Chicago al borde de la militarización: ¿una solución o una afrenta a las comunidades afroamericanas e inmigrantes?

Las iglesias negras y latinas alzan la voz contra la amenaza federal mientras Trump planea intervención militar en ciudades santuario como Chicago

Una ciudad bajo tensión: el temor al control federal

En el corazón del West Side de Chicago, donde los ecos de décadas de lucha por los derechos civiles aún resuenan, las palabras del Reverendo Marshall Elijah Hatch, durante los servicios dominicales de la New Mount Pilgrim Missionary Baptist Church, no fueron solamente un llamado espiritual, sino un grito de resistencia:

“No vamos a desesperarnos. No vamos a sentirnos amenazados. No vamos a rendirnos ni ceder al fascismo o al autoritarismo.”

Este mensaje, pronunciado frente a una congregación predominantemente afroamericana, tuvo lugar justo cuando el presidente Donald Trump amenazaba con enviar tropas federales a Chicago para reforzar la seguridad e intensificar las deportaciones en ciudades santuario. La reacción fue inmediata, desde los templos hasta la calle: miedo, alerta y preparación.

¿Un déjà vu o una nueva ola de autoritarismo?

Para muchos habitantes de Chicago, especialmente para las comunidades latinas y negras, las amenazas de Trump evocan memorias de épocas oscuras. La posibilidad de una presencia militar en vecindarios vulnerables genera no solo temor, sino una sensación de vulnerabilidad e injusticia.

“No quiero soldados aquí. Ellos están entrenados para combatir, no para protegernos,” dijo Lester Burks, veterano del ejército de 74 años, presente en el servicio religioso.

Esta afirmación resuena con fuerza histórica en una ciudad que, según datos del Censo de EE.UU., cuenta con una población de cerca de 3 millones de personas, en su mayoría negras o latinas.

Del altar a la acción: la iglesia como trinchera

En respuesta a la posible intervención federal, varias iglesias reforzaron su compromiso social como centros de resistencia y organización. Desde púlpitos se recordaron derechos, se pidieron precauciones, y se discutieron tácticas comunitarias frente a agentes de inmigración (ICE): llevar documentos, avisar a familiares del paradero, y resguardar la comunidad con solidaridad.

“No pedimos militares, pedimos recursos,” añadió el reverendo Hatch en su homilía. “Sabemos que existe una correlación entre los recursos y la reducción de violencia.”

Y no es una afirmación al aire. Diversos estudios, como los publicados por el National Bureau of Economic Research, vinculan consistentemente la inversión en programas sociales, educación y salud con la baja en índices de criminalidad.

Las ciudades santuario en la mira

La administración Trump ha tenido una relación hostil con las llamadas ciudades santuario, como Chicago, que limitan la cooperación entre las agencias locales y federales de inmigración. Según TRAC Immigration de la Universidad de Syracuse, en 2023 hubo más de 200 intentos de ICE rechazados por jurisdicciones santuario.

Sin embargo, lo que ahora se plantea es más que una operación de ICE: se habla de presencia militar, del uso de una base al norte de Chicago, y de un centro federal de procesamiento migratorio en un suburbio cercano. Todo esto durante 45 días.

Impacto en las celebraciones, miedo en las calles

La amenaza ha tenido consecuencias visibles y palpables. El tradicional desfile del Día de la Independencia de México, que usualmente pinta de alegría las calles del barrio La Villita, se vio opacado por la incertidumbre.

En el frente pastoral, figuras como el reverendo Paco Amador, de New Life Community Church, apuntaban: “Sería irresponsable no hablar de esto en nuestros sermones. La gente tiene miedo. Algunos ya no vienen a misa.”

Y con razón: el recuerdo de la operación federal migratoria de enero aún está fresco, y dejó como consecuencia congregaciones vacías y la sensación de estar siendo cazados en su propio país.

¿Solución o cortina de humo electoral?

Mientras el presidente Trump afirma que su propósito es reducir la violencia y aplicar la ley migratoria, sus opositores, como el gobernador de Illinois, J.B. Pritzker, califican los planes como acciones autoritarias de un “dictador wannabe”.

Este tipo de enfrentamientos no son nuevos. Ya en su anterior mandato, Trump intentó demandar a Chicago por sus políticas santuario. Fracasó. Ahora vuelve con más fuerza, en medio de un clima político precario y de cara a elecciones. ¿Es esta intervención parte de una estrategia electoral para consolidar votos de la derecha dura?

Desde la periferia al centro del debate nacional

El barrio de West Garfield Park, donde se ubica la iglesia de Hatch, ha sufrido desinversión durante décadas. En 2013, el cierre de cinco escuelas públicas en la zona fue, según el Chicago Teachers Union, parte del mayor cierre masivo de escuelas en la historia de EE.UU.

Ahora, con un nuevo centro de arte y activismo construyéndose cerca de la iglesia, comunidades como esta están mostrando que tienen otras formas de responder a la violencia: con cultura, educación y participación ciudadana.

“Las comunidades no necesitan ser vigiladas por militares. Necesitan apoyo, infraestructura, inversión estatal,” sentenció Hatch, recibiendo vítores de los fieles.

Una comunidad vigilante, no sumisa

Si bien la criminalidad en Chicago sigue siendo utilizada como bandera política, los datos reflejan otra verdad. De acuerdo con Chicago Data Portal, los crímenes violentos descendieron un 16% desde 2022. Esto en un contexto generalizado de baja de la criminalidad urbana en todo EE.UU. desde la pandemia.

¿Entonces por qué una intervención militar en lugar de reforzar esos logros mediante servicios sociales? Las preguntas se multiplican mientras Trump sigue sin ofrecer detalles claros sobre el objetivo o el alcance de su operación federal.

Mientras tanto, la red de iglesias, líderes comunitarios y ciudadanos de Chicago se moviliza. Se preparan legalmente, informan a sus comunidades sobre sus derechos, y, sobre todo, resisten.

“Debemos saber dónde estamos y que estamos unidos,” repite Hatch. Porque en la historia de Chicago, la solidaridad siempre ha sido más fuerte que cualquier fuerza federal.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press