Trump, China y los aliados en tensión: ¿una década perdida para la diplomacia estadounidense?
Las políticas agresivas de comercio e inmigración del expresidente están fracturando alianzas históricas, poniendo en jaque la influencia de EE.UU. en Asia y Medio Oriente
Una política exterior de alto riesgo
La política exterior de Donald Trump durante y después de su presidencia ha generado un cambio profundo —y para muchos, preocupante— en las relaciones internacionales de Estados Unidos. Lejos de fortalecer los vínculos tradicionales que sirvieron como contrapeso al ascenso de China, el expresidente ha optado por un enfoque aislacionista, adoptando una estrategia que ignora alianzas históricas y sembrando desconfianza entre los socios del país.
En vez de utilizar la táctica tradicional de construir coaliciones, como hizo Barack Obama con el Pivot to Asia o George W. Bush con alianzas antiterroristas globales, Trump ha agitado el tablero con decisiones unilaterales. Su retórica "America First" ha significado en la práctica una creciente desconfianza global hacia las intenciones de Washington.
Una alianza en riesgo: Estados Unidos y Corea del Sur
Una de las señales más alarmantes llegó desde Georgia, donde un operativo migratorio de las autoridades estadounidenses terminó con decenas de trabajadores surcoreanos arrestados en una planta de Hyundai —una muestra simbólica de los lazos económicos entre Washington y Seúl. El hecho causó indignación en Corea del Sur, con denuncias del uso de esposas y cadenas contra los empleados. La medida, justificada por supuestas irregularidades en visas, no solo encendió una crisis diplomática, también sembró dudas sobre el trato que Estados Unidos brinda a sus aliados más cercanos.
Lo irónico es que mientras Washington presiona a Corea del Sur para que aumente sus inversiones industriales en EE.UU., no ofrece un sistema de visas adecuado que permita la instalación efectiva de dichas instalaciones. "Ya hay una percepción creciente de que Estados Unidos no actúa como aliado, sino como un matón", explicó el profesor Bong Youngshik de la Universidad Yonsei.
India: de amigo cercano a socio escéptico
Otra relación clave afectada es la de India. Durante su primer mandato, Trump y Narendra Modi parecían tener una amistad política sólida. Incluso organizaron eventos conjuntos como "Howdy, Modi" en Houston (2019) y "Namaste Trump" en Ahmedabad (2020). Sin embargo, las cosas cambiaron radicalmente cuando la administración Trump sancionó a India con tarifas por importar petróleo ruso durante la invasión de Ucrania. También se reanudaron los favoritismos con Pakistán, un eterno rival de India.
Esto no ha pasado desapercibido. Modi fue recientemente fotografiado con líderes de Rusia y China, lo que provocó que Trump escribiera en redes sociales: “Parece que hemos perdido a India y Rusia en favor de la oscura y profunda China”. Aunque después intentó suavizar sus palabras afirmando que “siempre será amigo de Modi”, el daño ya estaba hecho.
Rick Rossow, del Center for Strategic and International Studies, afirma: “La relación entre EE.UU. e India está en uno de sus puntos más bajos en años”. Pero añade que estos conflictos suelen sentirse más graves en el corto plazo de lo que son realmente, si ambas potencias están dispuestas a restablecer vínculos.
¿Aliados o amenazas? El caso de Qatar
El pequeño pero estratégico emirato de Qatar ha sido, tradicionalmente, un punto clave para los intereses de occidente en Medio Oriente: sede del mayor cuartel militar estadounidense regional (Al Udeid), anfitrión de negociaciones con los talibanes e intermediario ante Hamas en el conflicto de Gaza. Sin embargo, ni su estatus como aliado principal fuera de la OTAN ni sus gestos diplomáticos evitaron que fuera blanco de un sorpresivo ataque aéreo israelí.
Israel bombardeó una reunión de líderes políticos de Hamas en Doha, en un momento en que supuestamente se negociaba una nueva propuesta de alto el fuego impulsada por EE.UU. La acción no solo tensó la relación entre Israel y su antiguo mediador desde las sombras, también provocó ondas de choque en el resto del Golfo Pérsico.
“Este ataque es un golpe al orden diplomático global”, declaró Sanam Vakil, del think tank británico Chatham House. “La confiabilidad estadounidense en Medio Oriente ha sido puesta en duda”.
Los Acuerdos de Abraham en jaque
Antes de la guerra entre Israel y Hamas en 2023, los Acuerdos de Abraham constituían un pilar crucial para la visión de normalización regional entre Israel y varios países árabes, incluyendo Emiratos Árabes Unidos, Baréin y, posiblemente, Arabia Saudita. Esta dinámica ahora ha cambiado.
La ofensiva israelí sobre Gaza, y ahora Qatar, ha enfurecido a gobiernos del Golfo. “Por efectos prácticos, la normalización ha muerto para los países árabes hoy”, opinó Dina Esfandiary, analista de Bloomberg Economics.
Impacto económico: empresas estadounidenses en riesgo
Las políticas de Trump no solo han afectado las relaciones diplomáticas, también han golpeado el bolsillo de las mismas empresas estadounidenses. En una encuesta aplicada por la Cámara de Comercio Americana en Shanghái, cerca del 66% de las empresas reportó una caída en expectativas de ingresos debido a los aranceles bilaterales entre EE.UU. y China.
Trump impuso impuestos de hasta 145% sobre productos chinos antes de aceptar una reducción parcial. China contraatacó con aranceles del 10%. Ambas medidas, según Eric Zheng, presidente del grupo, “han tenido un impacto enorme”.
Incluso los tribunales estadounidenses han determinado que los aranceles aplicados por Trump son inconstitucionales según la ley de poderes de emergencia, pero la administración sigue apelando. Las relaciones comerciales con China, actor clave del tablero global, se mantienen en un punto muerto.
¿Hacia una nueva Guerra Fría?
La creciente desconfianza de aliados y rivales ante la postura errática de Estados Unidos recuerda cada vez más a los esquemas geopolíticos de la Guerra Fría. No obstante, esta vez, Washington parece empujar por accidente a sus aliados tradicionales hacia los brazos de su mayor rival: China.
“Algunos aliados están evaluando opciones alternativas por si Estados Unidos se desengancha de la región”, advirtió Zack Cooper, del American Enterprise Institute. “Hay socios que ya están cultivando relaciones más fuertes con China”.
Arabia Saudita, Emiratos y hasta Filipinas han comenzado a diversificar alianzas. Como lo resume Will Todman, experto en seguridad del CSIS: “No quieren depender completamente de EE.UU. para su defensa. Las acciones de Israel no hacen más que acelerar esa tendencia”.
¿Y ahora qué?
El enfoque de confrontación adoptado por Donald Trump parece haber tenido el efecto contrario al deseado: lejos de mostrar fortaleza, ha evidenciado debilidades en la arquitectura diplomática y comercial de Estados Unidos. Mientras China continúa consolidando su influencia económica y diplomática, EE.UU. corre el riesgo de perder una década de inversiones estratégicas en alianzas internacionales.
El resultado: un mundo más volátil, menos cooperativo y, posiblemente, menos seguro para los intereses de la democracia liberal occidental.