El ataque israelí en Qatar: un giro explosivo que sacude las negociaciones con Hamas
El bombardeo a líderes de Hamas en Doha amenaza con desestabilizar la región y complicar los esfuerzos de mediación entre Israel y el grupo palestino
Una ofensiva inesperada en territorio diplomático
El martes por la noche, un ataque israelí contra un grupo de líderes de Hamas reunidos en Doha, la capital de Qatar, provocó un terremoto diplomático que amenaza con sepultar los delicados esfuerzos para negociar un cese al fuego en Gaza. Esta acción representa una escalada sin precedentes en el conflicto entre Israel y el movimiento islamista palestino, al dirigirse no contra objetivos en la Franja de Gaza, sino a figuras claves exiliadas en un país extranjero y aliado de Estados Unidos.
De acuerdo con fuentes oficiales, aunque los principales dirigentes de Hamas sobrevivieron al ataque, entre las víctimas se encuentran dos miembros de rango medio del grupo y tres guardaespaldas. La ausencia de pruebas visuales o declaraciones claras de los líderes supuestamente sobrevivientes acrecienta la incertidumbre.
Qatar: mediador y blanco inesperado
El ataque ha desatado una ola de preocupación en la comunidad internacional, especialmente porque Qatar ha sido durante años un actor clave en las conversaciones entre Israel y Hamas. El país alberga miles de tropas estadounidenses en la base militar de Al Udeid y ha contribuido a facilitar negociaciones desde mucho antes de la guerra de Gaza en 2023.
La Casa Blanca confirmó que Israel advirtió previamente a Estados Unidos sobre el ataque y que Washington, a su vez, notificó a las autoridades qataríes. El expresidente estadounidense Donald Trump describió el ataque como un “incidente desafortunado” y subrayó que no contribuye a lograr la paz en la región.
Hamas en el exilio: ¿blanco principal ahora?
Con la mayoría de los líderes operativos de Hamas en Gaza muertos tras casi un año de intensos bombardeos israelíes, los mandos exiliados como Khalil al-Hayya, Mahmoud Darwish y Khaled Meshaal se han vuelto piezas clave para la cohesión del grupo. La residencia de estos líderes en Doha los convertía en interlocutores fundamentales en las negociaciones. Con este ataque, Israel ha cruzado una línea que hasta ahora había evitado: la agresión directa en un país aliado de Occidente.
Israel siempre ha mantenido una política de eliminar líderes militantes allá donde se encuentren, pero daba la impresión de que respetaba ciertos límites diplomáticos cuando se trataba de países como Qatar o Turquía. La decisión de lanzar un ataque en territorio qatarí podría tener consecuencias severas tanto a nivel bilateral como regional.
Una guerra sin fin a la vista
Desde que comenzó la guerra el 7 de octubre de 2023, más de 64,000 palestinos han muerto, la mayoría mujeres y niños, según el Ministerio de Salud de Gaza. Israel anunció que su objetivo es eliminar por completo a Hamas y recuperar a los 48 rehenes israelíes que permanecen en poder del grupo. Sin embargo, las condiciones de Hamas para una liberación son claras: liberación de prisioneros palestinos, cese total del fuego y retirada israelí de Gaza.
Ante esto, el gobierno israelí enfrenta presión interna intensa: protestas masivas demandan un alto al fuego inmediato y el retorno de los rehenes, mientras que el primer ministro Netanyahu insiste en continuar la guerra hasta desmantelar a Hamas por completo. Varios manifestantes acusan al gobierno de prolongar el conflicto por razones políticas.
Impacto sobre las negociaciones de cese al fuego
Poco antes del ataque, Hamas evaluaba una nueva propuesta de cese al fuego presentada por Estados Unidos. Esta incluye la liberación inmediata de todos los rehenes a cambio del retiro paulatino de Israel de Gaza y negociaciones hacia una tregua definitiva. Mientras Israel dijo aceptar el plan, Hamas lo calificó como una “rendición humillante” que no garantiza una retirada ni el fin de la guerra.
El ataque en Doha podría haber saboteado estas conversaciones, justo cuando el grupo discutía internamente los términos de la propuesta. Ahora, las comunicaciones entre los líderes de Hamas —ya celosamente protegidas— se verán aún más restringidas, lo que podría ralentizar o incluso romper el proceso negociador.
Disputas entre bastidores: Washington, Tel Aviv y Doha
Detrás del telón, el ataque pone a prueba la relación triangular entre Estados Unidos, Israel y Qatar. Este último ha sido un socio estratégico para Washington, no solo por su rol de mediador en Medio Oriente, sino también por su disposición a albergar tropas estadounidenses y apoyar a grupos para facilitar diálogos complejos, incluyendo al Talibán afgano.
La ofensiva israelí, aunque autorizada o al menos comunicada a EE.UU., representa un torpedo contra los propios canales diplomáticos que la administración Trump había ayudado a establecer. Ante un nuevo mandato presidencial, la capacidad de EE.UU. de actuar como mediador confiable podría debilitarse si se percibe que sus aliados actúan con impunidad bajo su amparo.
Condiciones en Gaza: una catástrofe humanitaria sin precedentes
La situación en Gaza continúa deteriorándose a un ritmo alarmante. El 90% de la población ha sido desplazada, en algunos casos múltiples veces, mientras que pueblos y barrios enteros han sido reducidos a escombros. Partes del enclave están al borde de la hambruna, y el sistema sanitario prácticamente ha colapsado. Las cifras, según organizaciones humanitarias, superan cualquier precedente reciente en la región.
Además, aunque Hamas ha perdido control gubernamental en Gaza, sus combatientes continúan lanzando ataques sorpresa, como el que causó la muerte de cuatro soldados israelíes al hacer detonar una bomba contra un tanque el lunes pasado.
¿Una guerra regional en ciernes?
Los recientes acontecimientos no solo complican las relaciones bilaterales, también podrían encender nuevos fuegos en una región ya altamente volátil. Desde que inició la guerra, Israel ha intensificado sus ataques contra militantes en Siria, Líbano e Irán. El caso de Qatar, sin embargo, representa una red de alianzas mucho más espesa: Turquía, Egipto, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos se han apresurado a condenar el ataque.
La región atraviesa un momento crítico, donde cualquier paso en falso puede tener repercusiones en múltiples frentes simultáneamente: Gaza, Cisjordania, Líbano, Siria e incluso el Golfo Pérsico.
Una nueva etapa de incertidumbre
Con este acto militar, Israel ha dejado en claro que ningún territorio está fuera de su alcance si se trata de perseguir a Hamas. Pero esa misma lógica puede acarrear una espiral de consecuencias diplomáticas, políticas y humanitarias aún más graves.
Lo que está en juego en este momento no es solo la vida de los 48 rehenes, ni la supervivencia de Hamas como estructura. Es el equilibrio frágil de toda una región que ha vivido demasiado tiempo al borde del abismo.
Mientras tanto, los ojos del mundo están puestos ahora en Doha, no solo como centro de poder financiero o diplomático, sino como nuevo punto cero en una guerra sin tregua.