Moldavia frente al abismo: la lucha por preservar su democracia ante la ofensiva híbrida rusa
Mientras se acercan las elecciones parlamentarias, la presidenta Maia Sandu advierte que Moldavia libra una 'carrera contra el tiempo' para evitar convertirse en un peón del Kremlin
La encrucijada de Moldavia: ¿democracia europea o satélite ruso?
En un discurso cargado de tensión política e histórica, la presidenta de Moldavia, Maia Sandu, advirtió el pasado martes en el Parlamento Europeo que su país vive una "carrera contra el tiempo". La amenaza no es hipotética ni velada: es directa, deliberada y se origina —según Sandu— desde Moscú. A tan solo semanas de unas elecciones parlamentarias consideradas las más trascendentales desde la independencia moldava, el país se encuentra en la cuerda floja entre su aspiración de integrarse a la Unión Europea y el riesgo de ser absorbido nuevamente por la órbita del Kremlin.
La presidenta acusó a Rusia de desplegar una guerra híbrida sin precedentes, utilizando mecanismos como la desinformación, la financiación ilícita de partidos, compra de votos e interferencias encubiertas para desequilibrar el frágil panorama democrático moldavo.
Un objetivo estratégico para Moscú
“El Kremlin quiere capturar Moldavia, convertirnos en un peón para atacar a Ucrania y usar nuestro territorio como trampolín para desestabilizar a la Unión Europea”, declaró Sandu entre aplausos del Parlamento. Esta visión se alinea con las múltiples advertencias previas realizadas por los servicios de inteligencia occidentales, que sitúan a Moldavia como un objetivo estratégico en el tablero geopolítico post-invasión rusa de Ucrania en 2022.
La amenaza rusa, según Sandu y analistas europeos, se manifiesta no con misiles ni tanques —como en Ucrania— sino con propaganda, ciberataques, creación de partidos políticos títeres y campañas de desinformación en redes sociales.
Un país con historia compleja y vulnerabilidad estructural
Situada entre Rumanía y Ucrania, Moldavia fue parte de la antigua Unión Soviética hasta su independencia en 1991. Desde entonces, su camino hacia la democracia ha sido accidentado, con episodios de corrupción sistémica, polarización política profunda y una economía asfixiada.
En 2021, el partido proeuropeo fundado por Sandu, el Partido de Acción y Solidaridad (PAS), ganó con mayoría absoluta, un hito que puso en marcha reformas institucionales clave y el avance hacia la adhesión a la Unión Europea, algo que se concretó en parte cuando en 2022 Moldavia recibió el estatus de país candidato al ingreso en la UE.
Pero los retos siguen intactos. La región separatista prorrusa de Transnistria, donde aún hay presencia militar rusa, sigue siendo una espada de Damocles para la soberanía moldava.
El poder del voto como arma de desestabilización
Más allá de los métodos convencionales de presión, Rusia apuesta por boicotear las elecciones moldavas. Sandu hizo hincapié en que Moscú “quiere hacerse con nuestro país a través de las urnas”, valiéndose de partidos políticos infiltrados con recursos y orientación prorrusa.
La estrategia rusa ya ha sido detectada en diversas investigaciones. En 2023, una operación conjunta de inteligencia entre Moldavia y sus aliados europeos reveló una vasta red de influencia financiada desde Moscú, cuyas tácticas incluían pagos en efectivo, manipulación de redes sociales y chantajes contra funcionarios locales.
Europa responde con apoyo, pero la amenaza persiste
Roberta Metsola, presidenta del Parlamento Europeo, elogió la “valentía y compromiso” de Sandu, asegurando que “toda Europa” está de su lado. Además, el órgano legislativo europeo discutió una resolución para reforzar la “resiliencia democrática de Moldavia” ante amenazas externas e internas.
El eurodiputado Siegfried Mureșan, presidente de la delegación parlamentaria UE-Moldavia, subrayó que “una Moldavia fuerte significa una Rusia débil en nuestras fronteras” y que su estabilidad es una prioridad no sólo de ampliación de la UE, sino también de seguridad continental.
Rusia y Bielorrusia: el eje de la interferencia
La advertencia de Sandu se reforzó con los últimos acontecimientos judiciales. Un ex alto funcionario de la inteligencia moldava fue arrestado en Rumanía, acusado de alta traición por filtrar información a agentes bielorrusos, parte —según la fiscalía— de una red de espionaje paneuropea vinculada a Moscú.
Bielorrusia, liderada por el autócrata Alexander Lukashenko, ha funcionado como brazo operativo de Rusia, facilitando desde el inicio de la guerra contra Ucrania el uso de su territorio para lanzar ofensivas militares y desplegar armas tácticas.
“Rusia está usando a Bielorrusia, y ahora quiere usar a Moldavia”, advirtió Mureșan.
El dilema electoral: PAS a la baja, sin alternativas claras
En 2021, PAS obtuvo la mayoría en el Parlamento, lo que permitió a Sandu impulsar reformas clave. Sin embargo, las encuestas actuales prevén que el partido podría perder esa mayoría en las elecciones del 28 de septiembre de 2024.
El principal problema que enfrentan los votantes proeuropeos es la falta de nuevas opciones democráticas igualmente comprometidas con el camino europeo. El vacío político podría ser ocupado por formaciones prorrusas que reciben directrices —y financiación— desde Moscú, según informes del gobierno moldavo.
Las zonas grises del apoyo popular
Si bien en elecciones pasadas Sandu fue reelegida impulsada por una mayoría favorable al proyecto europeo, en Moldavia persiste una franja significativa de ciudadanos con orientación prorusa. Muchos de ellos viven en regiones rurales, donde el acceso a medios de comunicación independientes es escaso y las noticias están dominadas por cadenas propiedad de oligarcas cercanos al Kremlin.
Además, la fuerte emigración moldava (más de 1 millón de los 2,6 millones de ciudadanos han migrado, principalmente a Europa) ha reducido drásticamente la base electoral interna comprometida con reformas modernizadoras.
Un punto de inflexión para toda Europa
“Si nuestra democracia no puede ser protegida, entonces ninguna democracia en Europa está a salvo”, declaró Sandu. Esta frase sintetiza no solo el peligro que enfrenta Moldavia, sino una amenaza transversal para toda la región.
Organismos como la Comisión Europea y el Servicio Europeo de Acción Exterior han advertido que la ofensiva híbrida rusa no se limita a Ucrania o Moldavia, sino que abarca Europa del Este, los Balcanes, África y Latinoamérica. Desde campañas antivacunas hasta interferencias en elecciones clave (como en EE.UU., Reino Unido, y Alemania), Moscú ha perfeccionado el arte del caos digital y político.
El tiempo apremia
Las elecciones parlamentarias del 28 de septiembre podrían determinar si Moldavia confirma su vocación europea o si inicia, consciente o inadvertidamente, un retorno al redil ruso.
La presidenta Sandu lo expresó sin ambages: “Debemos anclar nuestra democracia en la Unión Europea antes de que sea demasiado tarde”.