Banksy y el arte como protesta: el nuevo mural que denuncia la represión judicial en Reino Unido

El artista callejero británico vuelve a sacudir al mundo con una poderosa imagen frente a los Tribunales Reales de Justicia en Londres

Una silueta familiar, un juez imponente y un manifestante caído. Tres elementos trazados con precisión quirúrgica marcan el regreso de Banksy y, como es habitual, el arte urbano vuelve a ser el medio para una crítica feroz.

Un juez que reprime, un mensaje que incomoda

El más reciente mural de Banksy apareció el lunes frente a los Royal Courts of Justice en Londres, plasmando una escena que ha captado tanto la atención del público como la indignación de las autoridades. La pieza muestra a un juez con peluca y toga tradicional golpeando con su mazo a un manifestante tirado en el suelo, quien sostiene una pancarta manchada de sangre. Acompañando la obra, el artista publicó la foto de la pieza en su cuenta oficial de Instagram, con la sencilla leyenda: "Royal Courts of Justice. London".

El mural no cita explícitamente ninguna causa ni incidente. Sin embargo, activistas lo interpretan como una poderosa denuncia contra la prohibición del grupo Palestine Action dictada por el gobierno británico, justo después de que más de 900 manifestantes fueran arrestados en Londres durante una marcha de protesta el pasado fin de semana.

El contexto político: represión en ascenso

La respuesta del gobierno británico frente a diversas protestas sociales ha sido motivo de crítica tanto a nivel nacional como internacional. Y es que no sólo se trata del caso de Palestine Action; desde 2020, varios movimientos sociales han denunciado el endurecimiento de las leyes contra las manifestaciones pacíficas.

Según el Human Rights Watch, Reino Unido ha incrementado el uso de leyes contra disturbios para limitar el derecho de reunión, implementando poderes que permiten a la policía determinar cuándo las reuniones públicas representan una amenaza para el orden público, incluso si son no violentas.

Frente a esto, el grupo activista Defend Our Juries, organizador de la protesta masiva del sábado, emitió un comunicado diciendo: “Cuando la ley se emplea como herramienta para aplastar libertades civiles, no extingue la disidencia, la fortalece.”

La reacción oficial: censura al instante

Pocas horas después de que se dio a conocer el mural, las autoridades cubrieron la obra con plástico negro y barreras metálicas, asignaron dos agentes de seguridad al perímetro y colocaron una cámara de CCTV para vigilar el sitio. Esta respuesta inmediata refleja una creciente aversión institucional hacia las expresiones críticas incluso en forma artística.

Es un patrón que ya hemos visto en otras ocasiones: en 2020, otro mural de Banksy que aludía a las tensiones raciales tras el asesinato de George Floyd fue vandalizado poco después de su aparición en el metro de Londres.

Banksy: el arte como resistencia

Banksy no es solo un artista; es un símbolo global de la protesta a través del arte visual. Desde su irrupción en las paredes de Bristol hasta sus obras en Gaza, París o Nueva York, ha dejado en claro que su interés va más allá de la estética.

Su trayectoria ha estado marcada por intervenciones valientes como:

  • "Niña con globo", obra convertida en ícono del deseo infantil truncado.
  • "Napalm", donde mezcla imágenes felices de Mickey Mouse y Ronald McDonald sujetando de la mano a una niña de la legendaria foto del bombardeo de napalm en Vietnam.
  • "Dismaland", el parque temático distópico que parodiaba Disneyland para criticar el escapismo idiota en la sociedad contemporánea.

En 2023, cautivó nuevamente con una colección animalista por Londres, en la que seres como cabras, pirañas o rinocerontes aparecían descontextualizados en el paisaje urbano para señalar la fragilidad de la vida silvestre.

¿Un crimen expresar con pintura?

El debate sobre el límite entre arte y delito no es nuevo en el Reino Unido, pero se intensifica cada vez que aparece una nueva obra de Banksy. ¿Puede el Estado eliminar lo que no le gusta incluso si es arte? ¿Hasta qué punto un mural criticando una medida gubernamental puede ser considerado una amenaza?

El sociólogo británico John Holloway, en su libro “Crack Capitalism”, señala que “hacer arte es romper con la lógica dominante. Cada grieta en la lógica del poder es una posibilidad de emancipación.” Banksy encarna esa grieta, una que incomoda porque es imposible de ignorar.

El valor político del arte callejero

La obra frente a los tribunales no está sola. Se suma a una larga lista de piezas que, desde el anonimato, exponen una postura clara, muchas veces crítica y frontal. Y aún así, o quizás por eso mismo, son tan perseguidas como valoradas.

En subastas legítimas, las obras de Banksy han llegado a alcanzar cifras récord. En 2021, su obra “Love is in the Bin”, autodestruida parcialmente en vivo durante una subasta de Sotheby’s, se revendió por 18.6 millones de libras. Pero, en contraste, estas mismas obras en el espacio público suelen ser tapadas, destruidas o controladas por autoridades que temen su impacto simbólico.

¿Y ahora qué? ¿Una ciudad blindada ante el arte?

La presencia de dos oficiales vigilando pintura en una pared puede parecer ridícula a primera vista. Pero representa una batalla más amplia: la lucha por el derecho a decir, a representar y a resistir.

Mientras tanto, para cada cercado, plástico o cámara, Banksy responde con otra imagen inesperada, otro muro conquistado. Es un tira y afloja entre poder y expresión, en donde el arte callejero se consolida como herramienta política infalible.

Tal como decía el poeta y artista Jean-Michel Basquiat: “El arte es cómo nos defendemos de todo lo que intentan meternos en la cabeza.”

¿Quién defiende a nuestros muros?

La pregunta que queda es: ¿quién decide qué mensajes pueden permanecer en nuestras ciudades y cuáles deben ocultarse? Si los muros también piensan y gritan, cubrirlos de negro no borra la rabia que reflejan.

Banksy ha vuelto, y con él, el recordatorio de que los pinceles y aerosoles siguen siendo peligrosos... para quienes temen al cambio.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press