David McCullough: el detective de la historia y el arte de contar el pasado con emoción

Una mirada en profundidad a ‘History Matters’, la obra póstuma del legendario historiador estadounidense que enseñó a escribir la historia con alma, curiosidad y narrativa.

El arte de ser historiador según David McCullough

David McCullough, uno de los historiadores más influyentes de Estados Unidos en el siglo XX y ganador de dos premios Pulitzer, siempre sostuvo una idea clara: la historia no es solo un registro de fechas y eventos, sino una narrativa viva que merece ser contada con pasión, humanidad y emoción. Su último libro póstumo, “History Matters”, es testimonio de esa filosofía, recopilando discursos, ensayos y reflexiones que confirman por qué McCullough fue mucho más que un académico.

Publicada tras su muerte en 2022, esta obra se convierte en una guía y, a la vez, un manifiesto sobre cómo la historia puede (y debe) ser contada: con ojos de detective, con alma de novelista y con el corazón de quien entiende que conocer el pasado es vital para comprender el presente.

Curiosidad insaciable: la clave del método McCullough

En un discurso memorable ofrecido en Dartmouth College en 2012, McCullough dijo que escribir historia era “como trabajar en un caso de detective”. Y agregó con sonrisa cómplice: “Una vez estás en el caso, quieres saber más, y más, y más”.

Este principio —curiosidad insaciable— está presente en cada página de History Matters. No se trata solo de seguir los hechos, sino de entender los personajes, los contextos y, sobre todo, los sentimientos detrás de las decisiones que cambiaron el mundo.

Fue este método el que le dio vida a sus grandes biografías como las de John Adams (2001) y Theodore Roosevelt (1977). Personajes que, bajo su pluma, dejaron de ser estatuas de bronce para convertirse en seres humanos complejos, contradictorios y profundamente reales.

Un tributo entre colegas: Herman Wouk y Paul Horgan

Uno de los aspectos más entrañables del libro es el cariño con el que McCullough recuerda a dos colegas que también mezclaban historia y narrativa: el novelista Herman Wouk y el historiador y artista Paul Horgan. Ambos, según McCullough, entendieron que escribir historia requería sentirla.

Hablando sobre Wouk, autor de The Caine Mutiny y Winds of War, McCullough afirma que “nunca temió mostrar la emoción que exige una historia bien contada”. Respecto a Horgan, lo recuerda como un “historiador con ojo de pintor”, capaz de componer paisajes del pasado con la exactitud de un boceto impresionista.

Ambos influyeron en el estilo de McCullough, quien rechazaba la escritura árida. Como él mismo afirmaba: “Los hechos no hacen historia por sí solos. Solo cuando los conectamos narrativamente adquieren sentido y poder”.

La máquina del tiempo: su vieja máquina de escribir Royal

En un delicioso texto incluido en History Matters, McCullough relata la historia de su herramienta de trabajo: una máquina de escribir Royal Standard adquirida en 1965 por unos pocos dólares, usada para escribir sus doce libros completos.

“Nunca me ha fallado”, escribió con afecto. “La toco y escucho el pasado resonar en cada tecla.” Esa metáfora simple simboliza su visión del oficio: un proceso artesanal, físico, tangible. Su relación con la historia no era digital ni académica; era íntima y profundamente devota.

La peligrosa ignorancia del pasado

Un eje recurrente en el libro —y en la vida de McCullough— es su preocupación por lo que llamaba “analfabetismo histórico”. Advertía constantemente que una sociedad que no conoce su historia está condenada a repetir sus errores.

En un discurso para la Biblioteca del Congreso en 2004, exclamó: “No puedes amar lo que no conoces, y no puedes defender lo que no entiendes”. Esa frase captura su misión vital: salvar el legado del pasado para las generaciones futuras.

Y tenía razones para preocuparse. Según una encuesta del National Assessment of Educational Progress (NAEP) en EE.UU. en 2018, apenas el 15% de los estudiantes de secundaria alcanzaban niveles competentes en historia. Una señal de alarma que McCullough nunca dejó de sonar.

Lectura recomendada: el canon de McCullough

El libro también incluye una lista de lecturas recomendadas por el autor: desde clásicos como The Education of Henry Adams hasta las memorias de Ulysses S. Grant. En su visión, la literatura era una puerta de entrada a la historia, un tesoro emocional y documental indispensable.

McCullough valoraba tanto a Dickens como a Churchill, a novelistas como Henry James y a científicos como Darwin. Todos, a su modo, contaban historias que moldeaban nuestra comprensión del mundo. Para él, escribir historia era también escribir literatura.

Y tal vez por eso sus libros —aunque rigurosamente documentados— tienen el ritmo y la riqueza emocional de una buena novela.

Consejos para historiadores jóvenes y escritores en busca de voz

Al final de su vida, McCullough se volvió un mentor silencioso para miles de estudiantes, leyendo sus cartas, compartiendo ideas en conferencias, incluso respondiendo en persona a quienes le pedían consejo.

Su mensaje era claro: “no escribas para impresionar, escribe para comunicar”. Y eso significaba usar un lenguaje claro, evitar jergas académicas y, sobre todo, escribir con la intención de ser comprendido.

Una de sus frases favoritas era: “Lee en voz alta lo que has escrito. Si no suena bien, no está bien escrito”. Sentía que las palabras debían tener música. Y sólo hay música si hay emoción.

McCullough, más allá de “History Matters”

Para quienes aún no han explorado la obra de David McCullough, este libro es un excelente punto de partida. Pero también una invitación a sumergirse en sus grandes libros:

  • John Adams, que inspiró la aclamada miniserie de HBO (2008).
  • Truman, su otra biografía ganadora del Pulitzer, que se enfoca en el presidente que tomó la decisión más difícil del siglo XX.
  • The Path Between the Seas, sobre la construcción del Canal de Panamá.
  • The Wright Brothers, una joya sobre la ingeniería, el sueño humano y la tenacidad.

Cada una de estas obras combina datos y narrativa, técnica e inspiración, en una fórmula difícil de reproducir. Historia con humanidad.

¿Por qué importa David McCullough hoy?

En un mundo saturado por información rápida, fake news y polarización ideológica, voces como la de David McCullough se vuelven faros. Nos recuerdan que la historia no es propiedad de los ganadores, sino de todos. Y que conocerla es una forma de resistencia ante el olvido.

“La historia es quiénes somos y por qué somos cómo somos”, escribió una vez. En tiempos de confusión, mirar hacia atrás con objetividad, con pasión y con narrativa puede ser más necesario que nunca.

History Matters no es solo un libro. Es una declaración de amor por la historia y una caja de herramientas para quien quiera contarla bien.

Un último consejo del maestro: “Sigue tu curiosidad. Ella siempre tiene razón”.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press