Pakistán bajo el agua: el impacto humano y político de las inundaciones en Punjab
Más de 4 millones de personas afectadas, miles evacuadas, y una nación que revive los traumas del 2022: ¿está el país preparado para enfrentar el cambio climático?
El monzón ha golpeado con fuerza nuevamente a Pakistán, específicamente su provincia más poblada: Punjab. Desde finales de agosto, las lluvias torrenciales combinadas con la liberación de agua desde represas en India han provocado una catástrofe humanitaria que ha afectado a más de 4,1 millones de personas en 25 distritos. Esta situación ha desencadenado el mayor operativo de evacuación en la región desde las históricas inundaciones de 2022.
Un desastre en expansión: cifras que estremecen
Desde el 26 de agosto, más de 56 personas han muerto como resultado directo de las inundaciones. Según Irfan Ali Kathia, director general de la Punjab Disaster Management Authority, más de 2 millones de residentes han sido desplazados. Solo en la ciudad de Jalalpur Pirwala, unas 25.000 personas fueron evacuadas en una única jornada.
Uno de los incidentes más trágicos ocurrió cuando un bote de rescate, sobrecargado por la urgencia, se volcó durante una operación, causando la muerte de cinco personas. Otras quince fueron rescatadas. Este tipo de tragedias muestran la fragilidad del sistema de emergencia frente a desastres de esta magnitud.
La cara humana de la devastación
Ghulam Shabir, un obrero de la construcción de 50 años, relató a medios locales cómo las aguas irrumpieron en su aldea. “Perdimos nuestras casas y cultivos. Ahora estamos en terrenos más altos, pero sin comida, ni agua potable. No sabemos cuánto tiempo más podremos resistir así”, dijo al borde del llanto.
Como él, miles de familias dependen exclusivamente de la ayuda del gobierno o de ONGs locales para sobrevivir. De los 2 millones de desplazados, solo 60.000 están en campamentos de ayuda oficiales; el resto se refugia con familiares o en improvisados asentamientos temporales, un recordatorio del precario sistema de soporte humanitario del país.
¿Qué provocó este desastre?
- Lluvias monzónicas superiores a la media histórica.
- Liberación de agua desde las represas de India sin coordinación con Islamabad.
- Deforestación masiva y pobre planificación urbana.
- Infraestructura hídrica debilitada desde las inundaciones de 2022.
Estos factores han hecho que los ríos Ravi, Chenab y Sutlej se desborden, mientras el agua sigue fluyendo hacia el sur, afectando también a la provincia de Sindh, donde ya han sido desalojadas más de 100.000 personas.
Rescate a gran escala: drones y helicópteros en acción
Por primera vez, el Departamento de Gestión de Desastres de Punjab ha utilizado drones para monitorear zonas inundadas y ubicar personas atrapadas. Se han desplegado asimismo helicópteros del ejército para rescatar a poblaciones en pueblos remotos donde no se puede acceder por tierra.
Las mezquitas, transformadas en centros comunitarios de información, reproducen mensajes de evacuación, mientras voluntarios recorren las calles en altavoces pidiendo a las familias dejar sus hogares. Aunque el gobierno asegura que los recursos están movilizados, los habitantes denuncian lentitud en el proceso.
Fantasma del pasado: ¿recuerdos del 2022?
En 2022, más de 1.700 personas murieron y 33 millones fueron afectadas por lo que la ONU describió como “las peores inundaciones de la historia moderna de Pakistán”. Hoy, con solo dos años de diferencia, el país experimenta una repetición del patrón climático extremo, lo que plantea una pregunta clave: ¿está Pakistán listo para el futuro?
El World Climate Risk Index de 2021 posicionó a Pakistán entre los 10 países más vulnerables al cambio climático. Y sin embargo, las acciones de mitigación siguen siendo débiles frente a la magnitud del problema.
La respuesta oficial: ¿insuficiente o reactiva?
La jefa de gobierno de Punjab, Maryam Nawaz Sharif, ha establecido un centro de control desde donde monitorea los esfuerzos de evacuación. El ejército, la policía y el personal de rescate llevan a cabo intensas labores que se extienden día y noche. Sin embargo, la cooperación transfronteriza con India sigue siendo casi inexistente, lo cual complica aún más la gestión temprana de riesgos.
“Hemos solicitado a India alertas más tempranas, pero muchas veces la liberación de las represas se comunica con poco margen de maniobra”, declaró un portavoz del Ministerio del Interior paquistaní.
El cambio climático como amenaza nacional
Para los paquistaníes, cada temporada de lluvias es una amenaza existencial. La dependencia agrícola del país —con más del 40% de la población empleada en este sector— hace que las inundaciones tengan un efecto dominó en la seguridad alimentaria, el empleo y la estabilidad social.
Además, el desplazamiento de millones de personas contribuye a aumentar las tensiones en regiones urbanas ya sobrecargadas. Las enfermedades transmitidas por el agua, como el cólera o la hepatitis A, ya comienzan a surgir en varios campamentos de ayuda.
Replantear el futuro: ¿qué puede y debe hacer Pakistán?
La situación actual exige una reconfiguración completa del modelo de respuesta paquistaní frente a crisis climáticas. Algunas acciones inmediatas que el gobierno, con ayuda internacional, podría implementar incluyen:
- Reforestación sistemática de cuencas fluviales.
- Coordinación trilateral entre India, Nepal y Pakistán para manejo de represas.
- Infraestructura adaptativa en zonas de alto riesgo: diques, embalses, canales pluviales.
- Modernización de los sistemas de meteorología y predicción climática.
- Educación comunitaria sobre cómo actuar en caso de evacuaciones.»
Estos son apenas algunos puntos de partida, pero marcan una hoja de ruta hacia un nuevo contrato social entre Estado, sociedad civil y medio ambiente.
Una sociedad resiliente bajo amenaza
Pakistán ha mostrado una y otra vez su capacidad de resistencia. Pero la realidad climática del país ya no le permite vivir al filo de la emergencia. Como lo advirtió la ONU en su informe climático de 2023:
"Ningún país puede darse el lujo de responder solamente. La prevención y adaptación deben ser parte de su ADN político."
Por el bien de sus futuras generaciones, Pakistán necesita dejar atrás el ciclo de “crisis-respuesta” y abrazar una visión de resiliencia, justicia climática y planificación inteligente. Solo entonces podrá emerger de este mar de agua y dolor no solo más fuerte, sino realmente preparado.