Eslovaquia en tensión: Las protestas contra Fico y la sombra de Putin
Miles en Bratislava rechazan el giro pro-ruso del primer ministro Robert Fico y las nuevas medidas de austeridad
Bratislava vuelve a sonar como centro de resistencia europea. Este jueves, miles de manifestantes se congregaron en la Plaza SNP del corazón de la capital eslovaca para expresar su rechazo al creciente alineamiento pro-ruso del primer ministro Robert Fico. Las pancartas exigían su renuncia, los gritos de "¡Vergüenza, vergüenza!" retumbaban entre los edificios, y una pregunta flotaba en el aire: ¿hacia dónde va Eslovaquia?
¿Quién es Robert Fico y por qué despierta tanta polémica?
Robert Fico no es un extraño en la política eslovaca. Líder del partido Smer-SD (Dirección-Eslovaquia Socialdemócrata), ha asumido el cargo de primer ministro en cuatro ocasiones distintas. Su retorno al poder en 2023 estuvo marcado por una campaña populista, euroescéptica y con un claro mensaje: Eslovaquia necesita 'normalizar' relaciones con Rusia. Esta posición lo aisla en el corazón de una Unión Europea que ha cerrado filas frente a la invasión rusa en Ucrania.
Una amistad incómoda: Fico y su cercanía con Putin
Fico ha viajado en tres ocasiones para reunirse con Vladimir Putin desde que comenzó la invasión rusa de Ucrania en 2022. Lo que más alarma no es solo la frecuencia de estos encuentros, sino el simbolismo de su más reciente visita a Beijing, donde se fotografió junto a Putin y el presidente chino Xi Jinping durante un desfile militar conmemorativo de la Segunda Guerra Mundial, siendo el único mandatario de la UE presente.
Una gran parte de los líderes europeos ha marcado distancia con el Kremlin desde el estallido de la guerra, y el hecho de que Fico no haya visitado aún ni Kyiv ni otras regiones afectadas de Ucrania, añade gasolina a la indignación interna.
Para muchos, Fico está siguiendo de cerca la hoja de ruta de Viktor Orbán en Hungría: autoritarismo creciente, confrontación con Bruselas y acercamiento con Rusia y otros regímenes autoritarios.
“Esto es solo el comienzo”: La oposición toma las calles
Los líderes opositores no han perdido tiempo. Alojz Hlina, del partido opositor Libertad y Solidaridad, tomó el megáfono durante la protesta y fue claro: “Esto es solo el comienzo. Tenemos que detenerlos”.
La protesta del jueves es la antesala de una nueva concentración convocada por el movimiento Progresista Eslovaquia, programada para el martes siguiente. Esta fuerza liberal crece en popularidad y esperanza para los jóvenes eslovacos que se sienten cada vez más desconectados de las decisiones de Fico.
Austeridad en el horizonte: Más razones para protestar
Como si el giro diplomático no fuera suficiente motivo de alarma, el gobierno ha anunciado una serie de medidas de austeridad que afectan directamente a los sectores más vulnerables de la sociedad eslovaca.
Entre las propuestas que se debatirán en el Parlamento se incluyen:
- Reducción en el presupuesto de salud y educación
- Recortes a subsidios familiares
- Congelamientos salariales para empleados públicos
- Incremento del IVA en ciertos productos de primera necesidad
Estas medidas, justificadas por el gobierno como necesarias debido al déficit fiscal, han sido duramente criticadas. Parte de los manifestantes consideran que la prioridad del gobierno parece estar en mantener relaciones con regímenes autoritarios, mientras aprieta el cinturón de su propia población.
Una sociedad que recuerda, una ciudadanía que reacciona
Fico lleva años despertando pasión e ira a partes iguales. Tras el asesinato del periodista Ján Kuciak en 2018, que investigaba corrupción vinculada al entorno de Fico, este se vio obligado a renunciar ese mismo año. Su regreso en 2023 fue visto como un retorno polémico, aunque legalmente avalado.
Pero los eslovacos, sobre todo los más jóvenes, tienen memoria. La tragedia de Kuciak y el temor de un giro autoritario similares a Hungría o incluso Rusia, catalizan la movilización ciudadana.
Voces desde la plaza: “No queremos ser una colonia de Putin”
Durante la manifestación del jueves, Eva Drbotová, una profesora universitaria de 42 años, declaró ante medios locales:
“No queremos ser una colonia de Putin, ni que nuestras políticas se diseñen desde Moscú o Pekín. Somos europeos, y merecemos líderes que miren a Bruselas, no al Kremlin.”
Otras voces, como la de Martin Hruska, estudiante de 21 años, lamentan la normalización de discursos y coaliciones cada vez más ultraconservadoras y nacionalistas:
“Yo no quiero vivir en una Eslovaquia que odia a las minorías, que desprecia a Ucrania y donde no puedo decir lo que pienso sin miedo.”
¿Está sola la Eslovaquia de Fico?
La posición de Fico rompe abiertamente con la postura mayoritaria de la UE frente a Rusia. Desde 2022, el bloque europeo ha impulsado más de doce paquetes de sanciones contra Rusia, y ha proveído ayuda militar, financiera y humanitaria sin precedentes en apoyo a Ucrania.
Fico, sin embargo, ha cuestionado abiertamente las sanciones, tildándolas de “autodestructivas” y ha acusado a la OTAN de provocar innecesariamente a Rusia.
Si bien su retórica recuerda a la de Orbán, lo cierto es que Hungría y Eslovaquia representan una minoría dentro del Consejo Europeo, lo cual limita de momento su capacidad de bloqueo.
Una Europa en juego: las consecuencias más allá de Bratislava
La coyuntura en Eslovaquia se cruza con la ola de tendencias populistas que han surgido en Europa, en parte por el cansancio social postpandemia, la incertidumbre económica y la guerra en Ucrania.
Lo que ocurre en Bratislava podría servir como símbolo para otros países donde el autoritarismo populista encuentra terreno fértil: polarización social, manipulación mediática, nostalgia nacionalista y una creciente desafección hacia las instituciones democráticas.
Cada movilización en la plaza SNP es un recordatorio de que la democracia también se defiende desde las calles. Que la paz no solo es ausencia de guerra, sino también presencia de justicia, de pluralismo, de voces que puedan disentir sin ser silenciadas.
Lo que queda por venir
Está previsto que las protestas continúen mientras el Parlamento eslovaco discute las medidas de ajuste. Pero más relevante aún será la respuesta de Fico: ¿doblará su apuesta por un modelo iliberal pro-ruso o dará señales de reconciliación con la mayor parte de la sociedad que, como se vio este jueves, aún cree en los valores europeos?
Eslovaquia está en una curva de su historia. De su giro —hacia Moscú o hacia Bruselas— dependerá si marca un precedente para otros países del centro europeo o si se convierte en una advertencia de lo que puede pasar cuando se menosprecian las voces del pueblo.