Carlo Acutis: El nuevo santo millennial y 'Influencer de Dios'
Cómo un joven apasionado por la tecnología y la fe transformó su vida ordinaria en un legado extraordinario que culmina en la santidad Católica
Un santo para la era digital
El próximo domingo, el Vaticano será el escenario de un evento sin precedentes en la historia de la Iglesia Católica: la canonización del joven italiano Carlo Acutis, considerado el primer santo millennial.
Con tan solo 15 años, Carlo será elevado a los altares por el Papa León XIV, en lo que será su primera ceremonia de canonización. Su historia ha captado la atención mundial no solo por su santidad, sino también por su habilidad para aprovechar la tecnología como herramienta evangelizadora.
Una infancia normal con una espiritualidad extraordinaria
Carlo Acutis nació el 3 de mayo de 1991 en Londres, en una familia italiana que se había trasladado temporalmente al Reino Unido. Aunque de tradición católica, sus padres no eran particularmente devotos. Sin embargo, Carlo mostró una inclinación hacia la fe desde muy temprana edad, influenciado en gran parte por su niñera polaca, profundamente religiosa.
“Llevaba una vida ordinaria, como todos nosotros. Pero una vida ordinaria que se volvió extraordinaria”, dice Antonia Salzano, su madre. A los siete años ya había insistido en recibir su Primera Comunión, y a partir de ahí estableció una rutina de oración diaria y asistencia a misa que era inquebrantable. Su madre lo apodaba cariñosamente el “pequeño Buda” por la serenidad y alegría con la que vivía.
De las computadoras al cielo: ‘El Influencer de Dios’
Uno de los aspectos más llamativos sobre Carlo es su pasión por la tecnología. Desde una edad temprana, demostró un talento especial: mientras otros niños jugaban, él leía libros de programación y redes informáticas a nivel universitario.
Pero lo que realmente lo destacó fue cómo canalizó ese talento en servicio de la fe. A los 11 años, Carlo creó un sitio web para catalogar más de 100 milagros eucarísticos reconocidos por la Iglesia Católica, acompañados de contenidos interactivos y gráficos que facilitaban su comprensión.
En palabras del sacerdote dominico y teólogo Michelina Tenace: “Carlo comprendió que Internet podía ser mucho más que entretenimiento: era una herramienta poderosa para evangelizar y conectar almas con Dios”.
Una vida corta, una muerte repentina
En octubre de 2006, la vida de Carlo dio un giro inesperado. Inicialmente se pensó que padecía una simple gripe, pero fue diagnosticado rápidamente con una forma agresiva de leucemia. En pocos días, falleció.
Tenía sólo 15 años. En su lecho de muerte, Carlo ofreció sus sufrimientos por el Papa y por la Iglesia. Su cuerpo fue inhumado en Asís, la tierra de San Francisco, otro joven revolucionario de la fe católica. A día de hoy, su tumba, visible en un ataúd de cristal, muestra a Carlo vestido con jeans, una sudadera y zapatillas Nike, como cualquier adolescente más. Esto refuerza el mensaje de que la santidad no está reservada a monjes u obispos, sino también a los jóvenes contemporáneos.
El camino express hacia la santidad
Tradicionalmente, los procesos de canonización en la Iglesia Católica han tardado décadas, incluso siglos. Sin embargo, Carlo ha sido una excepción notable. Su causa fue abierta en 2013, apenas cinco años después de su muerte, justo cuando terminó el periodo de espera obligatorio.
Fue declarado Venerable en 2018. En 2020, el Papa Francisco lo beatificó tras la aprobación de su primer milagro: la curación inexplicable de un niño brasileño con un defecto pancreático congénito.
En 2024, se reconoció un segundo milagro: la recuperación completa de una estudiante costarricense que sufrió un traumatismo craneal severo tras un accidente de bicicleta. Su madre había rezado en la tumba de Carlo en Asís.
Estos dos milagros abrieron el camino a su canonización, colocándolo oficialmente en los altares como San Carlo Acutis.
Un santo espejo de las inquietudes modernas
El Papa León XIV, quien canonizará a Carlo, ha mencionado cómo la figura del joven santo se vuelve especialmente relevante en esta era de revolución tecnológica. De hecho, ha comparado el pensamiento social que inspiró la encíclica Rerum Novarum —escrita por su santo patrón, el Papa León XIII, sobre la justicia social en tiempos del capitalismo naciente— con los desafíos actuales en torno a la inteligencia artificial.
La figura de Carlo, un joven que honra su fe desde el teclado de una computadora, encarna esa intersección entre fe y tecnología.
¿Santidad viral?
Una crítica recurrente ha sido que, en el caso de Carlo, el llamado “culto de santidad” no nació espontáneamente entre los fieles, como en otros santos. De hecho, algunas voces argumentan que fue el proceso de canonización el que creó la devoción popular, y no al revés.
Con una fuerte presencia en redes sociales y portales digitales cristianos, las campañas de difusión sobre su vida han logrado que su historia se vuelva viral. Cientos de parroquias han distribuido materiales sobre su vida, y su figura es especialmente popular entre los jóvenes.
Pese a las dudas, su historia sugiere una evolución natural: si los primeros santos eran mártires, y los medievales ascetas, ¿por qué no un programador moderno podría ser santo hoy?
Carlo vs. el nihilismo: un modelo para la juventud
En un mundo saturado de incertidumbre, escepticismo y relativismo, Carlo ofrece una alternativa sólida. Su fervor juvenil, su alegría constante y su deseo profundo de conectar a los demás con lo esencial —Dios— lo hacen especialmente atractivo para una generación que muchas veces se siente desconectada o vacía.
Según un estudio del Pew Research Center de 2021, sólo el 16% de los jóvenes en Europa entre 18 y 29 años se consideran religiosos. Figuras como Carlo pueden renovar el interés por la espiritualidad desde una perspectiva más trendy, accesible y auténtica.
“No yo, sino Dios a través de mí”, solía decir Carlo. Fue su lema, y a la vez una declaración de intenciones. Un joven que rechazó la superficialidad para abrazar una vida con propósito.
Santidad de zapatillas y teclado
Carlo no fue un místico retirado del mundo. Jugaba videojuegos, amaba a sus mascotas, pasaba tiempo con su familia. Su vida fue eminentemente la de un adolescente común, y es ahí donde radica su poder: demostrar que la santidad no está en lo espectacular, sino en lo cotidiano vivido con amor.
Vestido con ropa de calle en su tumba, con una sonrisa sincera, Carlo Acutis nos recuerda que los milagros pueden nacer en habitaciones con pantallas LED, en medio de búsquedas en Google, y que incluso los 'likes' pueden ser medios para evangelizar.
Este 6 de septiembre de 2025, cuando León XIV lo declare santo, la Iglesia Católica también canonizará una idea: la santidad millennial es posible. Y está en línea.