Francia al borde del caos político: ¿Puede Macron salvar su legado ante otra crisis gubernamental?
François Bayrou se enfrenta a un voto de confianza que podría convertirlo en el tercer primer ministro derrocado en un año y dejar a Macron más aislado que nunca
La escena política francesa vuelve a tambalearse. Este lunes, François Bayrou, primer ministro de Francia desde hace apenas nueve meses, enfrenta un voto de confianza que podría terminar desencadenando su caída. De ser así, se convertiría en el tercer jefe de gobierno en menos de un año que abandona el cargo, una situación sin precedentes en la historia reciente del país y extremadamente peligrosa para la estabilidad de la segunda economía más grande de la Unión Europea.
Un contexto político peligroso: fractura y parálisis
Francia se encuentra inmersa en una grave crisis parlamentaria desde que el presidente Emmanuel Macron, en un movimiento arriesgado, decidiera disolver la Asamblea Nacional en junio de 2024 con la esperanza de reforzar el poder de su alianza centrista. Sin embargo, esa jugada salió mal. La composición del nuevo Parlamento terminó siendo aún más fragmentada, sin una mayoría clara y con una complicada coexistencia de fuerzas de izquierda, extrema derecha, y centristas.
Desde entonces, Macron ha visto cómo tres primeros ministros han pasado —y caído— por el Palacio de Matignon:
- Gabriel Attal: Joven protegido de Macron, renunció tras los Juegos Olímpicos de París luego de ocho meses en el cargo.
- Michel Barnier: Exnegociador del Brexit, tuvo el mandato más breve en la historia de la Quinta República Francesa: apenas unos meses antes de ser destituido por una moción de censura.
- François Bayrou: Político veterano y aliado clave de Macron, ahora en la cuerda floja.
¿Qué está en juego en el voto de confianza?
El voto de este lunes promete ser decisivo para la estabilidad política de Francia. Bayrou ha convocado una sesión extraordinaria del Parlamento, interrumpiendo las vacaciones de verano de los diputados, con el objetivo declarado de “unir al país” en torno a una política de austeridad.
Pero el panorama es sombrío. Las cifras del Parlamento no están a su favor. Entre la izquierda y la extrema derecha, más de 320 escaños están comprometidos a votar en su contra. Mientras tanto, la alianza centrista y los conservadores aliados apenas controlan unos 210 diputados. A menos que algunos cambien su decisión o se abstengan estratégicamente, la caída de Bayrou es prácticamente inevitable.
Recortes, festivos eliminados y deuda: ¿la razón o la excusa?
Bayrou ha centrado su breve mandato en tratar de estabilizar las finanzas públicas francesas. Propone recortes drásticos de hasta 44.000 millones de euros en el presupuesto de 2026, en un intento por controlar un déficit fiscal que alcanzó el 5,8% del PIB en 2024, muy por encima del límite del 3% establecido por la Unión Europea.
Según datos del INSEE, la deuda pública de Francia alcanzó los 3,346 billones de euros (equivalente al 114% del PIB) en el primer trimestre de 2025. El costo de efectuar los pagos de esa deuda representa el 7% del gasto estatal, convirtiéndose en una carga estructural crítica.
Entre las medidas más polémicas propuestas por Bayrou destaca la eliminación de dos días festivos nacionales. Esto ha generado protestas generalizadas, incluso dentro de sectores que anteriormente lo apoyaban.
Macron entre la espada y la pared
Ante esta situación, muchos se preguntan: ¿qué hará Macron si Bayrou cae? El presidente ha reiterado que no piensa abandonar el cargo antes de 2027, cuando concluye su segundo y último mandato. Sin embargo, la presión aumenta para que actúe y encuentre otro nombre capaz de sostener un gobierno sin mayoría parlamentaria, ante una Cámara cada vez más beligerante.
El modelo semipresidencial francés otorga al presidente amplios poderes en política exterior y defensa, pero la gobernabilidad doméstica recae en el primer ministro, quien debe ejecutar las medidas económicas y sociales. Así, Macron corre el riesgo de quedar cada vez más marginado dentro de su propio país si continúa la parálisis legislativa.
¿Una oportunidad para Le Pen o Mélenchon?
No solo la izquierda y la derecha radicales se oponen a Bayrou: también ven el momento como una oportunidad para ir ganando fuerza hacia las próximas elecciones presidenciales. Figuras como Marine Le Pen (Reagrupamiento Nacional) y Jean-Luc Mélenchon (La Francia Insumisa) pueden capitalizar el creciente descontento popular frente al caos del gobierno centrista.
La hipótesis de un “gobierno de coalición nacional” entre fuerzas políticas dispares, propuesta por algunos analistas, parece poco viable viendo la profunda polarización existente en la Asamblea Nacional y la dificultad de concitar consensos básicos.
Un efecto dominó para Europa
La atención de Bruselas también está puesta sobre París. Francia desempeña un papel fundamental dentro de la Unión Europea y cualquier crisis institucional sostenida puede tener efectos económicos y geopolíticos para el continente.
Según datos del Banco Central Europeo, Francia representa el 15% del PIB de la eurozona. Su estabilidad es clave para contener la inflación y coordinar la emisión de deuda común (recordemos el fondo Next Generation EU lanzado tras la pandemia). Si París se vuelve ingobernable, el eje franco-alemán —motor histórico de la UE— se tambalearía peligrosamente.
¿Qué escenario es más probable?
Los analistas barajan varios escenarios post-voto:
- Bayrou sobrevive por escaso margen, posiblemente por una alta abstención, pero queda debilitado para gobernar.
- Cae Bayrou y Macron nombra un nuevo primer ministro, aunque sin mayoría asegurada.
- Se alcanza algún tipo de acuerdo transpartidario para evitar nuevas elecciones y formar un “gobierno técnico”.
- Macron convoca un referéndum o plantea una reforma constitucional para salir del estancamiento.
Ninguna de estas opciones es sencilla, y todas implican más incertidumbre para Francia.
¿Está en juego la legitimidad presidencial?
Más que la figura de Bayrou, lo que verdaderamente está en juego es la legitimidad del ejercicio presidencial en Francia. Macron, con apenas 47 años y un perfil ambicioso en política global, podría ver su “reinado” truncado frente a las imposibilidades políticas internas.
Francia necesita crecer, invertir, reformar su sistema de pensiones, abordar la crisis climática y reconstruir un consenso social duradero. Con un Parlamento en guerra consigo mismo, el riesgo es que ninguna de estas tareas pueda ser asumida con eficacia.
La Quinta República, nacida para asegurar gobiernos fuertes y estables, atraviesa así uno de sus momentos más frágiles en décadas. Las próximas horas serán críticas.