Aaron Rodgers comienza un nuevo capítulo en Pittsburgh: ¿Redención o último intento de gloria?
Del adiós amargo con los Jets al renacimiento con los Steelers: el veterano mariscal de campo inicia su temporada 21 con una narrativa cargada de revancha, expectativas y legado en juego.
Rodgers regresa a MetLife como visitante
La imagen fue potente: Aaron Rodgers, con 41 años y una carrera legendaria a cuestas, recorriendo el MetLife Stadium con una sudadera de los Steelers y saludando entre risas y abrazos a excompañeros de los Jets. La escena no parecía la de una guerra, sino la de un reencuentro emotivo. Pero detrás de la sonrisa del veterano quarterback, hay una historia de oportunidad rota, frustración acumulada y una última danza con la historia.
Un breve y accidentado paso por los Jets
Aaron Rodgers llegó a los New York Jets en 2023 rodeado de expectativas. El equipo neoyorquino, una franquicia con décadas de mediocridad, creía haber encontrado, por fin, la pieza que los llevaría de regreso al Super Bowl por primera vez desde 1969.
La emoción duró cuatro jugadas. En su debut, tras salir portando la bandera estadounidense en un ambiente festivo, Rodgers se rompió el tendón de Aquiles en su pierna izquierda. Fue un golpe devastador para el mariscal y para toda la organización. El proyecto que encabezaban el coach Robert Saleh y el gerente general Joe Douglas colapsó desde entonces. Los Jets terminaron la temporada 5-12, Rodgers apenas logró regresar a la cancha para cerrar el año y Saleh y Douglas perdieron sus empleos.
Pese a los flashes de calidad (Rodgers lanzó 28 touchdowns y 3,897 yardas en su regreso, números que ocupan el tercer lugar en la historia de una temporada regular para la franquicia), la ofensiva careció de ritmo, movilidad y explosividad. La relación entre el quarterback y la directiva también se deterioró rápidamente.
Un adiós inesperado y molestia pública
La salida de Rodgers de los Jets no fue en los términos que él hubiera deseado. Fue informado en febrero de 2025 de que sería liberado para dar paso a un nuevo régimen comandado por el coach Aaron Glenn y el GM Darren Mougey. Fue un fin abrupto y sin ceremonia a una apuesta que, aunque fugaz, significó mucho para ambas partes.
Rodgers no ocultó su descontento. Aunque no hizo declaraciones abiertamente incendiarias, sí dejó entrever en entrevistas que la decisión del equipo le pareció incorrecta y mal manejada. Muchos pensaron que sería su adiós definitivo de la NFL. No lo fue.
Pittsburgh: nuevo equipo, nuevo aire
Cuatro meses después, y contra muchos pronósticos, Rodgers firmó con los Pittsburgh Steelers por un año y $13.65 millones. Un movimiento audaz tanto para el veterano como para la icónica franquicia, que buscaba un mentor y un líder para reordenar su ofensiva.
"Fue una decisión personal. Sentí que aún tengo algo que aportar en el campo, y los Steelers representan todo lo que uno espera de una franquicia ganadora", comentó Rodgers durante su presentación oficial.
En Pittsburgh, Rodgers encontró un ecosistema más tradicional, con una línea ofensiva competente, una defensa sólida (liderada por el eterno Cam Heyward, quien reestructuró su contrato para seguir contribuyendo) y un cuerpo técnico dispuesto a confiar en su experiencia.
Un debut con sabor a revancha
El destino, siempre irónico en la NFL, quiso que Rodgers debutara con los Steelers contra sus excompañeros de los Jets en el primer partido de la temporada. La narrativa se escribía sola: el mariscal veterano contra un equipo que lo descartó demasiado rápido.
Los Jets, por su parte, tienen nuevo quarterback: Justin Fields, ex de los Steelers, firmó con New York por dos años y $40 millones. Este hecho convirtió al partido en una rareza histórica: por primera vez en la NFL, ambos quarterbacks titulares en la Semana 1 se enfrentaban a los equipos que representaron en el Kickoff del año anterior.
"No lo tomo como una revancha. Disfruté mi estadía allí, pero ahora solo quiero ganar con este grupo nuevo", declaraba Rodgers en la previa. Aunque sus palabras reflejaban serenidad, sus gestos hablaban de otra cosa: determinación.
¿Qué esperar de Rodgers en 2025?
Más allá de la anécdota o el romanticismo que rodea su llegada a Pittsburgh, hay cuestiones tácticas por considerar.
- Rodgers aún posee uno de los brazos más precisos de la liga, aunque ha perdido algo de movilidad, factor clave en su rendimiento post-lesión.
- Con Najee Harris corriendo el balón y receptores como George Pickens y Diontae Johnson, tiene las armas para ser productivo.
- La línea ofensiva de Pittsburgh permitió solo 28 capturas el año pasado, sexta mejor marca en la liga, lo que debería protegerlo mejor que los Jets.
Si el cuerpo le responde y el equipo mantiene salud, Rodgers podría tener una temporada sorpresiva. No hay garantías en la NFL, pero sí historias que se escriben con pasión y talento.
¿Una última carrera por la historia?
Aaron Rodgers ya es uno de los grandes nombres de la historia del fútbol americano. Con 4 MVPs, más de 500 pases de touchdown y un Super Bowl ganado en 2010, es seguro que entrará al Salón de la Fama.
Pero los grandes siempre quieren más. Los que trascienden, lo hacen por su capacidad de reinventarse. Y después de una caída dolorosa en Nueva York, Rodgers busca –otra vez– convencer al mundo de que aún puede brillar.
La NFL está repleta de historias de redención. Brett Favre también tuvo su capítulo con los Vikings tras dejar Green Bay. Tom Brady se marchó de los Patriots y ganó otro anillo en Tampa Bay. Rodgers juega ahora el mismo juego que sus ídolos y rivales del pasado.
Pittsburgh, el lugar correcto en el momento justo
La llegada de Rodgers coincide con un momento interesante para los Steelers. Vienen de un ciclo con altibajos, sí, pero con una estructura sólida. Mike Tomlin ha sido una máquina de consistencia, manteniendo al equipo competitivo año tras año.
Con Rodgers, el proyecto tiene dos posibles resultados:
- Una temporada mágica que lo lleva hasta los playoffs, o incluso más allá, consolidando un legado casi cinematográfico.
- Un último intento fallido, que termine siendo una estadía breve y sin importancia en su carrera.
El tiempo dirá. Pero de algo estamos seguros: ver a Aaron Rodgers nuevamente sobre un campo da gusto. Escuchar su cadencia previa al snap, observar cómo manipula las defensas y cómo encuentra espacios imposibles es un privilegio que no durará mucho más. Aprovechémoslo.