El renacer de un gigante dormido: el órgano más antiguo del cristianismo vuelve a sonar en Jerusalén
Tras 800 años de silencio, un órgano del siglo XI recupera su voz en un monasterio de Jerusalén, transformándose en testigo sonoro de la historia medieval y resurrección musical moderna.
Un eco milenario resuena otra vez
En el corazón de la Ciudad Vieja de Jerusalén, dentro del Monasterio de San Salvador, ocurrió un milagro musical. Un órgano que llevaba ocho siglos en silencio volvió a sonar, dejando perplejos a quienes presenciaron este acto de resurrección sonora. Se trata de un instrumento construido en el siglo XI, que según los investigadores es el órgano más antiguo del mundo cristiano del que se tiene constancia sonora.
La hazaña fue posible gracias a un equipo de expertos liderado por David Catalunya, músico y musicólogo valenciano que lleva casi una década investigando instrumentos medievales y patrimonio litúrgico olvidado.
Una historia que se remonta a las Cruzadas
La historia de este órgano está directamente conectada con uno de los periodos más agitados de la cristiandad: las Cruzadas. Según los investigadores, el instrumento fue traído por los cruzados al territorio de Tierra Santa, probablemente a la ciudad de Belén, la cuna de Jesús, durante el siglo XI, cuando los reinos cristianos dominaron Jerusalén y otras regiones del Levante.
Tras un siglo de uso litúrgico, el avance de los ejércitos musulmanes provocó temor entre los cruzados, quienes decidieron enterrar el órgano como medida de protección, esperando que algún día pudiera volver a ser utilizado. Esa esperanza cayó en el olvido hasta principios del siglo XX.
Un hallazgo arqueológico accidental
El órgano fue redescubierto en 1906, cuando unos obreros constructores trabajaban en un nuevo hospicio franciscano para peregrinos en Belén. Al excavar en un antiguo cementerio, encontraron varios objetos que rápidamente llamaron la atención de arqueólogos e historiadores.
Lo que encontraron fue extraordinario: 222 tubos de bronce, una colección de campanas y otros elementos musicales meticulosamente conservados, probablemente gracias al sellado y entierro estratégico efectuado por los cruzados.
Restaurar lo imposible: una réplica que tiene alma
En 2019 comenzó oficialmente el proyecto de restauración del órgano, liderado por Catalunya y un equipo interdisciplinario compuesto por organeros, musicólogos e historiadores del arte. La intención inicial era hacer una réplica fiel usando métodos tradicionales.
Sin embargo, durante el proceso, el organero Winold van der Putten y el organista Koos van de Linde descubrieron algo inaudito: algunas de las piezas originales, incluidos los tubos, aún podían emitir sonidos. Estos tubos milenarios conservaban trazos y marcas realizadas por los maestros artesanos originales, incluso inscripciones musicales grabadas a mano.
La restauración fue un proceso meticuloso que combinó arqueología experimental con avances científicos. Se tomaron mediciones precisas usando micro-CT (tomografía computarizada), análisis de aleaciones de metal y estudios iconográficos para guiar la reconstrucción lo más fielmente posible.
Una reliquia viviente que vuelve a cantar
El 9 de septiembre de 2025, finalmente el órgano volvió a ser interpretado públicamente. Catalunya ofreció una interpretación litúrgica titulada Benedicamus Domino Flos Filius. Los sonidos producidos fueron descritos como “llenos, cálidos y conmovedores”, mezclándose con las campanas de otras iglesias cercanas en una especie de ritual sonoro compartido por la ciudad antigua.
“Este órgano fue enterrado con la esperanza de que algún día volvería a sonar”, declaró Catalunya. “Y ese día ha llegado, casi ocho siglos después”.
Testigos de la historia sonora
Álvaro Torrente, director del Instituto Complutense de Ciencias Musicales en Madrid, describió el momento como “el equivalente a encontrar un dinosaurio viviente”. Aseguró que es un hito sin precedentes en la historia de la música antigua, y que abre nuevas perspectivas sobre cómo se fabricaban y utilizaban los órganos medievales.
Además, añadió que muchos consideran la música occidental como un árbol genealógico incompleto. Con hallazgos como este, se puede volver a escribir parte de ese árbol desde sus raíces más profundas.
Del monasterio al museo
El órgano rescatado y restaurado ahora se encuentra en el Museo Terra Sancta de Jerusalén, a solo kilómetros de su localización original en Belén. Desde allí, los investigadores esperan que cumpla una doble función: la de preservar el patrimonio musical cristiano y la de tocar ocasionalmente para públicos selectos.
Existen ya planes para crear réplicas funcionales de este órgano e instalarlas en catedrales e iglesias de Europa. Así se abriría una nueva época en la que sonidos milenarios viajen a través del tiempo y el espacio para llegar a nuevas generaciones de oyentes.
Órganos: la historia del poder en la música cristiana
Durante la Edad Media y el Renacimiento, el órgano poseía un estatus espiritual y cultural poderoso. Era considerado la voz sonora de la divinidad, ya que su volumen y complejidad eran capaces de llenar catedrales enteras, transmitiendo un mensaje de grandeza celestial.
- El órgano mecánico más antiguo del que se tiene constancia se construyó en Grecia en el siglo III a.C.: el hydraulis.
- En el cristianismo, el uso litúrgico del órgano se generalizó en la Europa del siglo X.
- Durante siglos fue el instrumento predominante en iglesias y catedrales hasta que comenzó a ser reemplazado por coros y orquestas en tiempos modernos.
Recuperar este instrumento es más que reconstruir un objeto: es revivir una tradición sonora perdida. Nos permite escuchar con los oídos del pasado.
El futuro del pasado: un proyecto con alma
La restauración no solo ha traído nueva vida al órgano, sino que también inspiró una revitalización del estudio de instrumentos antiguos. Muchas universidades europeas han solicitado colaboración con el equipo de Catalunya para ofrecer seminarios, conciertos e incluso construir réplicas funcionales para uso pedagógico.
La música medieval, por años opacada por la ópera o la música barroca, empieza a tener su renacimiento moderno. Instituciones como el Festival de Música Antigua de Utrecht o la Fundación CIMA en Italia ya planean utilizar réplicas del órgano en futuras ediciones.
Un legado para el mundo
Mientras el órgano sigue deleitando oídos en Jerusalén, su historia sirve como ejemplo de cómo la colaboración internacional, la perseverancia académica, y sobre todo, el amor por la cultura pueden hacer que lo que parecía muerto, reviva con fuerza.
No se trata solo de un objeto arqueológico, sino de una criatura sonora que nos conecta directamente con los monjes, compositores y artesanos de hace casi mil años.
“Escuchar este órgano es como abrir una ventana al alma medieval”, concluyó Catalunya.
Y entonces, ¿por qué importa?
Porque nos demuestra que el arte no solo sobrevive los siglos, sino que puede seguir resonando con fuerza en el presente, recordándonos que la humanidad, sus pasiones y su creatividad, son eternas.