¿Gaza, el Líbano o Varsovia?: El equilibrio frágil entre guerra, diplomacia y latente catástrofe global

De los bombardeos israelíes en Qatar al derribo de drones rusos en Polonia: ¿Hasta cuándo puede resistir el orden internacional?

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Una región al borde del colapso: tensiones en Oriente Medio

Los últimos acontecimientos en Oriente Medio agregan nuevas capas de complejidad a un conflicto que parece no tener fin. El reciente bombardeo israelí en Doha, capital de Catar, ha marcado un punto de inflexión. Aunque el ataque fue dirigido a miembros de bajo rango del grupo Hamas, la audacia misma de realizar una operación en un país mediador y con estrechas alianzas con Occidente levantó alarmas en la región.

Para Naim Kassem, líder adjunto de Hezbolá, esta acción es una advertencia directa hacia los países del Golfo. Según sus palabras:

“Si el enemigo derrota a la resistencia, y no podrá, el siguiente turno será para ustedes”,

haciendo alusión a países como Emiratos Árabes Unidos y Bahréin, que han normalizado relaciones con Israel bajo los Acuerdos de Abraham.

Hezbolá y el dilema libanés: ¿desarme o supervivencia?

La declaración de Kassem también coincide con una propuesta del gobierno libanés de desarmar a Hezbolá, cuya guerra de 14 meses con Israel dejó más de 4,000 muertos en Líbano y un costo material superior a los 11 mil millones de dólares (Banco Mundial).

Hezbolá ha sido consistente: no discutirán el desarme mientras Israel mantenga ocupadas cinco colinas en territorio libanés y continúe con ataques aéreos casi diarios. La tensión crece, especialmente cuando Kassem califica las acciones de Israel como parte de una estrategia de crear un “Gran Israel”.

Von der Leyen y el cambio de rumbo europeo

Mientras el fuego se multiplica en el sur, en Bruselas se rompe un pronunciamiento histórico. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, sorprendió al Parlamento Europeo al anunciar medidas drásticas contra Israel. La UE, profundamente dividida, no ha logrado un consenso, pero von der Leyen actuó por cuenta propia en nombre de la Comisión:

  • Congelación de asistencia bilateral a Israel, lo que representa alrededor de 32 millones de euros.
  • Sanciones a miembros de extrema derecha del gabinete israelí y colonos violentos en Cisjordania.
  • Suspensión parcial del Acuerdo de Asociación entre la UE e Israel.

La hambruna provocada por el hombre no puede ser jamás un arma de guerra... tiene que parar”, declaró von der Leyen en una difícil sesión en Estrasburgo, aplaudida por parlamentarios vestidos de rojo en solidaridad con Gaza.

La cifra oficial de muertos palestinos supera los 64,600, según el Ministerio de Sanidad de Gaza, mientras que el número de niños y mujeres representa aproximadamente la mitad de las víctimas.

Europa entre el silencio y la denuncia

Von der Leyen fue acusada de actuar “vergonzosamente tarde”, como lo expresó Agnes Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional. También Schams El Ghoneimi, exasesor sobre Medio Oriente en el Parlamento Europeo, la calificó de “insensible” hasta ahora con la situación en Gaza.

A pesar del cambio, países como Alemania, Austria, Hungría y la República Checa refuerzan su apoyo a Israel. Alemania, segundo proveedor de armas a Israel después de EE.UU., será clave para la viabilidad de las nuevas medidas.

Polonia: dron por dron hacia el abismo

En paralelo, una noche de drones rusos surcó el cielo de Polonia, el primer ataque directo a un país de la OTAN desde el inicio de la guerra en Ucrania. Los drones, en su mayoría provenientes de Bielorrusia, provocaron daños materiales y la activación del Artículo 4 de la alianza, en una consulta de emergencia sin precedentes en el conflicto actual.

El primer ministro polaco, Donald Tusk, advirtió:

“Esta situación nos acerca al conflicto abierto más que en cualquier momento desde la Segunda Guerra Mundial”.

La operación nocturna duró siete horas y obligó incluso a suspender vuelos en el aeropuerto de Varsovia. La OTAN por primera vez empleó sus aviones de combate para responder a amenazas dentro de su espacio aéreo, lo que representa un salto cualitativo en la escalada.

La respuesta militar coordinada

Polonia recibió apoyo inmediato: cazas F-35 neerlandeses, radar avanzado, y asistencia de helicópteros Black Hawk y MI-24. Según el vocero militar polaco, la fuerza aérea estuvo “al límite de su capacidad”. La cooperación incluyó también intercambio de información con Ucrania y monitoreo por parte de Bielorrusia.

El presidente ucraniano Volodímir Zelenski calificó el ataque como “un precedente extremadamente peligroso” y exigió una respuesta firme. Desde Praga, el primer ministro checo lo llamó “una prueba de los sistemas de defensa de la OTAN”.

El riesgo de expansión regional

La confluencia de estos tres incidentes —bombardeos en Catar, medidas de la UE contra Israel y ataques rusos en Polonia— destaca dos patrones: una erosión del orden internacional basado en reglas y una creciente incapacidad de las coaliciones multilaterales para contener conflictos localizados.

Hoy son Gaza y el sur de Líbano, pero mañana podría ser otra capital europea o del Golfo. La estructura geopolítica está más frágil que nunca desde la Guerra Fría. Y las consecuencias, como bien lo expresó el ministro de Defensa alemán, “ya no pueden tratarse como errores de navegación”.

¿El principio del fin o el fin del principio?

Lo que parece cada vez más evidente es que la guerra en Ucrania ya no es un conflicto aislado, y que el equilibrio en Oriente Medio es también una línea de falla propensa a un gran terremoto político.

Mientras los drones rusos prueban la paciencia de la OTAN y los misiles israelíes desafían diplomacias regionales en Doha, el sistema internacional es puesto a prueba por múltiples fuegos cruzados. Quizás el nuevo orden no será moldeado en mesas de negociación, sino en bases militares, laboratorios de misiles, y salas de situación repletas de generales en alerta máxima.

¿Está el mundo preparado para eso?

Este artículo fue redactado con información de Associated Press