Ciclismo, conflicto y controversia: ¿Debería Israel-Premier Tech competir en Montreal?

Mientras el conflicto en Gaza continúa, crece la presión para excluir al equipo Israel-Premier Tech del Grand Prix Cycliste de Montréal. ¿Es válido mezclar política y deporte?

Un pelotón entre tensiones políticas

La edición de este año del Grand Prix Cycliste de Montréal, una de las competencias más prestigiosas del ciclismo en Norteamérica, se ha visto envuelta en una fuerte polémica. ¿La razón? La participación del equipo Israel-Premier Tech (IPT), cuya presencia ha suscitado críticas por parte de organizaciones pro derechos humanos, debido al conflicto en curso en Gaza.

El grupo Palestinian and Jewish Unity (PAJU), con sede en Montreal y compuesto por judíos, palestinos y otros canadienses, ha solicitado explícitamente al gobierno municipal excluir al equipo de la competencia. Alegan que permitir su participación en un evento financiado con fondos públicos sería una forma de “sportswashing”, término utilizado para describir cómo los Estados buscan mejorar su imagen internacional a través del deporte, encubriendo violaciones de derechos humanos.

¿Qué es el sportswashing?

El término “sportswashing” ha ganado notoriedad en los últimos años. Arabia Saudí ha sido uno de sus más notorios practicantes, invirtiendo miles de millones de dólares en golf, fútbol y Fórmula 1, mientras enfrenta acusaciones internacionales de represión de derechos humanos. Ahora, se alega que Israel estaría incurriendo en la misma estrategia usando el ciclismo profesional como plataforma.

En palabras del abogado de PAJU, “la Ciudad de Montreal se expone al riesgo real de complicidad en el blanqueamiento de posibles crímenes mediante el deporte”. PAJU exigió a la alcaldesa de Montreal, Valérie Plante, que retire al equipo antes del evento. Si no, emprenderán acciones legales.

¿Qué responde el equipo Israel-Premier Tech?

El equipo ha evitado declaraciones políticas directas. Se definieron como un “equipo ciclista profesional”, y su copropietario canadiense-israelí, Sylvan Adams, ha defendido en el pasado que sus corredores son “embajadores de Israel”.

Frente a las protestas durante la Vuelta a España 2023, donde manifestantes interrumpieron etapas para pedir la salida del equipo, la escuadra cambió el uniforme de sus ciclistas para evitar ser señalados tan explícitamente con el Estado de Israel.

El Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu, respondió con elogios: “¡Buen trabajo, Sylvan y equipo ciclista de Israel, por no ceder ante el odio y la intimidación. Hacéis sentir orgulloso a Israel!”, publicó en redes sociales.

¿Qué dicen los organizadores?

Ni los organizadores del Grand Prix ni la UCI World Tour —el circuito de élite del ciclismo mundial— han hecho comentarios oficiales al respecto. La Ciudad de Montreal tampoco ha respondido a las demandas de PAJU, a pesar del límite establecido en la carta oficial de la organización.

En contraste, en la ciudad de Quebec —donde se celebra el Grand Prix Cycliste de Québec, evento hermano del de Montreal— PAJU no ha presentado una solicitud equivalente, lo que resalta el nivel de atención pública que concentra Montreal actualmente en el conflicto Israel-Gaza.

Atletas canadienses bajo presión

El malestar con eventos deportivos con vínculos con Israel no se limita al ciclismo. La estrella olímpica canadiense Moh Ahmed, junto con cientos de firmantes, ha solicitado a Tennis Canada cancelar una eliminatoria de la Copa Davis en la que participe el equipo israelí en Halifax. No obstante, Tennis Canada reiteró que, por la estructura de la ITF, el encuentro seguirá según lo planeado.

“Reconocemos la situación extremadamente compleja en el Medio Oriente”, señalaba el comunicado. “Nuestro enfoque se mantiene en asegurar una competencia justa y segura para todos los involucrados”.

Una industria con patrocinadores canadienses

Israel-Premier Tech no es solo “el equipo de Israel”. Tiene profundas raíces canadienses. Cuatro de sus principales corredores —Michael Woods, Hugo Houle, Guillaume Boivin y Derek Gee— son canadienses. Steve Bauer, uno de los grandes íconos del ciclismo nacional, es el director deportivo del equipo.

Además, su principal patrocinador, Premier Tech, tiene sede en Quebec, y sus ejecutivos son figuras clave del mundo empresarial canadiense. Esto magnifica el debate: ¿es este un equipo internacional o una representación diplomática en dos ruedas?

Cronología del conflicto: Israel, Gaza y el deporte

  • Octubre 2023: Escala un nuevo capítulo en el conflicto en Gaza. Se reportan miles de víctimas y señalamientos de crímenes de guerra por parte de organizaciones internacionales.
  • Noviembre 2023 - Enero 2024: Comienzan protestas estudiantiles en universidades canadienses, como McGill.
  • Agosto 2024: Durante la Vuelta a España, continúan manifestaciones contra el equipo Israel-Premier Tech. Surgen protestas durante etapas clave de la competencia y presión diplomática en España.
  • Septiembre 2024: PAJU eleva su reclamo al gobierno de Montreal. Israel-Premier Tech se mantiene firme en su participación.

¿Neutralidad o complicidad?

Este tipo de tensiones reflejan una pregunta más profunda: ¿puede el deporte ser verdaderamente apolítico? En teoría, los atletas no participan en conflictos armados ni diseñan políticas exteriores. Pero en la práctica, sus uniformes, himnos y banderas se convierten en símbolos poderosos.

La historia del deporte está colmada de ejemplos donde las competiciones se volvieron trincheras ideológicas: desde los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936 hasta los más recientes boicots diplomáticos a los Juegos de Invierno 2022 en Beijing.

La participación de Israel-Premier Tech es solo el último caso en esta larga relación entre geopolítica y juego limpio.

¿Cuáles son los límites?

Los organizadores se enfrentan a una decisión difícil. ¿Excluir por razones políticas a un equipo que cumple con las normas deportivas, o permitir su participación corriendo el riesgo de legitimar un Estado acusado de crímenes graves?

Lo que está claro es que ya no basta con competir bien. Cada pedalada tiene peso simbólico, y el público, ahora más informado —e indignado— que nunca, exige posturas claras.

Y aunque los deportistas quieran mantenerse al margen de la política, muchas veces es la política la que no los deja pedalear en paz.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press