Drones, fronteras y tensiones: ¿hasta dónde llegará Rusia en su pulso con la OTAN?
Las incursiones de drones rusos en el espacio aéreo de países de la OTAN como Polonia y Rumania elevan la tensión en Europa del Este y ponen a prueba la unidad y respuestas de la alianza atlántica.
Un nuevo pulso ruso a las puertas de la OTAN
El 10 de septiembre de 2025, varios drones rusos traspasaron el espacio aéreo polaco durante una ofensiva contra Ucrania. El episodio, calificado por líderes europeos como “acto de agresión deliberado”, es el más grave desde el inicio de la invasión rusa en febrero de 2022 en términos de incursiones en territorio de la OTAN.
La rápida respuesta de Polonia y Países Bajos, que derribaron algunos de los drones, ha elevado el nivel de alerta en la alianza atlántica, desatando consultas dentro del Consejo del Atlántico Norte bajo el Artículo 4 del tratado fundacional de la OTAN.
“Rusia está midiendo los límites de nuestra tolerancia,” declaraba el presidente de Rumanía, Nicusor Dan, tras el incidente. Y con razón.
Más allá de Polonia: una tendencia en escalada
Polonia no es el único miembro de la OTAN que ha experimentado estas provocaciones. Desde 2022, se han documentado violaciones del espacio aéreo en países limítrofes con Ucrania como Rumanía y Croacia; incluso Moldavia, que no pertenece a la OTAN, ha visto caer drones en su territorio.
- En marzo de 2023, fragmentos de drones rusos con explosivos fueron hallados a sólo 500 metros de la frontera rumana con Moldavia.
- En 2022, un dron de seis toneladas procedente de la zona de conflicto sobrevoló Rumanía y Hungría antes de estrellarse en Zagreb, Croacia, causando una explosión masiva que afectó a 40 vehículos.
- En Moldova, una serie de incidentes desde febrero de 2024 involucraron drones Shahed de fabricación iraní, utilizados por Moscú, cuyos fragmentos contenían explosivos que fueron desactivados por las autoridades moldavas.
En palabras del ministro de Exteriores moldavo, Mihai Popsoi, aquello fue “un recordatorio brutal de la violencia y destrucción sembradas por el Kremlin”.
La respuesta rumana: endurecer las reglas
La frecuencia de estas violaciones obligó a Rumanía a legislar en febrero una norma que autoriza el derribo de drones no identificados dentro de su espacio aéreo si otras medidas fallan. Si bien algunos sectores políticos, especialmente los de derecha dura, se opusieron alegando una escalada innecesaria, los expertos en defensa como Radu Tudor no dudan: “Las provocaciones militares desde Rusia ya son sistemáticas en el flanco oriental.”
Tudor alertó además sobre un conflicto multidimensional que va más allá de los drones: “La amenaza está en el aire, en tierra, en el Mar Negro... y también en forma de ataques cibernéticos y híbridos.”
¿Qué implica el Artículo 4 de la OTAN?
Este artículo, apenas un párrafo en el tratado de la OTAN, establece que los miembros pueden convocar consultas cuando su seguridad territorial, independencia política o integridad se vean amenazadas.
Según Bob Deen, analista del think tank Clingendael de Países Bajos, el Artículo 4 “no implica una acción militar automática”, pero sí abre la puerta a coordinar una respuesta entre aliados.
Desde 2003 hasta 2020, Turquía lo activó cinco veces debido al conflicto en Siria e Irak. Pero tras la invasión total de Ucrania en 2022, ocho miembros de la OTAN (Polonia, Rumanía, los bálticos y otros) lo invocaron el 24 de febrero. Polonia, de hecho, lo había activado ya en 2014 tras la anexión de Crimea.
Importante: este artículo no es necesariamente previo al Artículo 5, que establece la defensa colectiva de la alianza, activado únicamente una vez en la historia: tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Una jugada calculada desde Moscú
Muchos analistas consideran que estos incidentes no son simples errores, sino estrategias de prueba para observar la reacción occidental. Con la guerra estancada en el este de Ucrania y la presión sobre Rusia aumentando, Moscú parece explorar nuevas formas de sembrar el caos sin cruzar abiertamente la línea roja de un ataque directo a la OTAN.
Ya lo advertía el presidente rumano Dan: “Rusia debe ser frenada y presionada para que se siente en la mesa de negociaciones.” Los miembros del este de Europa, especialmente los que comparten frontera con Ucrania, insisten en reforzar el papel disuasorio de la alianza desde el mar Báltico hasta el mar Negro.
La “nueva normalidad” al este del mapa europeo
Desde comienzos de la guerra, la OTAN ha reforzado significativamente su despliegue militar en la región. En Rumanía, Hungría, Bulgaria y Eslovaquia se instalaron nuevos batallones multinacionales y se aumentó la frecuencia de vuelos de vigilancia y patrullas terrestres.
Sin embargo, la creciente sofisticación de los drones Shahed, capaces de largos alcances y usados sistemáticamente por Rusia, está desafiando los sistemas de defensa y la logística aérea europea.
Según el Ministerio de Defensa rumano, solo en los primeros seis meses de 2024, aviones de combate despegaron más de 40 veces para interceptar o supervisar objetos voladores no identificados que se aproximaban desde Ucrania.
¿Qué tan cerca está un conflicto más amplio?
La pregunta que muchos se hacen a estas alturas no es si Rusia cruzará la línea, sino cuándo y con qué consecuencias. El hecho de que aún no se haya invocado el Artículo 5 refleja una cautela nata en los países aliados. Sin embargo, cada nuevo dron caído en territorio polaco, rumano o moldavo pone esa balanza en tensión.
La percepción de que Rusia actúa impunemente alimenta el síndrome de Crimea: dejar pasar una violación territorial podría alentar actos más graves. Como lo expresó Deen: “Artículo 4 es el aviso. Artículo 5 es la respuesta.”
Una guerra de baja intensidad, pero alta incertidumbre
La guerra en Ucrania ha cambiado no sólo las fronteras, sino también los conceptos de agresión y defensa. Las “guerras grises” con drones, hackers, propaganda y vuelos intimidatorios han reemplazado, en parte, a los enfrentamientos clásicos.
Rusia está librando esa guerra diariamente en el flanco oriental de Europa. Y mientras no haya una resolución negociada o una victoria en el campo, estas situaciones seguirán reproduciéndose.
Por ahora, Polonia, Rumanía y el resto deben prepararse para lo que ya muchos consideran el nuevo teatro de disuasión híbrida en Europa.