Nigel Farage y el Renacer del Populismo en Reino Unido: ¿Camino al Poder o Ficción Polí­tica?

Un análisis del ascenso del Reform UK y su líder Nigel Farage, el 'Trump británico', en medio de una crisis de identidad y credibilidad de los partidos tradicionales.

De figura marginal a amenaza electoral

Durante décadas, Nigel Farage fue considerado un político excéntrico y polarizante, conocido principalmente por su incansable cruzada por sacar al Reino Unido de la Unión Europea. Hoy, el panorama político británico ha cambiado radicalmente: está en pleno auge su partido Reform UK, y Farage ha pasado de ser un agitador externo a una pieza central del tablero político británico.

Las similitudes con Donald Trump son imposibles de ignorar. Desde la retórica encendida hasta el uso del resentimiento nacionalista y promesas simplificadas de grandeza restaurada, Farage ha importado con éxito la estrategia del trumpismo a suelo británico.

Un discurso diseñado para la furia

En la convention del partido Reform UK celebrada en Birmingham, Farage subió al escenario bajo el eslogan "Make Britain Great Again", clamando que el Reino Unido vive una emergencia nacional. Su solución: cortar la inmigración, endurecer la seguridad, desechar las metas ecológicas y reindustrializar el país.

Sus palabras reflejan una coyuntura cultural y política de profunda división. Farage no es el creador del descontento británico, pero sí ha demostrado una pericia notable para canalizarlo. “Somos la última oportunidad para este país”, proclamó ante una audiencia entusiasta que lo ve como el salvador que el establishment teme y que las élites desprecian.

¿Un outsider en camino al N°10?

Pese a que Reform UK solo cuenta con cuatro escaños en el Parlamento (de un total de 650), la sorpresa viene en los sondeos: según el politólogo John Curtice, Reform podría hoy ser la fuerza electoral más votada si hubiera elecciones, aunque no alcanzaría la mayoría absoluta.

Todo cambió con la elección de Farage al Parlamento en 2024, tras siete intentos fallidos. Desde entonces, su habilidad para convertir los medios y las plataformas digitales en escenarios de campaña constante le ha permitido liderar el ciclo noticioso incluso más allá de los períodos electorales tradicionales.

Racismo disfrazado de reforma

Uno de los pilares del discurso de Farage es la lucha contra los inmigrantes ilegales. Ha calificado los cruces por el Canal de la Mancha como una "invasión", alimentando y normalizando el rechazo a los refugiados. En el verano pasado, incluso respaldó protestas organizadas frente a hoteles donde se alojaban solicitantes de asilo; algunas de esas protestas terminaron en violencia.

La retórica de Farage ha generado consecuencias directas. En 2023, una ola de desinformación tras un ataque en una clase de danza —que involucró la muerte de tres niñas— fue avivada por declaraciones suyas que insinuaban que el agresor era un solicitante de asilo, pese a que la policía no había confirmado tal dato. Esta falsa narrativa derivó en disturbios por todo el país.

¿Autoritarismo disfrazado de libertad?

En Washington, ante el Comité Judicial de la Cámara de Representantes de EE.UU., Farage pintó al Reino Unido como una distopía autoritaria sin libertad de expresión. Citó casos como el arresto del guionista Graham Linehan y la condena de Lucy Connolly por incitar a atacar centros de refugiados, para argumentar que el país estaba descendiendo hacia una tiranía semejante a la de Corea del Norte.

El representante demócrata Jamie Raskin respondió sin tapujos, calificándolo de "imitador de Trump" y "amante de Putin". Y mientras Farage hacía su discurso en suelo estadounidense, el Primer Ministro Keir Starmer aprovechó para atacarlo desde Londres: “Ha ido a Estados Unidos a menospreciar nuestro país”.

¿Está preparado Reform UK para gobernar?

El ascenso meteórico de Reform UK plantea una gran interrogante: ¿tiene la maquinaria, la gente capacitada y la coherencia para gobernar más allá de las consignas?

Algunas de las posturas de Farage podrían jugarle en contra. En un Reino Unido que ha demostrado fuerte apoyo a Ucrania, sus coqueteos pasados con Putin podrían costarle caro. Sus posturas contra las metas ecológicas de cero emisiones netas también chocan con el consenso popular, que ve el cambio climático como una amenaza real.

Esto plantea un dilema: Reform avanza alimentando el resentimiento, pero ¿podrá traducir esa ráfaga emocional en políticas efectivas y sostenibles?

Un Partido Laborista atrapado entre el cálculo y el miedo

Mientras los conservadores intentan no perder terreno frente al nuevo extremismo, sorprende ver que el Partido Laborista, tradicionalmente progresista, también adopte parte del lenguaje de Farage. En un discurso de mayo, Starmer dijo que el Reino Unido corre peligro de convertirse en "una isla de extraños", frase que recordó al infame discurso "ríos de sangre" de Enoch Powell en 1968.

El profesor Stuart Turnbull-Dugarte advirtió sobre esta estrategia: “Los votantes pro-inmigración se sienten traicionados y los anti-inmigración no terminan de creérselo.” El resultado es un Partido Laborista desdibujado y sin narrativa clara en medio del auge populista.

La trampa mediática: Farage como espectáculo

Parte del impacto de Farage viene amplificado por medios deseosos de cubrir su retórica incendiaria. El Partido Verde, por ejemplo, tiene los mismos cuatro diputados que Reform UK, pero apenas recibe cobertura.

Incluso el hecho de que se especule con que puede llegar al número 10 de Downing Street demuestra el poder mediático de su figura. Farage entiende que en la era del click y el titular, los matices pierden frente al espectáculo.

¿Revolución o espejismo electoral?

El Reino Unido no está obligado a convocar elecciones hasta 2029, pero Farage ya ha puesto la mira en 2027. En sus propias palabras: “Debemos estar listos para ese momento”.

Reform puede ser la fuerza que cierre filas en torno al hartazgo popular, pero la historia muestra que el populismo de derechas tiene una consistencia frágil: euforia en las urnas, dificultades en la gestión.

La pregunta no es si Farage puede elevarse con el descontento, sino si su partido podrá sobrevivir al escrutinio que conlleva gobernar. Por ahora, Reform UK es más eficaz como sintomático que como solución. Lo que es innegable es que Farage ha transformado el debate político británico y ninguna fuerza podrá ignorarlo en el futuro inmediato.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press