David Bowie: El arquitecto sonoro que quería conquistar todos los mundos
Un recorrido fascinante por el archivo de Bowie, donde cada prenda, letra y nota adhesiva revela un horizonte inexplorado de su genio creativo
El legado que redefine la creatividad
David Bowie no solo fue un cantante, compositor o intérprete. Fue, como dijo la curadora Madeleine Haddon, un world builder —un creador de mundos. Y hoy, casi una década después de su muerte en 2016, su universo personal y creativo se da a conocer al público de forma íntima y revolucionaria gracias a la apertura del Centro David Bowie del museo Victoria and Albert en Londres.
Con más de 90,000 objetos entre notas manuscritas, vestuario de giras, instrumentos musicales, fotografías inéditas y dibujos de fans, el archivo personal de uno de los mayores iconos culturales del siglo XX ofrece una mirada única al proceso detrás del misterio. Es mucho más que una colección: es una explosión de creatividad condensada en vitrinas y carpetas.
Un tesoro en el Este de Londres
El archivo fue adquirido por el V&A y ahora ocupa un lugar clave dentro del V&A East Storehouse, un híbrido entre almacén y museo ubicado en el Parque Olímpico de Londres. Desde su apertura el pasado junio, permite acceso gratuito a cualquier visitante —con cita previa— que quiera ver o incluso manipular algunos de estos elementos icónicos bajo supervisión profesional.
“Queremos que los visitantes se inspiren en Bowie,” apunta Haddon. “Que se animen a desarrollar su propia creatividad, a descubrir nuevas historias y hacer conexiones inesperadas entre Bowie, la actualidad y su propia vida.”
Proyectos inacabados y universos perdidos
Entre los tesoros más curiosos del archivo están aquello que nunca vio la luz. Uno de estos es el guion de una película titulada Young Americans, al igual que su icónico álbum de 1975. En ella, el eterno astronauta Major Tom —creado para la canción “Space Oddity”— regresaba para explorar una América desilusionada.
Otro proyecto inédito era The Spectator, un musical sobre un bandido londinense del siglo XVIII. Según los curadores, Bowie buscaba reflexionar sobre la relación entre el arte y la política en una ciudad al borde de la modernidad. ¿Qué habría salido de esa propuesta teatral en manos del camaleón del rock?
Un estilo que inspiró generaciones
La moda fue uno de los pilares de su identidad artística. Desde el inolvidable traje de Ziggy Stardust diseñado por Kansai Yamamoto, hasta el abrigo desgastado y dramático que Alexander McQueen confeccionó para su concierto de 50 años en el Madison Square Garden en 1997, cada pieza contaba una historia.
De hecho, entre los más de 400 trajes reunidos, los más solicitados por el público fueron justamente estos, reflejando el impacto indeleble de Bowie en la estética visual del arte pop contemporáneo. “Era pura performatividad. Cada atuendo era un acto más dentro de su teatro musical,” dice la archivista del V&A Sabrina Offord.
Músico, actor, pionero digital
David Bowie explotó todas las facetas posibles del arte. Actuó en películas como “The Man Who Fell to Earth” (1976) o “Merry Christmas, Mr. Lawrence” (1983), experimentó con pintura, escultura y tecnologías emergentes. En 1998 fundó BowieNet, un proveedor de internet alternativo y una comunidad virtual —años antes de que las redes sociales se volvieran omnipresentes.
No solo aceptaba los cambios tecnológicos, los incorporaba. Bowie fue uno de los primeros músicos en publicar una canción en formato digital exclusivo (“Telling Lies” en 1996), y vendió Bowie Bonds en Wall Street, convirtiendo los ingresos futuros de sus discos en activos financieros negociables. Visionario total.
Correspondencia íntima y rechazos que hoy asombran
El archivo no solo celebra sus hitos, también expone sus luchas. Un ejemplo es la carta que su padre, Haywood Stenton Jones, escribió a una empresa buscando oportunidades para un joven David, resaltando que era “un verdadero luchador.”
Otra joya: una breve pero contundente nota de rechazo de Apple Records, el sello de The Beatles, datada de 1968. En ella se lee: “David Bowie no es lo que buscamos en este momento.” Ironic twist of fate para quien transformaría el paisaje musical global en apenas una década.
De Londres a Berlín: huellas de una vida nómada
El archivo es, en muchos sentidos, un diario de viaje. Se encuentra, por ejemplo, la llave del apartamento en Berlín que compartió con Iggy Pop mientras grababan los míticos discos “Low” y “Heroes”. O su licencia de conducir de Rarotonga, una isla del Pacífico donde filmó “Merry Christmas, Mr. Lawrence”.
El simple hecho de conservar estos objetos habla de su especial atención a los detalles que marcaron su camino artístico. La pequeña caja de música enviada por un fan, los dibujos autodidactas, las notas adhesivas con ideas para canciones… todo tenía valor para Bowie.
Vanguardia hasta después de la muerte
En vida, Bowie reinventó los estándares del pop, redefinió el concepto de “estrella” y desdibujó los límites de género, estilo y pertenencia. Su álbum final, “Blackstar” (2016), lanzado dos días antes de su muerte, fue su carta de despedida artística. Oscuro, ritual, innovador. Terminar su historia sin concesiones fue parte de su obra total.
El V&A East permite que su legado crezca con cada visitante. Los objetos pueden ser solicitados para estudio, manipulación y análisis, lo que convierte este archivo en un espacio vivo de inspiración para artistas visuales, estudiantes, músicos y curiosos del mundo entero. Como si aún hablara desde las estrellas, Bowie sigue guiando universos creativos enteros en paralelo.
La juventud redescubre al duque blanco
Uno de los aspectos más entrañables del proyecto es que fue desarrollado junto con jóvenes de entre 18 y 25 años de la comunidad local del este de Londres. Para muchos, Bowie era un nombre lejano o incluso desconocido. Pero terminaron ayudando a curar los primeros 200 objetos en exhibición.
“Al principio se preguntaban por qué el museo dedicaría un centro completo a él. Al final, estaban convencidos,” comenta Haddon. La idea no es sólo mostrar a Bowie como ídolo de masas, sino como puente intergeneracional hacia la vanguardia, la expresión artística libre y el inconformismo con el status quo.
Y sí, fue rechazado por Apple Records. Pero construyó su propio universo. Uno repleto de estrellas de vinilo, paisajes sonoros irrepetibles y espejos rotos que reflejan todos los rostros posibles del arte.