¿Puede Israel destruir a Hamás? El espejismo del “triunfo total” en Gaza

Tras meses de guerra, miles de muertos y un ataque sin precedentes en Qatar, la promesa de aniquilar a Hamás sigue sin cumplirse. Analizamos el conflicto y sus perspectivas.

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Una guerra sin fin: la promesa de una victoria total

Desde octubre de 2023, Israel ha librado una de las campañas militares más intensas y destructivas de su historia moderna, con el objetivo declarado por su primer ministro, Benjamin Netanyahu, de lograr una “victoria total” sobre Hamás. Sin embargo, y pese a los devastadores costos humanos y estructurales en la Franja de Gaza, los objetivos estratégicos de Israel distan mucho de haberse cumplido.

Hamás sigue operativo. Su capacidad de combate no ha sido erradicada, sigue reteniendo rehenes y sus unidades armadas, aunque debilitadas, continúan realizando ataques de tipo guerrillero. ¿Estamos entonces ante una guerra sin fin? ¿Una promesa política imposible de cumplir sin caer en ocupación permanente?

El ataque a líderes de Hamás en Qatar: un nuevo límite cruzado

El ataque perpetrado por Israel contra miembros de la cúpula política de Hamás en Doha, Qatar, fue un punto de inflexión. Atacar en territorio de un aliado clave de Estados Unidos —y mediador entre Israel y Hamás— no solo generó rechazo de naciones árabes del Golfo, sino que también puso en peligro las ya frágiles negociaciones para alcanzar una tregua.

El primer ministro qatarí, Sheikh Mohammed bin Abdulrahman Al Thani, declaró públicamente que el ataque “mató cualquier esperanza para los rehenes”. No es menor: Qatar ha sido anfitrión de la cúpula política de Hamás por años, facilitando el contacto indirecto entre las partes en conflicto.

Hamás sigue en pie, aunque gravemente herido

Según estimaciones del ejército israelí, Hamás contaba con entre 30,000 y 35,000 combatientes antes del conflicto. Israel asegura haber eliminado al menos 20,000, pero informes como el del exsecretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, señalan que Hamás ha reclutado casi tantos combatientes como los que ha perdido durante la guerra.

Además, todavía mantiene en su poder a unos 20 rehenes vivos de los más de 240 secuestrados el 7 de octubre. Entre ellos podrían estar los elementos de disuasión necesarios para futuras negociaciones.

Los golpes al aparato político y la resistencia civil

El aparato gubernamental de Hamás en Gaza ha colapsado parcialmente. Autoridades locales indican que la mayoría de los servicios públicos están operados ahora por la ONU y organizaciones humanitarias. Sin embargo, algunas estructuras administrativas y de seguridad aún operan en las sombras. Según testimonios, agentes de Hamás de civil aún patrullan partes de Gaza para evitar saqueos y controlar la distribución de alimentos.

Un civil funcionario declaró, bajo anonimato, que continúa recibiendo un sueldo mensual parcial pagado por el gobierno de Gaza, de entre 200 y 300 dólares. Esto indica una cierta capacidad de sostenimiento económico básico, pese al colapso urbano.

Costos humanos: más de 60,000 palestinos muertos

El Ministerio de Salud de Gaza —bajo control parcial de Hamás— reporta más de 64,000 palestinos muertos desde que comenzó la ofensiva israelí. Aunque no discrimina claramente entre civiles y combatientes, las cifras apuntan a que la mitad serían mujeres y niños.

Del lado israelí, se reportan más de 450 soldados muertos desde el inicio de su ofensiva terrestre, un número que, según analistas, podría erosionar el respaldo doméstico a la guerra. Los ataques tipo emboscada, los artefactos explosivos improvisados y las bajas constantes son un recordatorio de lo ardua que es una campaña insurreccional urbana.

Gaza: entre la insurrección organizada y el vacío de poder

Israel dice controlar ya el 75% del territorio de Gaza, zonas muchas veces convertidas en escombros. Allí, la opacidad reina: hay enclaves sin presencia clara de Hamás, pero tampoco un nuevo gobierno civil funcional. Varias regiones están bajo control de familias influyentes o milicias locales, algunas incluso con vínculos con Israel según reportes.

Sin embargo, la verdadera influencia se encuentra donde reside la población. Como analizó Kobi Michael, investigador del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de Israel, “Hamás puede controlar solo un cuarto del territorio, pero ahí vive la mayoría de la población”.

¿Existe un futuro político sin Hamás?

La postura de Israel hacia el futuro de Gaza parece inamovible: niega cualquier posibilidad de cese al fuego que deje a Hamás con armas. Netanyahu ha sugerido una ocupación indefinida por parte de Israel, al menos en términos de seguridad, y dejar la administración civil en manos de actores aún no definidos.

No obstante, analistas indican que esa opción es inviable a largo plazo. La propia existencia de Hamás se ha fortalecido en el pasado frente al vacío de poder. Desde su aparición en los años 80 bajo ocupación israelí, Hamás ha sobrevivido asesinatos selectivos, bloqueos y guerras.

Su ideología no ha mermado y, mientras la ocupación israelí continúe, es probable que encuentre tierra fértil para reintegrarse en el tejido político palestino. Como afirmó el profesor Ahmed Daher, residente en Gaza: “Hamás ha sido degradado como autoridad, pero no ha desaparecido. Existirá mientras exista la ocupación.”

El impacto regional: ¿Israel como amenaza desestabilizadora?

Con el ataque en Qatar, Israel ha cruzado un nuevo umbral. La táctica de ataques quirúrgicos contra líderes enemigos en terceros países no es nueva, pero rara vez se había utilizado contra objetivos dentro de aliados directos de EE.UU., como Qatar.

Esto ha generado duras críticas en el mundo árabe. La retórica de Netanyahu —“a quienes albergan terroristas, los expulsan o los enfrentaremos”— solo ha reforzado la imagen de Israel como actor desestabilizador a nivel regional incluso ante socios tradicionales como Egipto, Jordania y los Emiratos Árabes Unidos.

¿Qué puede venir después?

Con Hamás aún en pie, aunque debilitado, y con Israel incapaz de ofrecer una alternativa política creíble para los palestinos, el escenario para 2025 parece una continuación del presente: una guerra de desgaste, una Gaza en ruinas, una población desesperada y una comunidad internacional dividida.

El dilema israelí es existencial: eliminar a Hamás sin ofrecer una solución política viable genera un ciclo perpetuo de violencia. Pero Hamás también enfrenta una encrucijada: mantener su resistencia armada frente al colapso de su administración y el sufrimiento cotidiano de su pueblo.

Por ahora, ambos parecen más interesados en sobrevivir que en ceder. Y eso, en Medio Oriente, es sinónimo de más años de sangre.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press