Italia, al borde del abismo: una agónica victoria de 5-4 que expone más dudas que certezas

La selección italiana logró una milagrosa remontada en un partido caótico frente a Israel, pero los errores defensivos y la presión política oscurecen su camino hacia el Mundial 2026

DEBRECEN, Hungría – Italia logró una victoria tan agónica como inquietante este lunes, al superar a Israel por 5-4 en uno de los partidos más frenéticos de las eliminatorias europeas rumbo al Mundial de 2026. Mientras los goles llovieron como tormenta veraniega, los errores defensivos, las tensiones políticas y un estadio semivacío fueron el inquietante telón de fondo de un resultado que muchos consideran una cortina de humo.

Una montaña rusa en el campo

Este partido quedará en la memoria de los fanáticos por su intensidad ofensiva, pero también por su falta de control. Italia, que venía de una dolorosa derrota 3-0 frente a Noruega en junio, se presentaba en estado crítico. Y a pesar de comenzar el duelo en campo neutral (Hungría, por el conflicto armado en Gaza) con ímpetu, pronto se encontró remando contracorriente.

Los errores defensivos de la Azzurra fueron garrafales: dos autogoles, salidas inexplicables de Gianluigi Donnarumma –nuevo jugador del Manchester City– y un sistema defensivo que en ocasiones parecía más de una selección amateur que de un tetracampeón mundial.

Israel anotó dos veces en los primeros 30 minutos, aprovechando los desajustes del equipo italiano. Pero Moise Kean encontró la forma de igualar en dos ocasiones, aprovechando desconcentraciones del rival.

Luces de talento ofensivo pero sombras profundas atrás

Italia logró ponerse por delante gracias a un segundo tiempo brioso. En el minuto 59, Matteo Politano anotó un gol elegante tras una asistencia de taco de Mateo Retegui. Acto seguido, Giacomo Raspadori marcó el cuarto para lo que parecía el cierre definitivo del duelo.

Pero como en todo partido que se torna leyenda, hubo un giro inesperado. Israel aprovechó nuevos errores defensivos y en dos minutos fatídicos empató a 4 con goles de Dor Peretz, quien firmó un doblete merecido.

Cuando el empate parecía inevitable, Sandro Tonali apareció al minuto 90+1 con un disparo desde fuera del área que atravesó una nube de piernas y terminó en la red, sellando un 5-4 más dramático que glorioso.

Errores reproductivos: Donnarumma y la zaga en la lupa

La actuación del arquero Donnarumma genera polémica. Recién pasado al Manchester City, el joven portero cometió varias indecisiones que costaron goles. Su rendimiento ha sido cuestionado en las últimas convocatorias, incluso cuando juega en contextos de presión elevada.

La defensa italiana, lejos de ser la muralla infranqueable de décadas anteriores, fue vencida una y otra vez por transiciones rápidas y tímidos ataques israelíes. Nadie parece tomar la batuta del liderazgo defensivo desde la salida de jugadores como Chiellini o Bonucci.

Más allá del fútbol: política y tensiones en la previa

El partido no solo se jugó sobre el césped. También cargó con el peso del contexto político. Tras un reciente ataque en un paradero de Jerusalén que dejó seis muertos, los jugadores israelíes portaron brazaletes negros. Por su parte, sectores del público (aunque el estadio estaba prácticamente vacío) silbaron el himno israelí.

Además, la Asociación de Entrenadores de Fútbol de Italia había solicitado suspender a Israel de las competiciones tras los actuales acontecimientos en Gaza. Sin embargo, la UEFA permitió que el encuentro se disputara en territorio neutral.

Situación del grupo I: Italia sobrevive, pero no convence

La victoria permite a Italia posicionarse segunda en el Grupo I, detrás de Noruega, que ha ganado sus cuatro partidos con contundencia y juega el martes contra Moldavia (últimos del grupo). Israel, a pesar del alto espíritu, cae al tercer lugar en una contienda cada vez más compleja.

Lo que parecía un grupo asequible se ha vuelto una guerra táctica con pocos márgenes de error. Aún restan varias jornadas y los fantasmas de una eliminación temprana –como ocurrió con el Mundial 2018 y 2022– siguen atormentando a los tifosi.

Una Italia desfigurada: ya no somos lo que fuimos

¿Qué le pasó a Italia? No es solo una cuestión de forma. El modelo del ‘catenaccio’ murió hace años, pero no se ha encontrado una nueva identidad clara. La Eurocopa 2020 pareció anunciar un renacimiento con Mancini, sin embargo, ese brillo duró muy poco.

Desde entonces, la Azzurra transita entre jóvenes talentos mal gestionados, un ecosistema de clubes que prioriza fichajes extranjeros y problemas en la cantera local.

Estadísticamente, Italia ha encajado más de dos goles en cinco de sus últimos diez partidos oficiales. En contraste, durante la década del 2000, eso ocurrió solo tres veces en toda una década completa.

El peso del pasado y la presión del presente

Cuando se habla de Italia en la Copa del Mundo, el peso de la historia siempre se hace presente. Cuatro estrellas mundiales, legendarios porteros como Buffon, defensores icónicos como Maldini, y mediocampistas como Pirlo no solo ganaban partidos: dominaban los duelos mentales.

Hoy, el equipo italiano parece más frágil emocionalmente. Cuando Israel empató 4-4, las cámaras enfocaban rostros pálidos, casi resignados. Si no fuera por el disparo salvador de Tonali, el partido habría terminado con críticas demoledoras.

El calendario no da tregua

Italia enfrentará en las siguientes fechas a Suecia y a Noruega. Goles necesitará, pero sobre todo necesitará un alma renovada. La irregularidad no solo pone en riesgo la clasificación mundialista, sino que desacredita aún más a un cuerpo técnico presionado y a una federación que no logra asimilar los errores de gestión crónica.

Toni Capello, exentrenador del Real Madrid y AC Milan, dijo en una entrevista reciente para La Gazzetta dello Sport: “Italia no tiene un proyecto. Jugamos partido a partido, improvisando.” Una afirmación dura, pero respaldada por partidos como este.

¿Qué sigue para Italia?

No basta con sobrevivir a partidos como el de Israel. Una selección que acarrea décadas de gloria debe superar no solo al rival, sino también a su propia crisis estructural.

El próximo partido definirá si la victoria ante Israel fue un oportuno respiro o un preámbulo de la tormenta. Pero una cosa es clara: el tiempo de las excusas se ha terminado.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press