La batalla por los mapas: Missouri, Trump y la lucha por el control del Congreso

Un análisis de cómo la redistribución de distritos en Missouri fortalece el dominio republicano y amplifica la polarización política en EE.UU.

Una tormenta política en el corazón de Estados Unidos

En lo que muchos ven como un pulso frontal al sistema democrático estadounidense, la Cámara de Representantes de Missouri, liderada por los republicanos, ha aprobado una controvertida reforma de redistritaje. La iniciativa, respaldada por el expresidente Donald Trump, busca redibujar los distritos del Congreso federal del estado, permitiendo que los republicanos puedan ganar hasta siete de los ocho escaños posibles en la Cámara de Representantes en Washington.

Este movimiento no se produce en un ciclo censal —el último fue en 2020— sino en pleno 2025, lo que lo convierte en una rara redistritación entremedio del proceso decenal habitual, y claramente motivada por intereses partidistas. El término técnico es gerrymandering, pero lo que está ocurriendo en Missouri va más allá del tecnicismo: es una señal más del ambiente hiperpartidista que dominate la política estadounidense contemporánea.

Cómo es el nuevo mapa y por qué importa

El nuevo plan redistribuye el peso electoral en Missouri de forma que diluye la representación de comunidades urbanas y con mayoría de población afroamericana, particularmente en Kansas City. Una de las transformaciones más destacadas es la alteración del distrito del Representante demócrata Emanuel Cleaver, quien representa históricamente a esa ciudad, y que ahora vería su jurisdicción extendida hacia áreas rurales conservadoras, reduciendo la presencia de votantes afroamericanos y minoritarios.

"Es uno de esos momentos que, francamente, nunca imaginé vivir", declaró Cleaver, citando un contexto de intimidación e intento de silenciar a las voces diversas.

Cleaver, de 80 años, fue el primer alcalde negro de Kansas City y miembro del Congreso desde 2004. Su figura se ha mantenido como una de las más prominentes para el electorado afroamericano del estado, por lo cual este ajuste a su distrito representa un desafío directo a esa base.

Trump y la estrategia nacional

Este intento de rediseñar los distritos responde a una estrategia más amplia de Trump y sus aliados para asegurarse una mayoría republicana más sólida en la Cámara de Representantes de cara a las elecciones de 2026 y un posible retorno a la presidencia en 2028. Missouri no está solo: estados como Texas (también liderado por republicanos) han adoptado prácticas similares, mientras que California (de mayoría demócrata) lo hace desde el otro frente en una especie de guerra de mapas.

La lógica es simple: si rediseñas los mapas de forma que tus votantes tengan mayor peso, puedes ganar más escaños sin necesidad de aumentar el porcentaje total de votos. En una democracia representativa, este tipo de maniobras generan tensiones altamente peligrosas, porque minan la legitimidad del sistema electoral.

División también entre los republicanos

Aunque la Cámara aprobó el nuevo mapa con 90 votos a favor contra 65 en contra, no todo fue una línea partidaria. Trece republicanos se opusieron, incluyendo al presidente de la Cámara, Jon Patterson, de Kansas City.

“Utilizar nuestro poder político bruto para inclinar el tablero a nuestro favor, sin importar el partido, está mal”, dijo el representante republicano Bryant Wolfin.

Estos quiebres evidencian la fatiga dentro de algunos sectores republicanos ante las estrategias maximalistas del trumpismo, las cuales priorizan la lealtad ideológica sobre el funcionamiento saludable de la democracia.

Protestas, resistencia y apoyo desde Washington

Ante el avance del proyecto, tres legisladores demócratas organizaron una sentada en la Cámara como forma de protesta, incluso pasando noches enteras en el recinto legislativo. Su acción captó la atención nacional, y la ex vicepresidenta Kamala Harris les envió pizza y alitas de pollo como gesto de apoyo a la resistencia legislativa. El simbolismo fue potente: la lucha por el derecho al voto y la representación justa sigue siendo una prioridad para la base demócrata.

El papel de la NAACP y la batalla legal

La NAACP de Missouri ha demandado al estado con el fin de invalidar la sesión legislativa extraordinaria que permitió esta redistritación. Advierten que no existe una emergencia que justifique una modificación entre censos y señalan que la constitución estatal prohíbe tales cambios sin nuevos datos demográficos o una orden judicial.

Mientras tanto, la fiscal general de Missouri, Catherine Hanaway, quien asumió el cargo recientemente, ha defendido la legalidad del proceso infiriendo que “no existe una prohibición constitucional para redistritar fuera del calendario del censo”. Como es habitual en estos casos, el desenlace está ahora en manos de los tribunales, que tendrán que determinar si lo que se ha hecho en Missouri es legal, ético o ambas cosas.

Del voto popular al voto distrital

Como parte de la misma sesión legislativa, la Cámara también aprobó otra propuesta clave: modificar la forma en que se aprueban las iniciativas ciudadanas que modifican la constitución estatal. En lugar de bastar con una mayoría simple en todo el estado, se requeriría un mayoría en cada distrito congresional. Esto dificultaría reformas progresistas impulsadas por votación directa, como ocurrió en el pasado con el acceso al aborto, la legalización de la marihuana y la expansión del Medicaid en Missouri.

“Es como cuando Trump habla, nosotros saltamos”, afirmó la representante estatal Yolonda Fountain Henderson, criticando la obediencia ciega del actual poder legislativo a los deseos del expresidente.

Una práctica que viene desde hace siglos

El término gerrymandering proviene del siglo XIX, en Massachusetts, cuando el gobernador Elbridge Gerry aprobó un rediseño de distritos que favorecía a su partido. Uno de los nuevos distritos tenía una forma tan extraña que fue comparado a una salamandra —de ahí el apodo. Dos siglos después, la práctica sigue viva. Sin embargo, lo que llama la atención hoy es el descaro y la claridad con la que se hace, sin siquiera aparentar que se deber a una necesidad electoral objetiva.

Lo que está en juego

  • La representación política: distritos como el de Kansas City pueden perder toda su capacidad de enviar voces progresistas o minoritarias al Congreso.
  • La confianza en la democracia: la manipulación desenfrenada de las normas electorales mina la fe ciudadana en el sistema.
  • El equilibrio nacional: si esta práctica se expande, podría tener consecuencias graves en la política nacional estadounidense, reconfigurando el Congreso sin reflejar verdaderos cambios en la opinión pública.

¿Un precedente peligroso?

Si la Corte validara este rediseño, otros estados podrían seguir el ejemplo. Indiana, Florida, Nueva York, Maryland... todos tienen legislaturas poderosas y el incentivo de maximizar su representación nacional. Estamos frente a una carrera armamentista legislativa que podría, en efecto, redefinir el modo en que funciona la democracia representativa en EE.UU.

La política del siglo XXI parece menos interesada en la competencia equilibrada y más en la dominación a cualquier costo. Y si Missouri es el laboratorio, el resto del país está observando atentamente los resultados de este experimento democrático.

¿Y ahora qué?

Todo apunta a una inevitable batalla judicial. La NAACP, los legisladores demócratas y organizaciones de derechos civiles ya están trazando su estrategia legal para revertir la reforma, lo cual podría definir marcos legales para futuros intentos similares en otros estados. Desde la Casa Blanca, los demócratas esperan que este caso alimente una narrativa en defensa de los derechos electorales en vísperas de las elecciones de 2026 y la posible candidatura de Trump en 2028.

Mientras tanto, los ciudadanos de Missouri enfrentarán unas elecciones donde su voz puede haber sido diluida antes siquiera de llegar a las urnas. Y esa es una lección que debería preocuparnos a todos.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press