Moda y psicoanálisis: cuando Freud viste de Prada (y de Gaultier, Galliano o Schiaparelli)
La fascinante exhibición del Museo en FIT, 'Dress, Dreams & Desire', explora cómo el inconsciente, el deseo y la identidad se entrelazan con la moda como lenguaje simbólico
¿Qué tienen en común una chaqueta de terciopelo negro con espejos engañosos del siglo XX, un bustier rojo de cuero al estilo armadura de Issey Miyake y un vestido con conos en los pechos diseñado por Jean Paul Gaultier? Mucho, si los analizamos desde una lente freudiana. El Museum at Fashion Institute of Technology (FIT) en Nueva York desglosa esta compleja pero encantadora relación en la exposición “Dress, Dreams & Desire: Fashion and Psychoanalysis”, disponible hasta el 4 de enero de 2026.
Detrás de la curaduría está Valerie Steele, historiadora de moda y directora del museo, cuya obsesión de décadas por el potencial interpretativo del psicoanálisis finalmente se manifiesta en esta puesta en escena. Con casi 100 piezas de diseñadores emblemáticos, la exposición no solo plantea preguntas sobre cómo nos vestimos, sino también por qué nos vestimos así.
El dandi Freud, pionero sin saberlo
“Hablamos Freud aunque no lo sepamos”, escribió el historiador Peter Gay, y Valerie Steele lo confirma: “el psicoanálisis, pese a sus limitaciones, ofrece pistas para explicar tanto el poder de la moda como la hostilidad hacia ella”. Curiosamente, el mismo Sigmund Freud era un devoto de la elegancia masculina: confecciones inglesas, telas de la mejor calidad, trajes perfectamente ceñidos a su figura. No era indiferente al vestir, ni al simbolismo de la ropa.
Freudian Slip: cuando Freud se traduce en tendencias
En 1990, Marc Jacobs presentó un simple vestido bautizado “Freudian Slip”, estampado con la imagen del padre del psicoanálisis. Más allá del juego simbólico entre lo consciente y lo inconsciente que sugiere la prenda, el título también hace referencia al famoso desliz freudiano: ese momento en que lo reprimido habla por nuestra boca.
El desfile “Freud or Fetish” de John Galliano para Dior en el año 2000 fue aún más explícito: exploración abierta del deseo y la fantasía sexual desde la óptica de la ropa como fetiche. Galliano lo explicó así: “Busco simbolizar lo que el fetichismo evoca en la psicología del vestir”.
La moda contemporánea no quedó ajena. En 2012, Prada presentó en Cannes el cortometraje A Therapy, dirigido por Roman Polanski. Helena Bonham Carter interpretaba a una paciente y Ben Kingsley a su terapeuta, quien termina probándose su abrigo de piel mientras se pregunta frente al espejo: “¿Qué significa todo esto?”.
Schiaparelli y el trauma del reflejo
Entre las piezas más potentes de la exposición se encuentra la chaqueta “Hall of Mirrors” que Elsa Schiaparelli diseñó en 1938: terciopelo negro con espejos de oro y plata en la zona del busto, botones de cristal que asemejan bustos clásicos... Un despliegue sutil pero punzante sobre cómo la mujer es percibida y se percibe.
Steele conecta esta obra con el concepto lacaniano del “Estadio del Espejo”: el momento en que un bebé ve su reflejo en el espejo y cree ver una totalidad, una ilusión de unidad, cuando en realidad su cuerpo está aún dividido y fragmentado en su percepción interna. Schiaparelli lo sabía bien: su madre la llamaba fea constantemente, al punto de que ella misma admitió no reconocerse frente al espejo.
Stilettos y sombreros de copa: símbolos fálicos en la pasarela
No puede hablarse de moda y deseo sin abordar los símbolos fálicos. Para Freud, estos eran omnipresentes en sueños y cultura general, y la moda no se salva. Steele señala que el stiletto y el sombrero de copa son las representaciones por excelencia del poder fálico en el guardarropa.
Una de las piezas más impactantes de la exposición es el infame bustier de Jean Paul Gaultier con conos pronunciados en los senos, hecho famoso por Madonna. El diseño remite tanto a misiles como a una inversión del símbolo fálico tradicional, generando interrogantes sobre la mujer fálica y el empoderamiento desde la ropa.
Steele aclara que Freud no inventó estas asociaciones: “Han existido durante milenios, desde la Roma antigua hasta la India clásica”, pero sí fue de los primeros en integrarlos sistemáticamente al análisis del inconsciente.
Vestirse para desnudarse: el desnudo maquillado
¿Moda o estrategia? Freud solía sugerir que la ropa era un subterfugio femenino para lidiar con la vergüenza del desnudo. Un tema que se amplifica en las alfombras rojas y desfiles de hoy. Una réplica del infame vestido verde de Versace que lució Jennifer Lopez en los Grammy de 2000 forma parte de la muestra, acompañada por otras prendas que exaltan la carne: vestidos “desnudos”, transparencias y cortes imposibles.
Los psicólogos John Flügel y James Laver teorizaron en los años '30 sobre la “mudanza de zonas erógenas”: cuando una parte del cuerpo se censura, se erotiza otra. Por ejemplo, tras años de exhibir brazos, estos se vuelven ordinarios; entonces se pasa a las piernas, luego a la espalda... Sin embargo, Steele propone otra explicación: el Cine de oro y sus códigos de censura. Durante décadas, mostrar escote estaba prohibido, entonces se sexualizó la espalda. Así de simple.
Dress to express: la moda como segunda piel
El cierre de la exposición nos invita a ver la ropa como una segunda piel emocional. Un bustier rojo de cuero de Issey Miyake de 1983 nos envuelve como una armadura; un vestido de Rei Kawakubo transforma la silueta en una escultura. La moda contiene, disfraza, enfatiza, revela.
Citamos a la psicoanalista Pascale Navarri: “La moda expone simultáneamente nuestra vulnerabilidad por ser vistos y no ser vistos”. No es solo lo que mostramos, también lo que decidimos ocultar lo que construye una imagen personal.
Entonces, ¿qué significa todo esto?
Pocas exposiciones logran unir con tanta elocuencia historia, cuerpo, deseo e inconsciente. La moda no es solo frivolidad: es lenguaje, espejo, símbolo y a veces, trauma encapsulado. “Dress, Dreams & Desire” nos obliga a hacernos preguntas, no para encontrar respuestas definitivas, sino para dialogar internamente.
Freud nunca diseñó ropa, pero si hubiera nacido un siglo más tarde, tal vez hubiera sido el estilista más popular de TikTok. O por lo menos, el asesor de vestuario más agudo de Hollywood.
“No hay nada en el cuerpo que sea accidental. El modo en que lo cubrimos, menos aún”, sentencia Steele. Y nosotros lo confirmamos tras recorrer su monumental paseo por el inconsciente hecho guardarropa.