Nuevo brote de ébola en el Congo: Una amenaza persistente en medio del conflicto y la fragilidad del sistema sanitario

El brote número 16 de ébola azota el sur de Kasai entre violencia, desconfianza y un sistema de salud debilitado

La República Democrática del Congo enfrenta una nueva emergencia sanitaria. Esta semana, las autoridades nacionales confirmaron la existencia del décimo sexto brote de ébola en el país, una enfermedad altamente contagiosa y letal que vuelve a sacudir a una población ya afectada por conflictos y una crisis estructural en sus servicios básicos.

Un virus mortal que regresa una y otra vez

La nueva alarma sanitaria surgió en la provincia de Kasai, al sur del país, donde una mujer embarazada de 34 años fue ingresada en el hospital de la localidad de Boulapé con síntomas de fiebre hemorrágica. Lamentablemente, falleció pocas horas después debido a un colapso multiorgánico. Las muestras tomadas confirmaron la presencia de la cepa Zaire del virus del ébola, considerada la más virulenta.

Desde ese primer caso confirmado, el Ministerio de Salud ha registrado 28 personas con síntomas, de las cuales al menos 15 han fallecido, incluidos cuatro trabajadores sanitarios. Esto arroja una tasa de mortalidad estimada del 53,6%, una cifra alarmante que refleja la gravedad de la situación.

¿Cómo se transmite el ébola?

El virus del ébola puede transmitirse de animales salvajes a los humanos, y luego se propaga de persona a persona a través de contacto directo con fluidos corporales como sangre, vómito, sudor o semen, o superficies contaminadas con estos materiales, como ropa o sábanas.

La enfermedad resulta altamente letal y en muchos casos termina en muerte por fallo multiorgánico. Entre los síntomas principales están la fiebre, vómitos, diarrea, dolores musculares y sangrado interno o externo.

Una historia de brotes y resistencia sanitaria

El ébola no es nuevo para el Congo. El virus fue detectado por primera vez en 1976 cerca del lago Ébola, en el norte del país, y ha sido una presencia recurrente desde entonces en las zonas cercanas a la selva tropical del centro de África.

  • Entre 2018 y 2020, un brote en el este del Congo causó más de 1.000 muertes.
  • En 2022, un brote menos grave en la provincia de Equateur dejó seis fallecidos.
  • El brote más mortal ocurrió en África Occidental entre 2014 y 2016, dejando más de 11.000 muertos en Guinea, Liberia y Sierra Leona.

Además de los devastadores efectos sanitarios, controlar un brote de ébola en Congo implica enfrentar desafíos únicos: desconfianza comunitaria, infraestructura débil y una seguridad precaria que complica el despliegue de ayuda internacional.

Un sistema de salud debilitado y bajo presión

El nuevo brote ocurre en un contexto de intensificación de los conflictos armados en el este del país y recortes en la ayuda estadounidense, que tradicionalmente ha sido un pilar en la respuesta humanitaria y sanitaria en Congo.

El Dr. Amitié Bukidi, jefe de la zona sanitaria de Mweka, denunció que las cuatro zonas sanitarias del territorio ya reportan casos sospechosos y que el número real de contagios podría ser mucho mayor, ya que muchos habitantes han huido de sus aldeas en miedo al contagio, dificultando su localización.

Respuesta internacional y nacional: ¿suficiente?

El Ministerio de Salud, en coordinación con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Instituto Nacional de Investigación Biomédica (INRB), ha comenzado a implementar una respuesta de emergencia en la zona afectada:

  • Despliegue de equipos móviles de laboratorio.
  • Distribución de EPPs (equipos de protección personal) y medicamentos esenciales.
  • Activación del protocolo de vacunación con la vacuna Ervebo, que demostró eficacia en brotes anteriores.
  • Envío de especialistas para reforzar medidas de vigilancia e higiene hospitalaria.

No obstante, Bukidi advirtió que el equipo en terreno necesita urgente refuerzo en personal y recursos médicos, y que muchos hospitales carecen de medios adecuados para afrontar una enfermedad como el ébola.

Medidas drásticas: cuarentenas y suspensión de actividades

Ante el riesgo de propagación, el administrador de Mweka, François Mingambengele, decretó el viernes un confinamiento parcial que incluye:

  • Suspensión de clases en escuelas.
  • Cancelación de ceremonias de graduación.
  • Cierre de mercados semanales, vitales para la economía local.

Estas medidas intentan frenar los contagios comunitarios, pero su implementación genera tensiones, ya que impactan duramente en una población que ya sufre carencias económicas graves.

¿Qué nos enseña este nuevo brote sobre la gestión global de pandemias?

Este nuevo capítulo del ébola en el Congo deja lecciones cruciales tanto para África como para el resto del mundo. Mientras Occidente centra su atención en enfermedades emergentes como la COVID-19 o la viruela del mono, brotes como el del ébola siguen cobrándose vidas en países donde la salud pública depende de la solidaridad internacional.

La OMS ha planteado que la transmisión continuará y es probable que el número de casos siga aumentando, a menos que se incrementen los recursos humanos, financieros y comunitarios. Según el Dr. Jean Paul Mikobi, jefe médico de la zona de salud de Boulapé, el miedo ha paralizado a las comunidades, impidiendo un rastreo efectivo de contactos.

El dilema de la solidaridad internacional

La lucha contra el ébola es, ante todo, una batalla contra la negligencia. Mientras el virus continúa su expansión en zonas olvidadas, queda demostrado que los sistemas de salud fuertes no son un lujo, sino un escudo esencial contra las pandemias. Tal como lo afirmó en su momento el director general de la OMS, Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus: “la seguridad sanitaria mundial empieza por invertir en la salud pública en los lugares más vulnerables”.

Para muchos congoleños, esta es ya la enésima emergencia humanitaria en un contexto donde los recursos escasean y la confianza pública en las instituciones es frágil. El reto no solo es controlar el brote actual, sino también reforzar un sistema capaz de prevenir nuevos desastres.

Más allá de la medicina: educación y confianza

Uno de los mayores obstáculos para detener el ébola es la desinformación y la desconfianza hacia las autoridades sanitarias. En brotes anteriores, comunidades enteras se negaron a confirmar síntomas, ocultaron cadáveres o incluso atacaron a los equipos médicos.

Abordar estos comportamientos exige no solo medicina, sino educación comunitaria, trabajo cultural y apoyo psicológico. Sin ese componente humano, no hay campaña de vacunación ni hospital que pueda salvar suficientes vidas.

Una amenaza que necesita nuestra atención

El brote 16 de ébola en la RDC debe servir de llamado de atención a la comunidad internacional. Las pandemias son globales, y actuar con rapidez en zonas vulnerables no solo es un deber moral, sino una forma de prevenir crisis futuras. La cooperación, el refuerzo sanitario, la innovación científica y la descentralización de recursos serán claves para superar recurrentes amenazas como esta.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press