Los Ravens de Baltimore: Un equipo brillante atrapado en el ciclo de la autodestrucción
A pesar de contar con un talento de élite en ambos lados del ovoide, los Ravens no logran escapar del patrón que los ha condenado en momentos clave desde 2022
Un equipo con brillo... y grietas
Los Baltimore Ravens han sido durante años una de las franquicias más respetadas y consistentes de la National Football League (NFL). Con Lamar Jackson como mariscal de campo y una defensa plagada de talento y experiencia, parecía solo cuestión de tiempo antes de que regresaran al Super Bowl. Pero desde 2022, el equipo ha caído una y otra vez, no porque carezca de recursos, sino porque se sabotea a sí mismo en los momentos más cruciales.
Una tendencia preocupante: perder cuando vas ganando
A lo largo de las últimas tres temporadas, los Ravens han demostrado una capacidad casi única de perder partidos que controlaban por buena parte del juego. Aquí algunos ejemplos alarmantes:
- Septiembre 2022 vs. Miami: Ganaban 35-14 en el último cuarto antes de que Tua Tagovailoa lanzara cuatro pases de touchdown y terminara derrotándolos 42-38.
- Octubre 2022 vs. Buffalo: Ventaja 20-3 desperdiciada; Jackson lanza una intercepción en zona roja para que los Bills ganen con gol de campo.
- Noviembre 2023 vs. Cleveland: Baltimore dominaba 31-17 en el cuarto cuarto. Un pase desviado de Jackson convertido en pick-six y un gol de campo sellaron el 33-31 final para los Browns.
“Estamos en las jugadas correctas, con los esquemas correctos... simplemente no las ejecutamos,” dijo el esquinero Marlon Humphrey después de su más reciente derrota ante los Bills. Sus palabras evidencian una realidad: el problema no es el talento, es la ejecución bajo presión.
Estadísticas que alarman
Desde el inicio de la temporada 2022 y con Lamar Jackson como titular, los Ravens:
- Han perdido 14 juegos, muchos con ventajas en el cuarto cuarto.
- Han sido superados en entregas de balón (turnovers) en 11 de esas derrotas.
- Tienen marca de 3-6 en postemporada desde 2018.
- Solo en uno de esos nueve partidos fueron superados en yardas totales.
En otras palabras: dominan el juego, generan estadísticas de élite y luego colapsan.
Una ofensiva letal, pero improductiva cuando más importa
En 2023, la ofensiva de los Ravens promedió 6.3 yardas por jugada, la tercera cifra más alta en la historia de la NFL. Con armas como Mark Andrews, Zay Flowers y, más recientemente, Derrick Henry, el potencial ofensivo es incuestionable.
Sin embargo, los momentos de caos llegan con frecuencia quirúrgica: una intercepción en la zona de anotación, un balón suelto frente al gol, un error de conteo de reloj, decisiones cuestionables del cuerpo técnico. Todo parece conjurarse para sabotear al equipo.
La defensa también tiene culpa
Mientras Lamar Jackson ha cargado con muchas responsabilidades —a veces de manera injusta— la defensa también ha flaqueado de formas insólitas:
- Permitir dos touchdowns en 41 segundos contra Cleveland (2023).
- Regalar una conversión de tercera y 21 a Jacksonville en el último drive (2022).
- No poder frenar un avance de campo de 77 yardas de Buffalo, sin tiempos fuera, en la final de la AFC (2024).
Según estadísticas de ESPN, Baltimore lideraba la NFL en capturas en el primer cuarto y estaba entre los mejores en presión al QB, pero estaba en la mitad inferior en eficiencia defensiva en el último cuarto — justo cuando más importa.
La frustración se acumula
La derrota más reciente: 41-40 ante Buffalo en 2025, es el epítome del patrón. Dominio temprano, jugadas espectaculares de Jackson y Henry, pero errores fatales: un balón suelto, decisiones de juego cuestionables y ejecución deficiente. Humphrey no lo podría haber dicho mejor: “Hicimos en partido real exactamente lo que entrenamos para no hacer.”
¿Dónde está el liderazgo?
El entrenador en jefe John Harbaugh, campeón del Super Bowl en 2012, ha sido una figura de estabilidad. Sin embargo, sus decisiones en cuartos downs, gestión del reloj y hasta su manejo del vestuario están comenzando a ser cuestionados incluso entre aficionados leales.
“No somos lo suficientemente maduros aún,” dijo Harbaugh en una reunión interna según reportes del equipo. Pero con un núcleo que lleva más de cinco años junto, muchos se preguntan: ¿Cuándo llegará esa madurez?
El efecto dominó en Lamar Jackson
Lamar Jackson firmó en 2023 una extensión de $260 millones por cinco años. El MVP de la NFL en 2019 no ha estado exento de culpa: ha lanzado 14 intercepciones en sus últimas 15 derrotas. Y aunque sigue siendo uno de los mariscales más dinámicos en la historia de la liga, la presión sobre sus hombros crece cada semana sin otra aparición en el Super Bowl.
La narrativa de “gran talento, poca contundencia” comienza a eclipsarlo.
¿Se repite el caso de los Chargers?
Comparar a Baltimore con los Chargers de Philip Rivers de años anteriores no suena descabellado. Equipos espectaculares, liderazgos brillantes en algunas posiciones clave, pero sin resultados tangibles en enero. Los Ravens no quieren caer en esa categoría.
Los aficionados claman por un cambio psicológico
“No quiero seguir usando la camiseta solo para ver cómo perdemos en el último cuarto,” escribió un usuario de X (antes Twitter) después de la derrota ante los Bills. La afición está cansada no de los deslices ocasionales —que todos los equipos tienen— sino de que estas derrotas se hayan convertido en una constante matemática.
Hay tiempo... pero no tanto
Con jugadores en su prime, contratos multimillonarios y expectativas de campeonato, los Ravens necesitan resolver su caos interno antes de que la ventana para un título empiece a cerrarse. Si no lo hacen esta temporada, seremos testigos de una de las mayores decepciones modernas de la NFL, no por falta de talento, sino por exceso de errores.
La NFL no perdona la autodestrucción. Y los Ravens están jugando con fuego.