Home Depot, migrantes y redadas: el nuevo frente de la política migratoria en EE. UU.
La histórica tienda de mejoras para el hogar se ha convertido, sin quererlo, en el epicentro de la tensión migratoria en Los Ángeles
La esquina del trabajo y la persecución
En el aparcamiento de una tienda de Home Depot en Van Nuys, Los Ángeles, una escena se repite casi todos los días: hombres con megáfonos y radios en mano vigilan el lugar, atentos a cualquier señal de una posible redada de agentes federales de inmigración. Los trabajadores —principalmente migrantes de países como México, El Salvador y Guatemala— llevan silbatos para alertarse entre ellos. Su crimen: estar al margen de la legalidad mientras buscan ganarse la vida.
Durante el último verano, al menos cinco redadas han tenido lugar en esa tienda en concreto, convirtiéndose en símbolo de una política agresiva de persecución migratoria que ha cobrado nuevas fuerzas bajo la actual administración de Estados Unidos.
De punto de encuentro laboral a zona roja de migración
Desde hace décadas, las tiendas de Home Depot en el sur de California funcionan como eje informal para que jornaleros consigan empleo por día en construcción, jardinería, mudanzas u otras labores manuales. Sin embargo, esto los ha transformado en blancos predilectos para el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
De hecho, según fuentes internas, Home Depot fue mencionado específicamente como objetivo en los planes de redadas por parte de Stephen Miller, una de las mentes arquitectas detrás de la política migratoria durante la presidencia de Donald Trump. Al menos doce tiendas han sido objeto de estas operaciones desde que comenzaron las ofensivas migratorias sostenidas en verano.
“Aquí todos nos protegemos”
Javier, un inmigrante mexicano de 52 años, ha escapado de tres redadas en Van Nuys. Ha tenido que esconderse bajo camiones, huir dentro de la tienda y manejar a toda velocidad para protegerse. “Vienen en furgonetas grandes y bajan corriendo a perseguir a la gente”, contó en español, pidiendo que no se publicara su apellido por temor a represalias.
Su experiencia no es aislada. Muchos trabajadores han empezado a formar redes de alerta comunitaria con radios, megáfonos e incluso aplicaciones móviles para rastrear movimientos sospechosos. Lo hacen en nombre de la seguridad: la comunidad como única forma efectiva de resistencia.
¿Qué dice Home Depot al respecto?
Home Depot insiste en que no colabora con las redadas. La portavoz de la empresa, Beth Marlowe, explicó que sus empleados tienen instrucciones de reportar cualquier actividad migratoria sospechosa sin intervenir directamente: “Por su seguridad, no deben involucrarse. Si se sienten incómodos después de una redada, pueden irse a casa con sueldo completo”.
A pesar de esta política, testigos aseguran que en Van Nuys los agentes han interrogado e incluso arrestado a personas dentro del estacionamiento. Algunos gerentes han cerrado automáticamente las puertas de vidrio para evitar que entren los oficiales.
El negocio detrás del silencio
Más allá de las declaraciones oficiales, la lógica empresarial sugiere otra realidad. La empresa genera aproximadamente $160 mil millones al año, y alrededor del 50% proviene de contratistas y profesionales, muchos de los cuales contratan a los mismos migrantes que buscan trabajo fuera de sus tiendas.
En contraste, su competidor más cercano, Lowe’s, obtiene cerca del 30% de sus ingresos de contratistas. Es decir, Home Depot depende más directamente de la presencia y disponibilidad de trabajadores temporales para mantener su oferta atractiva ante compradores profesionales.
“Home Depot no es un espectador inocente en todo esto”, afirma el profesor Nik Theodore, experto en urbanismo de la Universidad de Illinois en Chicago. “La disponibilidad de trabajadores listos afuera de la tienda ayuda, directa o indirectamente, a cerrar más ventas. Ha sido parte del modelo desde hace años”.
La otra cara: impacto comercial de las redadas
Las redadas también se han hecho notar en las estadísticas. En junio y julio, las tiendas de Home Depot en el área de Los Ángeles vieron una caída del 10.7% y el 10% respectivamente en el tráfico de clientes en comparación con los mismos meses del año anterior, según datos de Placer.ai, una firma de análisis basada en la movilidad de teléfonos celulares.
A nivel nacional, las caídas fueron más moderadas: 3.8% y 2.7%. La diferencia sugiere que, más allá del dolor humano, la estrategia migratoria también está afectando el resultado comercial en regiones específicas.
¿Beneficio político, costos humanos?
Pablo Alvarado, codirector ejecutivo de la Red Nacional de Jornaleros (NDLON), fue contundente en su evaluación: “Cuando socavas los derechos civiles de los más vulnerables, estás socavando los derechos civiles de todos los demás”.
Y es que la Corte Suprema de EE. UU. permitió continuar con las redadas, rechazando una demanda de activistas que buscaban detenerlas. Para muchos, se trata no solo de una cuestión migratoria, sino de derechos humanos y justicia social.
Un lugar para trabajar y encontrar comunidad
Van Nuys ha sido uno de los epicentros de resistencia. En su estacionamiento funciona un centro laboral operado por una organización sin fines de lucro que registra a empleadores y ayuda a los trabajadores si son estafados o no les pagan. Para muchos, ese espacio representa más que una oportunidad laboral: es un refugio comunitario.
“Aquí todos nos conocemos. Hemos hecho amistad”, explica Javier. Pese a haber considerado volver a México para evitar una eventual deportación, dice que seguirá yendo a buscar trabajo.
“Es un lugar que se vuelve familiar”, agrega. “Aquí todos, juntos, nos protegemos.”
El futuro de la informalidad laboral y la vigilancia
La hostilidad hacia los trabajadores informales no es nueva, pero ha escalado hacia nuevas dimensiones en años recientes. En 2008, Los Ángeles pasó una ordenanza que requiere que tiendas como Home Depot, al abrir nuevos locales, implementen espacios con bancas, baños y depósitos de basura para los trabajadores. Sin embargo, poco se ha hecho en términos efectivos.
Con el recrudecimiento de las redadas, muchos se preguntan si el costo humano realmente vale la supuesta ganancia política de enfrentarse a la migración. Mientras tanto, miles de trabajadores seguirán llegando, herramienta en mano, a las afueras de Home Depot, esperando una oportunidad, resistiendo con la única arma que les queda: la solidaridad.