¿Son las bolas genki la solución mágica para limpiar aguas contaminadas o una ilusión bienintencionada?
Miles de voluntarios en Hawái han lanzado estas curiosas esferas al Ala Wai durante años. Pero una investigación reciente sugiere que quizás no están teniendo el impacto que creemos.
Un experimento comunitario sin precedentes en Hawái
Desde hace más de seis años, el canal Ala Wai en Honolulú ha sido el foco de un movimiento comunitario sin igual. Estudiantes de primaria, familias y organizaciones se han reunido periódicamente para lanzar al agua unas esferas del tamaño de pelotas de tenis, hechas de arcilla, salvado de arroz, melaza y microorganismos. Estas "bolas genki" prometen mejorar la calidad del agua al liberar microbios que descomponen el lodo contaminante del canal.
El objetivo es ambicioso: hacer que el Ala Wai sea apto para nadar y pescar en siete años, algo que no ha sido posible durante décadas. Este canal de 1.5 millas, tallado en los 1920s para facilitar la urbanización de Waikiki, ha acumulado residuos urbanos y materia fecal a niveles alarmantes. Solo en 2006, un hombre murió por infección bacteriana masiva al caer en sus aguas tras intensas lluvias.
Desde el 2019, el Genki Ala Wai Project ha organizado eventos comunitarios donde se fabrican y lanzan bolas genki al canal. La iniciativa ha captado la atención de más de 40 escuelas y más de un centenar de empresas y grupos cívicos.
Las promesas del EM: de los campos a los canales
El ingrediente clave de las bolas genki es el EM, o Microorganismos Eficientes. Esta mezcla patentada fue desarrollo del profesor Teruo Higa en los años 80 en Okinawa, Japón. Él descubrió que una combinación de bacterias, levaduras y fotótrofos anoxigénicos era capaz de mejorar los suelos agrícolas e incluso humectar cultivos. El EM pronto se extendió como una solución para limpiar agua, mejorar la digestión humana, producir compost y más.
Pero como señaló el mismo Higa en los años 90, la comunidad científica ha sido escéptica por la dificultad de reproducir consistentemente sus efectos. En Estados Unidos, el Ala Wai se ha convertido en el primer cuerpo de agua urbano donde se está aplicando esta tecnología a gran escala.
Un nuevo estudio derrumba parte de la ilusión
Aunque los testimonios visuales han sido alentadores —agua más clara, más peces, incluso avistamiento de rayas águila y focas monje— una reciente investigación empírica de la Hawaii Pacific University (HPU) pone en duda la verdadera eficacia del proyecto.
Un equipo liderado por los profesores Olivia Nigro y Carmella Vizza realizó en 2023 un ensayo controlado en otro canal contaminado de Oahu, el de Hamakua Marsh en Kailua. Durante más de un año, recogieron muestras de agua antes y después de aplicar bolas genki en condiciones variadas.
Los tanques de prueba se dividieron en:
- Tres sin bolas genki (control)
- Tres con la dosis recomendada según EM Hawaii
- Tres con una cantidad excesiva de bolas
El equipo concluyó que no hubo mejora significativa en la calidad del agua. De hecho, en los tanques con bolas genki, los niveles de fosfato aumentaron hasta 20 veces y el nivel de oxígeno cayó en un 50%.
¿Y entonces? ¿Las bolas genki no sirven?
La reacción del Genki Ala Wai Project no se ha hecho esperar. Hiromichi Nago, consultor técnico del proyecto y presidente de EM Hawaii —la empresa que vende el producto EM—, rechazó la validez del estudio. Argumenta que el volumen usado en los tanques fue insuficiente y que es normal que la calidad empeore antes de mejorar mientras los microbios trabajan.
Además, presentó datos de pruebas antes y después en el Ala Wai, que muestran reducción de enterococos bacterianos (un indicador de contaminación fecal) y mayor claridad visual. No obstante, como señaló Nigro, esos estudios carecen del control y la constancia de los métodos científicos implementados por HPU.
La fuerza del simbolismo
Más allá de la eficacia estrictamente científica, el proyecto ha tenido un enorme impacto comunitario. Organizaciones como el club de canotaje Hui Lanakila, quienes entrenan regularmente en el canal, dicen percibir cambios positivos.
“En años anteriores, el agua era marrón todo el tiempo”, dijo Deborah Rosenblum, entrenadora y miembro del club. “Ahora es visiblemente más clara, especialmente cuando no llueve”
Pero también reconoce que la mejora podría deberse a otras razones, como los trabajos de dredging realizados por el Departamento de Tierras y Recursos Naturales en 2020 y 2021, justo cuando empezó el proyecto genki.
Una lección para otras ciudades
Hawái no es el único lugar enfrentando el deterioro acelerado de sus canales urbanos. Las ciudades densamente urbanizadas como Los Ángeles, Ciudad de México o Manila enfrentan desafíos similares con cuerpos de agua contaminados. El Ala Wai representa un caso de estudio interesante por el nivel de participación ciudadana, y aunque el método esté en debate, el movimiento social está más vivo que nunca.
Expertos como Justin Todd, estudiante de ciencias marinas y parte del equipo de investigación de HPU, ven esto como una oportunidad para explorar nuevas soluciones:
“Esto no significa que debamos abandonar el proyecto. Quizás necesitamos optimizar los métodos o probar alternativas. Pero lo importante es que la comunidad siga involucrada”.
¿Esperanza o placebo?
El caso del Ala Wai ilustra una dolorosa pero frecuente tensión: entre la esperanza colectiva y la evidencia científica. Por un lado, se valora el empoderamiento comunitario, la pedagogía ecológica y el entusiasmo ciudadano. Por otro, se necesita rigurosidad para determinar si vale la pena invertir miles de dólares y toneladas de esfuerzo en una solución que podría ser ineficiente.
De cualquier forma, esta historia deja una enseñanza rotunda: la relación entre ciencia y sociedad no es lineal. Los símbolos como las bolas genki, tengan o no efecto probadamente positivo, tienen el poder de transformar la conciencia pública y abrir paso a nuevas formas de cuidar nuestros ambientes urbanos.
¿Qué sigue?
- HPU espera publicar en 2025 un artículo académico con sus hallazgos definitivos.
- El Genki Ala Wai Project continuará con su plan de lanzar hasta 300,000 bolas para 2026.
- Investigadores proponen conducir estudios controlados directamente en el Ala Wai para responder con mayor claridad.
Como decía Nainoa Thompson, capitán de la canoa Hokulea: “Si podemos limpiar el Ala Wai, podemos hacer cualquier cosa”. La realidad, como casi siempre, no es blanco o negro. Pero si logramos que ciencia y comunidad remen juntas, hasta los canales más contaminados podrían tener segunda oportunidad.