¿Está perdiendo la NWSL a sus estrellas? El dilema del tope salarial en el fútbol femenino de EE.UU.
Entre récords de transferencias, traspasos a Europa y voces de protesta, la liga femenina estadounidense enfrenta el reto de retener a sus mejores talentos
Jaedyn Shaw ha roto el mercado de fichajes de la National Women's Soccer League (NWSL). La joven promesa del fútbol estadounidense ha sido traspasada de North Carolina Courage a Gotham FC por una cifra récord de 1,25 millones de dólares en fondos de transferencia internos, superando ampliamente el anterior récord de $600,000 que pagó Kansas City Current por Ally Sentnor. Esta transferencia ha puesto el foco sobre varias cuestiones candentes en la NWSL: ¿está la liga estadounidense haciendo lo suficiente para retener a sus estrellas? ¿Es el tope salarial un obstáculo para el desarrollo y la competitividad internacional? Vamos a analizar todo esto desde una perspectiva crítica.
Un talento precoz que ya hace historia
Jaedyn Shaw tiene apenas 19 años y ya es considerada una de las figuras más prometedoras del fútbol femenino mundial. Su debut profesional fue en 2022 con San Diego Wave con solo 17 años, convirtiéndose en la jugadora más joven en marcar en su debut. Desde entonces, su ascenso ha sido meteórico: 13 goles en una sola temporada (récord para una adolescente en la liga), 26 apariciones con la selección de Estados Unidos y 8 goles internacionales, incluyendo su inclusión en la lista de convocadas para los Juegos Olímpicos de París 2024.
Pero su paso por North Carolina Courage fue fugaz y poco impactante. Ahora, en Gotham FC, se unirá a un equipo repleto de estrellas como Esther González, ganadora del Mundial con España, la mediocampista Rose Lavelle del equipo nacional estadounidense y Jess Carter, campeona de Europa con Inglaterra.
Según su nueva gerente general en Gotham, Yael Averbuch West, "Jaedyn es uno de los mayores talentos del mundo que, además, ya cuenta con experiencia internacional y en la NWSL. Esperamos grandes cosas de ella".
¿Destino Europa? El éxodo de talentos jóvenes
El fichaje millonario de Shaw ha ocurrido casi en simultáneo con otro movimiento de alto perfil: la salida de Alyssa Thompson desde Angel City a Chelsea FC. Con tan solo 19 años, Thompson ya había firmado con Angel City hasta 2028. Pese a ese compromiso, optó por irse al fútbol europeo, un caso que ha encendido las alarmas sobre las capacidades de la NWSL para retener a sus jugadoras élite.
Y Thompson no es la única. En los últimos años, talentos como Sam Kerr (a Chelsea en 2020), Lindsey Horan (a Lyon en 2022), Crystal Dunn, Emily Fox y Jenna Nighswonger han migrado al otro lado del Atlántico. Incluso Naomi Girma recientemente fue transferida por un millón de dólares desde San Diego Wave a Chelsea, otro golpe contundente para la liga estadounidense.
El problema estructural: el tope salarial
Una de las principales razones esgrimidas por las jugadoras que se marchan es el limitado tope salarial de la NWSL. Actualmente, el tope es de $3.3 millones por equipo, más $200,000 por ingresos compartidos, lo cual lo eleva a un total de $3.5 millones. Está previsto que el tope escale hasta llegar a $5.1 millones en 2030.
En contraste, ligas como la Women's Super League (WSL) inglesa permiten a los clubes gastar hasta un 40% de sus ingresos en salarios, lo cual incluye ingresos de los equipos masculinos. Esto permite a potencias como Chelsea y Arsenal operar con mucho más músculo financiero.
La exjugadora nacional Tobin Heath lo describió con crudeza: "Los clubes de la NWSL que quieren competir con Chelsea o Barcelona están limitadísimos. Sus mejores jugadoras se van porque no pueden pagarles lo que valen". Su compañera Christen Press coincidió: "La filosofía del tope salarial ya no funciona si queremos que esta liga compita al más alto nivel".
Las voces divididas dentro del fútbol estadounidense
La situación ha generado un debate abierto entre las protagonistas del fútbol femenino. En declaraciones recientes, Alex Morgan, una de las fundadoras de la liga y referente mundial, admitió que el tope salarial aún es necesario:
"Todos los deportes en EE.UU. funcionan con topes salariales. Hay lógica detrás, especialmente si estamos buscando construir una liga sostenible. No se trata de conseguirlo todo de inmediato, sino de crecer con consistencia".
Pero otras jugadoras, especialmente las jóvenes, quieren más libertad para negociar y para estar en equipos donde puedan competir contra lo mejor del mundo. Lindsey Horan, quien migró al Olympique de Lyon, fue clara:
"El tope salarial en la NWSL es un limitante. Espero que lo eliminen o al menos lo aumenten. No podemos hablar de competencia global si aún tenemos mecanismos de control que impiden armar plantillas realmente competitivas".
Los argumentos de la liga
La comisionada de la NWSL, Jessica Berman, ha defendido el modelo basado en el tope salarial alegando que:
"El movimiento de jugadoras es parte del fútbol global. El crecimiento del deporte femenino es explosivo y eso incluye transferencias. Pero no olvidemos que muchas jugadoras extranjeras también están llegando aquí".
No le falta razón. Esther González, Ann-Katrin Berger (Alemania), y Sofia Cantore (Italia) juegan actualmente en la NWSL. Cantore resaltó: "Quiero desafiarme en esta liga. Me dijeron que aquí podía desarrollarme, y esa fue una decisión fácil".
No obstante, el flujo de entrada no compensa la salida de jugadoras icónicas — muchas de ellas nacidas en EE.UU. — antes de consolidarse como leyendas locales.
¿Revisar o eliminar el tope? Alternativas en debate
Hay distintas propuestas en juego:
- Tope salarial flexible: Una opción híbrida como en la WSL, en donde el salario máximo depende de los ingresos de los clubes.
- Zonas de excepción: Permitir contratos fuera del tope para ciertos perfiles, como jugadoras franquicia, similar a lo que hace la MLS> masculina con el "Designated Player Rule".
- Incremento rápido del tope: Acelerar el crecimiento proyectado en el nuevo acuerdo colectivo, permitiendo una expansión presupuestaria más ágil.
Más allá del mecanismo, lo cierto es que hay una desconexión entre el talento emergente y las restricciones del sistema actual. Si la liga quiere seguir siendo un faro global, deberá adaptarse a la nueva era del profesionalismo femenino.
Un futuro en disputa
En menos de tres años, la NWSL ha roto varios récords de asistencia, derechos de televisión y transferencias. Pero el hecho de que jugadoras como Alyssa Thompson y Naomi Girma se vayan en el pico de su desarrollo personal, envía una señal preocupante. En palabras de Tobin Heath:
"Este debería ser el tema más discutido a nivel de junta directiva: el tope salarial. No podemos seguir perdiendo talento a este ritmo".
La llegada de Shaw a Gotham es un golpe sobre la mesa para demostrar que aún las estrellas locales tienen espacio en la NWSL. Pero si las limitaciones estructurales persisten y la movilidad internacional se vuelve cada vez más atractiva, la liga podría encontrarse en la encrucijada entre sostenibilidad y excelencia competitiva.
Una verdad es clara: las futbolistas ya no están dispuestas a conformarse con menos. Quieren gloria, desarrollo, reconocimiento y un salario acorde a todo ello. ¿Podrá la NWSL responder a ese llamado?