Catástrofe en Gaza: entre demoliciones, desplazamientos masivos y un futuro incierto
Israel intensifica su ofensiva sobre Gaza con la destrucción de edificios y el llamado a una evacuación total, mientras una flotilla internacional intenta romper el bloqueo para entregar ayuda humanitaria
Un nuevo capítulo en el conflicto israelí-palestino
La ofensiva de Israel sobre la ciudad de Gaza ha escalado a un nivel sin precedentes desde el 7 de octubre de 2023, cuando el ala militar de Hamas lanzó un ataque que resultó en la muerte de alrededor de 1,200 personas, en su mayoría civiles, y el secuestro de 251 individuos. Desde ese momento, la guerra ha sumido a la franja de Gaza en una crisis humanitaria de proporciones históricas.
Este martes, el ejército israelí hizo un llamado a la evacuación total de la ciudad de Gaza. Según el portavoz militar Col. Avichay Adraee, "la evacuación era inevitable" y las familias que se trasladen al sur recibirán asistencia humanitaria. Sin embargo, diversas organizaciones de ayuda afirmaron que las infraestructuras son casi inexistentes para acoger a un millón de desplazados posibles.
Demoliciones sistemáticas: el rostro de una ofensiva intensificada
El primer ministro Benjamin Netanyahu declaró que Israel ha destruido al menos 50 "torres del terror", infraestructuras utilizadas por Hamas para vigilancia y operaciones militares. Sumándose a esto, el ministro de Defensa Israel Katz informó de la demolición de 30 edificios altos en Gaza. A falta de precisión si ambos se refieren a los mismos edificios, queda claro que Israel tiene como objetivo terminar con lo que considera el último bastión de Hamas.
Pero estas acciones no vienen sin consecuencias. Más de 64,000 palestinos han muerto desde el inicio del conflicto, según el Ministerio de Salud de Gaza. Aproximadamente la mitad de ellos eran mujeres y niños. El 90% de la población de Gaza, unos 2 millones de personas, ya ha sido desplazada, en lo que la ONU describe como una de las peores crisis humanitarias del siglo XXI.
La resistencia de la ayuda humanitaria: una flotilla desafía el bloqueo
Mientras las bombas caen sobre Gaza, esfuerzos internacionales buscan abrir un respiro a la devastación. La Global Sumud Flotilla, una iniciativa de activistas internacionales, tenía programado zarpar desde Túnez este miércoles con destino a Gaza, con el objetivo de entregar ayuda humanitaria.
Sin embargo, el barco, identificado como el “Family Boat” y portando bandera portuguesa, fue blanco de un misterioso incidente la noche previa. Según el grupo, el barco fue alcanzado por un dron. Publicaron un video mostrando un destello y una aparente explosión encima de la embarcación. Afortunadamente, nadie resultó herido.
Las autoridades tunecinas negaron la hipótesis del dron y aseguraron que el incidente fue causado por un incendio originado en un chaleco salvavidas. Israel no ha hecho comentarios sobre el incidente.
Una Gaza cercada, desesperada y sin salida clara
A medida que las fuerzas israelíes avanzan sobre Gaza City con intención de una incursión terrestre completa, la situación humanitaria se deteriora rápidamente. Las zonas residenciales ya han sido reducidas a escombros. Escuelas, hospitales y refugios improvisados han sido bombardeados u obligados a cerrar.
Hasta la fecha, Israel no ha ofrecido un plan de reconstrucción o de reasentamiento sostenible. Los civiles quedan atrapados en un ciclo de desplazamientos constantes, sin acceso a agua potable, electricidad o atención médica.
Los números detrás de la tragedia
- Muertos palestinos desde el inicio del conflicto (2023): 64,522 (según el Ministerio de Salud de Gaza).
- Víctimas israelíes del ataque de Hamas del 7 de octubre: 1,200.
- Refugiados internos en Gaza: cerca del 90% de los 2 millones de habitantes.
- Torres destruidas por Israel: entre 30 y 50, de acuerdo a fuentes oficiales.
- Rehenes que permanecen en Gaza: 48, con al menos 20 estimados aún con vida.
¿Un plan militar sin salida política?
Muchos analistas coinciden en que esta ofensiva está diseñada no solo para debilitar la infraestructura militar de Hamas, sino para demostrar la determinación de Israel frente al terrorismo. Sin embargo, cada torre que cae provoca más resentimiento, más radicalización y más desesperación entre una población ya traumatizada.
Organizaciones internacionales como las Naciones Unidas, el Comité Internacional de la Cruz Roja e incluso gobiernos aliados de Israel han pedido una pausa humanitaria para evacuar heridos y brindar alimentos y medicinas, sin respuesta efectiva.
Un pueblo entre el fuego cruzado
Para los habitantes de Gaza, los llamados de evacuación plantean un dilema agónico: quedarse y enfrentar bombardeos, o dirigirse al sur, donde el suministro humanitario también escasea. Como dijo un residente que logró salir de Gaza City hace unos días: "No huimos a la vida, huimos a otra forma de muerte".
Los desalojos forzados resaltan un patrón que ha marcado este conflicto desde hace décadas: el pueblo palestino permanece atrapado entre agendas militares, dogmas políticos y la falta de voluntad internacional para hallar una solución definitiva.
La comunidad internacional reacciona, pero lentamente
Protestas se han registrado desde París hasta Buenos Aires, y en muchos países árabes las manifestaciones contra la ofensiva israelí han crecido día tras día. En Túnez, la llegada de la flotilla se convirtió en símbolo de resistencia global. Un manifestante ondeó la bandera palestina mientras decía: "Lo que no dejan entrar por tierra, lo enviaremos por mar".
La pregunta es: ¿Podrá la presión internacional frenar una operación militar en crecimiento? ¿O la geopolítica seguirá priorizando intereses estratégicos sobre vidas humanas?
Una tragedia que continúa escribiéndose
Así como Tom Phillips, el fugitivo neozelandés que mantuvo a sus hijos escondidos por años en el bosque logró ocultarse a la vista de todos, Gaza parece ser ese lugar que el mundo ha preferido no mirar demasiado de cerca. Hasta ahora. La diferencia es que en Gaza, no hay posibilidad de esconderse. Las bombas caen sin descanso y el futuro es una sombra.
La historia sigue escribiéndose con sangre, escombros y promesas rotas. Cada torre que cae en Gaza no es sólo una estructura más; es un símbolo del fracaso colectivo de la humanidad para resolver uno de sus conflictos más antiguos y dolorosos.