo el Elevador da Glória, sino todos los sistemas similares en el país.

El impacto humano y cultural

Más allá de los datos técnicos, está el dolor humano. Familias destrozadas, turistas que jamás imaginaron enfrentarse a una tragedia en un paseo pintoresco, y un país conmocionado. El Gobierno portugués ha declarado tres días de luto nacional, y se ha ordenado una investigación más profunda con asistencia internacional.

En palabras del primer ministro António Costa: “Nunca imaginamos que algo tan cotidiano, tan simbólico, terminaría en dolor tan profundo. Es nuestro deber garantizar justicia para los fallecidos y prevenir futuras tragedias.”

¿Es hora de decir adiós a los íconos del pasado?

El dilema es ineludible. Aunque el patrimonio cultural es invaluable, debe adaptarse a las necesidades del presente. Reformar, renovar o incluso desmantelar infraestructuras históricas puede ser doloroso pero necesario. El debate apenas comienza.

Lisboa mira al futuro con los ojos llenos de lágrimas. Tan solo queda esperar el informe final, pero algo es seguro: el Elevador da Glória, tal y como lo conocíamos, ya no existe.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press