Cal Ripken Jr. y la hazaña inigualable de la resistencia en el béisbol moderno

A 30 años de su legendaria marca de 2,632 juegos consecutivos, el legado de Ripken resiste el paso del tiempo y redefine el concepto de durabilidad en Grandes Ligas

En septiembre de 2025, los Baltimore Orioles celebraron el 30º aniversario de uno de los hitos más insólitos en la historia del béisbol: el juego número 2,131 consecutivo de Cal Ripken Jr., con el que superó el mítico récord de Lou Gehrig y redefinió cómo entendemos la durabilidad y el compromiso en los deportes profesionales. Hoy, tres décadas después, este récord no solo permanece intacto, sino que su asombro crece cada vez más en una era de descansos programados, estrategias de rotación y prevención de lesiones.

Ripken: el hombre de hierro

Entre 1982 y 1998, Cal Ripken Jr. participó en 2,632 juegos consecutivos para los Orioles. Ese nivel de consistencia es impensable en el béisbol actual. A manera de perspectiva, Ripken jugó todos los encuentros de 15 temporadas completas (1983 a 1997), sin ausentarse ni una sola vez. No se esfumó por lesiones, ni por descanso técnico, ni por sanciones. Salió al campo sin falta —llueva, truene o relampaguee.

Cuando rompió el récord de Lou Gehrig (2,130 juegos consecutivos) el 6 de septiembre de 1995, Baltimore vibró. Aquel momento fue tan icónico que incluso el juego se detuvo brevemente mientras el público aclamaba de pie durante más de 22 minutos. En una temporada común, los peloteros batallan con fatiga, dolencias menores y exigencias físicas constantes. Lograr una temporada completa de 162 juegos es, por sí mismo, una rareza hoy día.

¿Es posible que alguien lo iguale?

En la temporada 2025, solo ocho jugadores han disputado todos los juegos de sus equipos hasta ahora: Brent Rooker, Pete Alonso, Ozzie Albies, Kyle Schwarber, Matt Olson, Elly De La Cruz, Manny Machado y Rafael Devers. Y aún no termina el año.

El año pasado, solamente cuatro peloteros participaron en los 162 partidos. De hecho, si tomamos en cuenta las temporadas de 2021 a 2024, solo 12 jugadores lograron esta hazaña, lo que da un promedio de 3.0 por año, lejos del promedio histórico de 4.4 jugadores por año entre 1982 y 1998 (excluyendo las temporadas acortadas por huelga en 1994 y 1995).

El más cercano a una racha prolongada hoy es Matt Olson, quien no ha faltado a un partido desde 2021, acumulando 763 juegos. Para alcanzar la marca de Ripken, tendría que mantenerse activo, sin perder un solo encuentro, hasta 2037, cuando tendría 43 años. Una proeza que roza lo imposible.

El contexto importa

Es importante entender de dónde surgió esta gesta. En los ochenta y noventa, los equipos eran más resistentes a la idea de “descanso planificado”. Hoy en día, con estadísticas avanzadas, estrategias de manejo de carga y personal médico exhaustivo, los peloteros se rotan con más regularidad. Lo que antes era un símbolo de compromiso, ahora puede ser visto como una posible desventaja estratégica.

“Ripken redefinió la ética profesional. En una era sin descanso digital, la constancia era su propia superpotencia.” — Bob Costas, comentarista deportivo.

Impacto en los Orioles

El récord de Ripken no solo dio notoriedad a la franquicia de Baltimore, sino que además precedió un repunte deportivo. Tras romper la marca de Gehrig en 1995, los Orioles cerraron esa temporada con récord de 16-8 y clasificaron a postemporada en 1996 y 1997.

En contraste, los Orioles de 2025 atraviesan un año difícil. Su afición y jugadores tal vez encuentren inspiración en la historia de Ripken para cerrar con fuerza este tramo final. Todo es posible en septiembre, como alguna vez lo demostraron tras aquel icónico momento en 1995.

Chapman: otro tipo de racha legendaria

El béisbol está repleto de pequeñas hazañas que, si bien no alcanzan la duración de la de Ripken, merecen su lugar en los libros. Tal es el caso de Aroldis Chapman, relevista de los Red Sox, quien acumula 17 apariciones (14 2/3 innings) sin permitir un solo hit.

Este tipo de dominio recuerda a hazañas como las de Johnny Vander Meer, quien lanzó dos no-hitters consecutivos en 1938, con una racha de 21 2/3 entradas sin permitir imparables, según Baseball Reference. Chapman, a sus 37 años, demuestra aún ser una fuerza dominante.

Más allá de Ripken: días históricos del béisbol

  • 6 de septiembre de 1965: Sandy Koufax lanza un juego perfecto y su cuarto no-hitter ante los Cubs.
  • 9 de septiembre de 2001: Barry Bonds conecta tres jonrones y llega a 63 en la temporada, superando el récord de Roger Maris para un zurdo.
  • 2020: MLB honra a Roberto Clemente permitiendo que jugadores boricuas utilicen el número 21.

La modernidad contra la mística

El béisbol ha cambiado. En 2023, la MLB introdujo importantes reformas: reloj de pitcheo, restricciones a los shifts defensivos y bases más grandes. Todo para incrementar el ritmo, reducir lesiones y atraer audiencia joven. Pero entre algoritmos y eficiencia, se pierden elementos casi poéticos como el de la perseverancia diaria.

Por eso, cuando revisamos el legado de Cal Ripken Jr., no solo admiramos su físico envidiable, sino su capacidad de presentarse a trabajar todos los días. En silencio, sin escándalos, simplemente jugando cada juego como si fuera el primero.

¿Mitología moderna?

Muchos consideran que las hazañas de jugadores como Ripken ya no son replicables. En una época donde el descanso es regla e incluso las superestrellas toman asiento cuando el algoritmo lo sugiere, la constancia de Cal parece una reliquia de otro deporte.

Pero más allá de la nostalgia, su ejemplo sirve como recordatorio de algo básico: la presencia importa. Estar ahí, partido tras partido, puede no computarse en WAR o en OPS+, pero deja huella, en compañeros, fans y en la mística del juego.

En palabras del propio Ripken: “No vine a poner récords. Solo vine a jugar.”

Y jugó. Vaya si jugó.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press