Nepal en llamas: la rebelión contra la censura en redes sociales que sacudió a un país entero

La prohibición temporal del uso de redes sociales en Nepal desató una ola de protestas violentas contra la corrupción y el autoritarismo. ¿Estamos ante una nueva era de rebelión digital?

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Una chispa digital enciende una revolución

En un mundo interconectado, donde las redes sociales se han convertido en una extensión vital tanto de la vida personal como del activismo social, Nepal sorprendió al mundo al implementar una prohibición temporal del acceso a las plataformas digitales. Lo que tal vez el gobierno no anticipó fue la magnitud de la reacción ciudadana: protestas masivas, violencia generalizada y edificios públicos ardiendo en llamas como símbolo del hartazgo colectivo.

Las calles de Kathmandú se convirtieron en el escenario de un caos sin precedentes, donde manifestantes incendiaron desde oficinas gubernamentales hasta residencias oficiales. El clímax del descontento quedó plasmado en imágenes dramáticas: la sede del Parlamento desfigurada por el fuego, el Palacio Presidencial humeante, y periodistas huyendo de redacciones destruidas.

¿Qué provocó esta reacción?

Todo comenzó con la decisión gubernamental de limitar el acceso a redes sociales. Aunque el bloqueo fue de corta duración, fue suficiente para que la población—especialmente los jóvenes—lo interpretara como un ataque directo a la libertad de expresión. Este hecho hizo estallar una olla de presión que venía acumulando tensiones desde hace años: corrupción sistémica, falta de transparencia, crisis económica y un descontento general con el funcionamiento institucional del país.

Según datos del Freedom House, aunque la libertad en internet se considera "parcialmente libre" en Nepal, en los últimos años ha habido un incremento alarmante de procesos judiciales contra bloggers, control de contenidos por parte del gobierno y vigilancia en línea. El bloqueo de redes sociales fue, entonces, el punto de quiebre.

Las protestas: fuego, caos y represión

Durante las jornadas de protestas entre el 9 y el 10 de septiembre de 2025, ocurrieron actos de violencia extremadamente simbólicos. Manifestantes quemaron retratos del primer ministro Khadga Prasad Oli y tomaron por asalto instituciones clave del país, como el Departamento de Carreteras, el Ministerio de Salud, sedes de partidos políticos e incluso escuelas privadas.

  • Más de 17 edificios gubernamentales incendiados
  • Al menos 9 muertos y más de 120 heridos
  • Cientos de detenidos

Uno de los actos más impactantes fue la quema del edificio de Kantipur Publications, el medio de comunicación más grande del país. Aunque se desconocen los autores exactos, algunos testigos sugieren que podría tratarse de una provocación encubierta para justificar una represión más dura.

¿Dictadura digital o seguridad nacional?

Desde el gobierno, la postura ha sido tajante: la prohibición fue una medida preventiva ante la diseminación de noticias falsas que podrían desestabilizar el orden nacional. Sin embargo, opositores, activistas e incluso académicos del país han calificado la medida como el inicio de una deriva autoritaria por parte del ejecutivo.

"Cuando un gobierno teme a su población informada, comienza a recortar la capacidad de comunicación entre sus ciudadanos", expresó Samjhana Tamang, profesora de Ciencias Políticas en la Tribhuvan University. "La censura siempre ha sido la antesala de la represión", añadió.

El papel de los jóvenes: redes sociales como arma política

La generación Z de Nepal, hiperconectada e informada, ha sido un actor clave del levantamiento. Plataformas como TikTok, Instagram y X (antes Twitter) eran utilizadas tanto para compartir denuncias de corrupción como para convocar protestas y promover debates políticos. La censura fue entendida por muchos como un intento de cortarles la voz.

"Las redes sociales son el único espacio donde los jóvenes pueden expresar su rabia", dijo Ankit Sharma, un activista digital de 24 años. "Nos quitaron eso, y por eso salimos con más rabia todavía".

Lecciones de otros países: cuando apagar la red es echar gasolina al fuego

Nepal no es el primer país que intenta sofocar el descontento social cortando el acceso a internet: Irán, Myanmar, Etiopía y Sri Lanka han implementado apagones digitales bajo argumentos similares. Sin embargo, estos antecedentes revelan que, en la mayoría de los casos, el resultado es contraproducente: más protestas, más represión, más indignación internacional.

Un estudio del grupo Access Now destaca que en 2022 hubo más de 187 bloqueos de internet en 35 países. Y aunque los gobiernos insisten en argumentos de seguridad, los datos muestran que estas interrupciones están más relacionadas con el control social que con la estabilización política.

Corruptocracia: el trasfondo visible del estallido

Además del bloqueo digital, las denuncias de corrupción masiva en todos los niveles del aparato político han sido gasolina para el incendio. Desde contratos públicos sin licitación hasta enriquecimiento ilícito de funcionarios, el pueblo nepalí siente un profundo desencanto con la élite que ha gobernado durante décadas.

Un informe del Índice de Percepción de la Corrupción 2024 de Transparencia Internacional ubica a Nepal en el puesto 117 de 180 países, con una puntuación de 33 sobre 100, lo que refleja una corrupción "muy preocupante".

¿Hacia dónde se dirige Nepal?

La llama del descontento ha sido encendida, y difícilmente podrá apagarse con una simple normalización del acceso a redes sociales. Los manifestantes no claman solo por Facebook o TikTok; quieren un nuevo contrato social, una democracia real donde las instituciones respondan al pueblo.

Por ahora, el gobierno de Oli ha evitado referirse a renuncias o reformas profundas. Pero la presión nacional e internacional podría forzar aperturas que antes parecían imposibles.

"Las protestas han generado una sacudida que ningún partido puede ignorar", comentó Ramesh Adhikari, sociólogo y analista político. "El pueblo nepalí, y sobre todo su generación más joven, ya no acepta el silencio como respuesta".

Un nuevo despertar político gracias (o a pesar de) la tecnología

El caso nepalés deja clara una lección para líderes de todo el mundo: en la era digital, silenciar las redes sociales equivale a declarar la guerra a tu pueblo. Lo que quizás antes se lograba con censura y represión hoy genera el efecto contrario: una ciudadanía organizada, conectada y decidida a luchar por su derecho a la expresión.

Este despertar puede ser un punto de inflexión para Nepal. Y si logra canalizarse hacia reformas auténticas, podríamos estar siendo testigos del nacimiento de una nueva democracia del siglo XXI en Asia del Sur.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press