La tensión entre clubes y selecciones vuelve a escena: ¿quién tiene la última palabra?

Las recientes controversias con PSG, la lesión de Haaland y la caída relámpago de Erik ten Hag en Leverkusen reabren el eterno debate sobre el equilibrio de poder entre clubes y federaciones

El dilema eterno: ¿clubes o selecciones?

La eterna disputa entre clubes y selecciones nacionales ha tomado un nuevo impulso tras una serie de incidentes que ocurrieron en la antesala de los clasificatorios al Mundial 2026. Con jugadores claves lesionados, técnicos despedidos y entrenadores nacionales bajo fuego cruzado, el eje club-versus-selección regresa como tema álgido del fútbol moderno.

En menos de una semana, tres noticias encendieron las alarmas: la caída de Erik ten Hag después de solo tres partidos con el Bayer Leverkusen y su reemplazo con Kasper Hjulmand, las lesiones de Ousmane Dembélé y Désiré Doué durante un partido internacional con Francia, y el insólito accidente de Erling Haaland a causa de una puerta de equipaje en la concentración de Noruega.

Deschamps vs PSG: ¿quién cuida mejor a los jugadores?

El seleccionador francés Didier Deschamps se encuentra en el centro de una controversia desatada tras las lesiones de dos figuras del Paris Saint-Germain: Dembélé (seis semanas fuera por molestia en el muslo) y Doué (lesión en la pantorrilla con baja de un mes).

PSG no es nuestro enemigo. Nuestro único oponente es Islandia”, dijo Deschamps, en alusión al reclamo del club parisino, que elevó una carta formal a la Federación Francesa solicitando un protocolo médico más transparente y colaborativo entre clubes y federaciones.

El defensor técnico de Deschamps es tajante: “Evaluamos a los jugadores cada día, respetamos sus sensaciones, pero estas cosas pueden suceder. Y sí, casualmente fueron dos del PSG, pero podría haber sido cualquier otro”.

Sin embargo, el malestar en el club es profundo, ya que las dos bajas coinciden con el inicio de la Champions League. Dembélé y Doué podrían perder los cruciales duelos frente a Atalanta y Barcelona.

La respuesta de Deschamps a la presión de los clubes

Interrogado sobre si alineará a Bradley Barcola, otro jugador del PSG, respondió sarcástico:

“Entonces me llamará el Bayern, luego el Real Madrid… Yo tomo mis decisiones, tengo un staff médico serio y asumo mis responsabilidades”.

Esta afirmación, aunque contundente, revela el contexto más amplio del problema: los clubes invierten millones en sus jugadores y ven cómo sus estrellas se lesionan en partidos internacionales, muchas veces contra rivales de baja exigencia o sin tanto atractivo deportivo o comercial.

¿Un protocolo FIFA para resolver el conflicto?

Desde hace tiempo se baraja la implementación de protocolos médicos conjuntos o ventanas más reducidas para partidos de selecciones. De implementar una ventana FIFA más breve y clínicas médicas conjuntas, se distribuiría la responsabilidad, reduciendo la tensión constante entre clubes y federaciones.

Este mismo enfoque impulsó en el pasado a figuras como José Mourinho y Arsène Wenger a exigir reformas. Lo que ha cambiado hoy es la presión mediática y económica: la Champions genera casi 3.600 millones de euros por temporada (según UEFA), mientras las federaciones nacionales dependen fuertemente de los ingresos por clasificaciones a Copa del Mundo o Eurocopa.

Erling Haaland y el azar de la mala suerte

En un episodio que raya lo absurdo, la figura del Manchester City, Erling Haaland, sufrió un golpe en la cara con la puerta del autobús de Noruega. Aunque sólo le dejó una herida menor —tres puntos de sutura—, el caso generó revuelo. Su compañero Martin Ødegaard dijo entre risas: “No lo vi, pero escuché que se golpeó con una puerta. Sonó mal, pero está bien”.

El incidente, aunque leve, podría haber tomado un giro peor. El seleccionador Ståle Solbakken admitió: “Pudo haber sido mucho más grave”.

Haaland no se perderá el enfrentamiento clave contra Moldavia, pero a su regreso, el City enfrentará nada menos que al Manchester United. La afición espera que llegue sin consecuencias de sus compromisos internacionales.

Ten Hag fuera en tiempo récord: llega Hjulmand al Bayer Leverkusen

Mientras tanto, en la Bundesliga se vivía otro drama. El Bayer Leverkusen, vigente campeón invicto de la liga alemana en la temporada 2023-24, despidió imprevistamente a Erik ten Hag sólo tres partidos después de sustituir a Xabi Alonso.

En un movimiento que sorprendió a los medios alemanes, el club anunció la contratación de Kasper Hjulmand, exseleccionador de Dinamarca. El entrenador danés vuelve a la Bundesliga tras una corta etapa en el Mainz (2014-2015) y tras haber guiado a Dinamarca en una sólida Euro 2021 y otros torneos internacionales hasta dejar el cargo tras la caída en 2024.

Hjulmand representa un perfil táctico sobrio pero efectivo. Su experiencia lidiando con estrellas nacionales y un carácter adaptable encajaría en una plantilla que ya comprendía un sistema bajo Xabi Alonso. Leverkusen ha construido un proyecto basado en el trabajo colectivo, y su éxito se debe a una mezcla de cantera, fichajes inteligentes y táctica moderna.

El caso Leverkusen: ¿quién manda, el entrenador o la institución?

El cese tan rápido de Ten Hag pone sobre la mesa un nuevo debate: la tensión entre ideología de juego y resultados a corto plazo. Aunque heredó un equipo campeón, el neerlandés imprimió su estilo personal, desatando fricciones internas que acabaron por salirle caro.

En un entorno como el moderno fútbol alemán, donde más del 51% de algunos clubes pertenece a los socios según la regla del 50+1, la presión institucional puede recaer de forma más directa. La expectativa de replicar el éxito sin la continuidad del mismo modelo desembocó en un divorcio prematuro.

¿De quién son los jugadores?

El fondo de todos estos casos nos lleva a una vieja pregunta: ¿los jugadores son del club que paga su salario, o de la nación que representan con orgullo? Para los aficionados, la selección es un símbolo patrio. Para los clubes, una inversión millonaria que requiere extremo cuidado.

Por eso surgen fricciones: algunos dirigentes califican de “suicidio deportivo” permitir que figuras clave arriesguen lesiones en partidos sin trascendencia directa para el club. Otros, en cambio, ven estos encuentros como una vitrina global necesaria y un deber patriótico difícil de rechazar.

Lo que viene: ¿hacia una nueva política internacional?

Quizás sea momento de revisar la lógica del calendario internacional. ¿Tiene sentido tener hasta cinco ventanas FIFA en el año? ¿Debería limitarse el número de partidos por sesión? ¿Por qué no incluir una cláusula de minutos máximos por jugador en esos compromisos? Los clubes empujarán reformas. Las federaciones resistirán.

Pero casos como el de Dembélé, Haaland o Leverkusen reflejan una verdad irrebatible: la tensión entre clubes y selecciones no es sólo un problema logístico; es una lucha de poder por el control del activo más valioso del fútbol moderno: el futbolista.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press